Refunfuño, acomodándome una vez más en el asiento de la camioneta.
Me sentía incómoda, pero lo que más sentía en este momento era hambre. Si ahora mismo estos chicos creían que era detestable, deberían de verme cuando tengo mucha hambre, por lo que les recomendaría que me alimentaran lo antes posible para que no tengan que presenciar mi gran bello mal humor. Sin embargo, ninguno de ellos me prestaba atención, cada uno estaba ocupado.
Tanto el imbécil número uno como el conductor seguían hablando en murmullos, mientras que el imbécil número dos detrás de mí escuchaba música, ignorando literalmente al mundo entero.
Hago un mohín. «Sin duda unos secuestradores maravillosos.»
El único que no se veía del todo ocupado era Kyle.
—¿Tu nombre es Kyle, verdad? —le pregunto en un murmuro, sin querer que los demás descubrieran que estaba hablando una vez más.
Kyle se voltea a verme. —Así es. —me respondió, esbozando una tierna sonrisa— ¿Tú eres Elizabeth, no es así? —pregunta, a pesar de que lo sabía a la perfección.
«¿Cómo es posible que este chico sea tan amigable?» Nada de su físico o tan siquiera personalidad gritaba que era un delincuente, sino todo lo contrario. ¿Habría alguna razón por la que hacía lo que hacía? Aunque a fin de cuentas, sin necesidad de responder a mi propia pregunta, diría que todos tenían una razón.
Tal vez Kyle era la viva muestra de que la apariencia engaña demasiado.
—Sí, —asiento, dedicándole una pequeña sonrisa— pero puedes decirme Beth. ¿Y los demás, —le pregunto con curiosidad— cómo se llaman?
—Como bien sabes, mi nombre es Kyle. Kyle Lewis —se presenta formalmente—. El chico que estaba conmigo se llama Ryan, es mi hermano. El que está conduciendo es Trent Mackenzie, mientras que el que está detrás de nosotros se llama Owen Reynolds.
Abro levemente mi boca a causa de la respuesta que me brindó. Sinceramente me había dejado sin palabras, puesto que había creído que no sería tan específico al responder. Además, me hablaba con naturalidad, como si no fuera la chica que ellos secuestraron.
—Oh, bien. —balbuceo, carraspeando al instante para volver a la normalidad— ¿Cuántos años tienen? Yo tengo dieciocho.
—Yo tengo diecisiete, un año menos que tú y el más joven hasta ahora. —sonríe, como si fuera un orgullo serlo— Ryan tiene diecinueve, Trent tiene tu misma edad, dieciocho. Y Owen es el más anciano con veinte años.
Tiene diecisiete años. «¿Cómo pudo haberse arruinado la vida de esta manera?» Aunque todavía no se la arruinó por completo. Todo dependía de cómo acabaría esta situación.
—Eres menor de edad. —me es inevitable mencionar— ¿Cómo llegaste hasta aquí?
Kyle se queda unos segundos en silencio, con su mirada perdida.
«Mierda. Tal vez no debí preguntar.»
—Solo quería ser útil. —le oigo murmurar muy débilmente.
Comienzo a jugar con mis dedos, queriendo salir de esta conversación que no debería de ser de mi incumbencia.
—¿Por qué decidieron secuestrarme?
—Tú eres la hija de uno de los empresarios más millonarios del país, Beth. —menciona, manteniendo su barbilla baja— Y nosotros necesitamos dinero.
«Era de esperarse, definitivamente.»
Nadie querría secuestrar a una persona por lo hermosa que era, solo lo hacían por dinero.
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Un plan, con fallas.《Completa en Dreame》
Teen FictionCuatro chicos, a punto de cometer un delito federal, pero no por gusto, sino por necesidad. Ellos pensaron demasiado antes de tomar esta decisión, pero no tuvieron otra alternativa, por lo cual llegaron a una única conclusión. Secuestrar a la hija d...