Hacía frío. Mucho más que en el exterior, donde una ventisca desataba su furia contra la ciudad esa noche. Había dejado de estar en mi cama, y notaba la cara congelada pegada contra una superficie dura.
Me encontraba en el laboratorio, lugar en el que sucedieron la mayoría de mis recuerdos perdidos. Escudriñé la sala de los experimentos hasta que una mano firme se posó sobre mi hombro, acariciándome con cariño.
—Quédate aquí, Eren—reconocí la voz suave e impasible de Mikasa.
No sabía de qué hablaba, hasta que recordé lo que había pasado. Estaban probando nuestros sensores de frío sometiéndonos a un baño en cubitos de hielo durante horas, y cuando me levanté, caí semiinconsciente al suelo.
—Grisha te mandó llamar—dijo uno de los encargados en cuanto abrí los ojos.
El Doctor Grisha Jaeger era el científico que nos diseñó, el responsable de las nuevas innovaciones. Era un hombre ambicioso, y nos trataba con más desprecio que a un animal de laboratorio. Desconocía la historia de su vida, aunque en algunas ocasiones escuché a varios encargados hablando acerca de que perdió a su familia, lo que explicaba su entera dedicación a la ciencia.
—Tengo un mal presentimiento—dijo Mikasa. En sus ojos oscuros pude ver reflejada la preocupación que sentía hacia mí.
Ella también era distinta a los demás, en un sentido diferente al mío. Mikasa se comportaba de forma extraña, mostrando una actitud seria y calculadora ante cualquier situación, pero siempre que me pasaba algo malo corría a mi lado. Era como mi hermana, aunque llegué a pensar que quería ser mi madre.
—Debo ir, ¡suéltame!—exclamé, zafándome de su agarre.
El encargado me guió por los largos e interminables pasillos, hasta llegar a un corredor, con una puerta blanca al fondo. A partir de ese momento lo demás sucedió en un ritmo alternante, a cámara rápida y, de pronto, lenta. Solo distinguía detalles de la habitación donde estaba; paredes claras, olor a químicos y metal, y una camilla en el centro.
—Te estaba esperando—dijo Grisha, quien se hallaba apoyado en la pared mientras ojeaba unos papeles.
—¿Quería decirme algo, señor?—me atreví a preguntar.
Me miró con una sonrisa fingida. Y de repente el recuerdo avanzó a velocidad vertiginosa hasta cuando me lanzaba sobre la camilla con una brusquedad que no me esperaba. Asustado, intenté girarme pero su mano me dio una fuerte bofetada, consiguiendo aturdirme.
—Eres un error— comenzó a hablar. Su voz era áspera y grave, y arrastraba las sílabas como si le costara vocalizar—. ¡Un maldito error! Lo he intentado miles de veces, pero si no recuerdas, el esfuerzo no ha servido para nada.
Confuso y paralizado por el miedo, me limité a mirarle con ojos vidriosos.
—El otro día escuché a un doctor decir que los hubots sois como ratas—siguió hablando—. Yo pensaba de otra manera, pero ya veo que ni siquiera merecéis ser tratados como animales —dijo, tomando aire profundamente antes de continuar—. Eres un mísero error que puedo arreglar.
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OLD El sabor de tus lágrimas 「SnK - Riren」
FanfictionOLD VERSION. Esta historia está editada y corregida 7 años después de esta publicación. Os invito a buscarla en mi perfil con el mismo título. Siglo XXIX, época en la que la humanidad logró grandes avances en todas las ciencias. Pero el mayor avance...