Él estaba sentado en el café donde quedaron de verse. Como siempre llego temprano, aunque sabía que ella no lo haría. Se sentía nervioso, como la primera vez que habían quedado, ¿por qué? Él aún no quería aceptarlo, pero aquella chica le gustaba.
Al fin llegó ella, él nada más la observaba, se le veía tan perfecta, con aquellos rizos marrón claro que caían por su espalda y sus bellos ojos verdes, buscándolo. Cuando lo encontró sonrío y camino hacia él, éste se levantó y la besó en la mejilla para saludarla.
—Hola - le dice ella-, perdona la tardanza.
—No te preocupes, sabía que tardarías. -añadió él con una pequeña risa en su voz.
—Hmmmm...- hizo ella una mueca-, bueno, de todos modos perdón.
—No importa, de verdad.
—Bueno, ¿tomamos un café- dijo señalando con el pulgar hacía donde preparaban los cafés- ó quieres ir a otro lado? - él lo pensó un momento. —Vayamos a otro lado, tengo algo que decirte.- ella sonrío y juntos, salieron de la cafetería.