La razón de ser una Idiota

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Sin importar cuanto lo piense y como trate de explicarlo, comencé a culparme, quizás las cosas no habrían terminado de esa forma si yo no lo hubiera permitido, Es decir, tenía el futuro en mis manos pero la mayor parte del tiempo dejé que los demás tomarán decisiones por mí.

Comenzó cuando me enseñaron a ocultar mi rostro, mi cuerpo y mis ojos, Me pusieron un velo que cubriera mi  belleza natural y me inculcaron que debía esconderme, aun así crecí atrayendo las miradas repulsivas de los hombres y sacerdotes hipócritas. Me hice a la idea que si no me veían entonces no sería objeto de interés, Crecí entonces con muchas inseguridades, llegando a desear ser menos hermosa, ¡Ellos me hicieron dudar de mí! Tonta e Idiota, debí aceptarme tal y como era aunque Hera, Afrodita y Atenea murieran de envidia y causaran una guerra. 

La primera vez que dejé que los demás eligieran mi futuro  fue cuando la aldea decidió que una mujer tan bella y sensual como yo no debía pertenecer a ningún aldeano, pescador, herrero o gobernante, -error en su lógica y acierto a la vez-, porque en primer lugar... tenían razón, mi vida jamás podría pertenecer a alguna persona o divinidad. Esa decisión me corresponde solo a mí. Si me quedaba soltera, si me casaba, o si me fugaba con el primer fulano la aldea no tenia porque entrometerse, solo mis padres que habían trabajado para criarme y me enseñaron el valor de las duras labores del mar, la casa y el campo podrían reprochármelo. ¡Valla idiota que soy! La asquerosa sociedad que me condenó al templo fue la misma que después mandó héroes y soldados a mi búsqueda solo por conveniencia.

Seguí siendo idiota cuando dejé que los oráculos guiaran mi vida, cuando dejé que la superstición y el temor mórbido a los dioses me ordenaron que hacer, cuando sin pensar en mi un poco sacrifiqué mi juventud a una diosa egoísta e injusta, ¡Diosa de la Justicia, por favor!, solo ví a una mujer rencorosa y flamable, enemistada con Poseidón por una lucha territorial que en nada tenía que ver yo. Debí rechazar el sacerdocio cuando pude. Aprendí que los dioses no controlaban mi destino, el destino no existe, aceptar lo contrario es rendirte al capricho, enajenarte a la voluntad de los demás sin tomar decisiones, Fui idiota por creer más en los sacerdotes, pescadores, pitonisas, Diosas y Dioses. 

Mi siguiente idiotez fue no luchar por mis sueños, tras numerosos días en ese templo, recluida como un ave en una enorme prisión de oro, mis anhelos de mujer comenzaron a hacer mella en mí, tanta soledad me traía añoranza por calamidad, pronto observe a las aves construir sus nidos en las almenas y desee lo mismo, desee calor de hogar. 

Si me hubiese ido con Axio cuando tenía oportunidad... tal vez igual me habrían castigado, pero bien valdría la pena porque lo hubiese metido en mi diván con aceites y canela agradables hasta saciarnos de amor, me encantaría haberme entregado por voluntad propia. Sabía que eramos el uno para el otro, ¿Acaso nunca han sentido esa conexión tan poderosa y agradable a la vez? No hablo de esa que sienten los insectos a la luz, ¡No! Yo me refiero a el suave canto de un ave al que pronto se unen la luz de la luna y las luciérnagas y el suave aroma de flores de azahar que obliga a sentir todo con toda tu esencia, sentí es y Lo ignoré, el se quedó en la playa, yo... lo dejé ir, ¡Vaya tonta! 

Lo siguiente fue cuando creí que  era muy afortunada al tener a un olímpico y un oceánida tras de mi, por un momento pensé que Poseidón podría liberarme de esa promesa que juré cumplir hacia ya muchos años, su belleza eléctrica me cautivó un rato,  sus besos mojados en mi cuello y sus grandes manos en mi abdomen, su ronca voz susurrando delirante  ocultaban a un ser ruin y cobarde, ¿Cómo saberlo?  ¿Acaso no era el un seductor con muchas conquistas antes?, todo un libertino enamoradizo que jamás recibió un rotundo: "¡Basta, no quiero seguir!, era un tipo con el ego mas grande que el mismo Océano. Nunca debi permitirle una palabra, tipos como el buscan cualquier pretexto para saciar sus horripilantes instintos. Fui idiota por confiar en que siento tan hermoso era de los buenos,  No, Ese no valía nada.

Fui idiota también después de recibir mi castigo, muchas veces rogando piedad con mi cara al piso y mis carceleras malditas deslizándose sobre mi espalda mientras de forma lastimera suplicaba a la Diosa que me perdonara, pero ¿Acaso debía pedir perdón yo?, me culpé mil veces de algo que era inocente, yo intenté detener a ese monstruo, me resistí hasta donde pude, de eso no me quedaba duda, pero en mi dolor y sufrimiento llegué a pensar equivocadamente que me lo merecía y que era justo, ¡Caramba!, Al tártaro todas esas plegarías en las que yo mendigaba redención, ¡No necesitaba que nadie me perdonase!, ¡Ni siquiera Axio!, ¿Porque debía rogar a esa perra de la justicia que me perdonase?, Idiota por creer semejante estupidez. 

Seguí siendo idiota cuando dejé que el recuerdo oscuro me limitara, cuando mi humanidad se corrompió por deseos de venganza que me podrían la sangre, sentía el regocijo de mis amigas malditas cada vez que derramaba sangre y esculpía piedra, ¡Ellos ganaban cada vez que yo me hundía en un abismo autodestructivo!

Seguí siendo idiota cuando me rendí ante Perseo, no importa cuanto te pisen, no importa cuanto te escupan, ¡Una jamás debe rendirse!, pero mi caída fue desde el primer momento que maté y deje que mis deseos serpenteantes y sanguinarios ordenaran en mi cabeza, cuando odie a todos y también me odié a mi. Total, si ya era un monstruo, entonces sería el mejor monstruo que jamás haya existido... ¡ja!, por un momento lo fui, quizás esa falsa soberbia solo camuflaba el ardor de mi sufrimiento que demandaba venganza y que me podría con cada mirada de veneno rocoso. De nueva cuenta fui tonta por creer que mi destino era la muerte a manos del mortal que tenía el apoyo divino.

Ahora no pienso seguir siendo idiota, dejé de ser Aria hace mucho tiempo, todos sabrán quien fui, quien soy y quien seré: un alma libre del rencor, libre de culpas, libre de ataduras, lucharé sola o con ayuda, no pienso dejar que los demás decidan por mí, ni siquiera Axio o el Hades.

Antes creía que la venganza era un platillo de los Dioses y descubrí por las malas que deben comer muy amargo. No pido mas que redención, no exijo mas que Justicia. Mis ojos de piedra seguirán causando terror, ¡No me conocen ahora, Poseidón y Atenea sabrán que se equivocaron conmigo, no pararé hasta tenerlos de rodillas ante mí! 

Mis manos son poderosas, mi lengua es una flecha, mi piel es un escudo, mi uñas son  garras potentes, mis ojos piden justicia, mis cabellos dorados me recuerdan que  pueden ser  serpientes vivas que acaben con mis enemigos, La voz de mi conciencia es tranquila  en mi cabeza,  me indica una cosa ¡PAZ!.

¡Mis manos pueden ser  verdes el color de la esperanza, mi lengua bífida y puntiaguda para defenderme de las infamias, mi piel son escamas resistentes a los ataques, mi uñas son garras para defenderme, mis ojos son  muerte para mis enemigos, mis cabellos dorados son hermosos, me acepto totalmente como soy ,  son   serpientes y pensamientos bajo control que domino perfectamente, mi nombre era Aria, pero ahora soy  MEDUSA!



YO, LA IDIOTA ANTES DE SER MEDUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora