capítulo 9

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Los gemidos de Abdel llenan mis oídos como  melodía de canción,  así tan exquisito y delicioso.

—¡Hmmm allah!

Puedo escuchar la puerta y de como rechina al abrirse pero estoy tan caliente que no me detengo a mirar.  Sé que es Alisa y no puedo negar que me encanta ser observada. 

—¡Oh cielo Abdel, me encanta! — gimo moviendo mi cintura encima de su miembro.

—¡Hmm!

—¡Hmm hmm! — Alisa tose pasando de largo y la miro. 

—¡Oh Alesha, estoy jugando papá y mamá con Gaby! —dice Abdel. 

—¡Ay Dios, juro que si hubiese sido otra persona me hubiese dado un paro, pero eres tú, todo normal!. Hablaremos ahora, terminaré de follarme a este Dios griego —respondo sin dejar de moverme. 

—¿Estás borracha o drogada? —pregunta.

—No sé, encontré unas pastillas y nos  las tomamos. ¡Ya vete, que tengo ganas, y te tapas los oídos! —repliqué desconcertada. 

Escucho como cierra su puerta y enseguida muevo mi cintura entre Abdel.  Él presiona sus manos en mi culo y besa mi cuello con muchísimos deseo.  Esta noche no acabaría. 

—¡Soy tuyo Gaby,  solo tuyo! 

—¡Joder,  sigues diciéndolo,  me prendes!  —jadeo tomando su pelo y tirando de él.  Me encanta dominarlo.  Es mi perro. 

....

Abrí los ojos y me encuentro sola,  busco a Abdel por doquier y no lo veo.  Me decepciono enseguida,  esperaba tenerlo conmigo.  Se supone que así debe fluir todo; se supone que él debe estar conmigo al amanecer aunque sea en el sofá. 
Me levanto y arreglo la falda,  busco a Alisa por doquier y no  la veo,  creo que se fue antes que yo a la Universidad.

—¡Mierda,  la Universidad! 

Corro buscando alguna ropa pero primero me ducho como una manita de gato.  En menos de tres minuto salgo del baño y  busco algo de ropa de Alisa.  Debería traer mi ropa aquí,  después de todo soy quién cuida su casa. 

...

Tomaba mis clases y pensaba muchísimo en Abdel.  Mi apunte estaba repleto de su nombre y dibujos tontos. 

«No te ilusiones tanto,  estúpida.» me dice mi consciencia en modo de advertencia. 

«No lo haré,  no es para tanto. » respondo mientras escribo:  Abdel y Gaby follando por siempre. 

Después de salir me ubico en la cafetería en donde veo a Alisa iniciando su plan de venganza con Jorge y Ashley.  Es una perra a todo dar.  Mientras tomo de un jugo de fresa espero que ella termine para irnos a casa,  ya nuestro turno terminó aquí.  Aprovecho para escribirle a Abdel algo que le alegrara el día. 

"Hola hijo de la chingada,  espero que estés muy feliz.  Claro,  debes estarlo después de follarme y abandonarme en el sofá.  No te deseo el mal,  pero ojalá te dé una diarrea que te recuerde de mi nombre.  Te deseo una lluvia de mierda.  Besitos"

—Vámonos amiga —me dice Alisa.  Me levanto de la silla y guardo en teléfono. 

—Bien amiga, ahora vamos a casa —respondo al verla alterada. 

Manejo a casa y la veo muy pensativa. 

—¡Detente!— exclamó y freno de golpe.  Veo que ella mira hacia la casa de Alex,  él está afuera. 

Enseñame a ser tuyo (Libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora