Extra: El león y la dama

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Érase una vez un grandioso y terrorífico león que se enamoró de una doncella. Conocedor de las costumbres humanas fue a visitar al padre de esta para pedir su consentimiento y así poder cortejarla, pero el hombre, que casi se muere del susto al verlo, se negó a concederle permiso.


El león visitó al hombre cada día, siempre cuando la muchacha estaba fuera, hasta que finalmente el humano le respondió que con su terrorífico aspecto jamás conseguiría conquistar a su hija. Para hacerlo, primero debía cambiar.


Lo primero que le señaló el hombre fueron sus garras, pues con ellas podría herir a la muchacha. Así que el león se las arrancó una a una, sufriendo un dolor terrible tanto durante la operación como después al caminar. Necesitó de muchas semanas para recuperarse y poder visitar de nuevo al hombre, que en esa ocasión le señaló sus colmillos y le dijo que si su hija los veía temblaría de miedo. Por esa razón el felino mordió rocas hasta limar sus afilados colmillos, que ya no le servían para cazar.


Dolorido, tuvo que suprimir su apetito con presas pequeñas, y se convirtió en la burla de sus iguales. Ya no podía cazar y a ojos de los suyos había dejado de ser un león, pero no le importaba, porque sabía que su amada comprendería su sacrificio y estaría a su lado aún cuando todos los demás lo abandonaran.


De nuevo visitó al padre de la muchacha, pero una vez más este le señaló un defecto: su apariencia. ¿Cómo iba su hija a caminar y convivir junto a un ser que caminaba a cuatro patas y lucía una cabellera tan salvaje? Este cambio fue el más difícil, pero al cabo de un año, el león consiguió caminar sobre dos patas como un humano cualquiera, pero sin llegar a serlo.


Tras cada cambio el animal se alejaba de su naturaleza de origen con dolor y sufrimiento, y sin embargo no se acercaba al ideal que le habían dicho que la muchacha esperaba encontrar. Llegó un momento incluso en que el león dejó de reconocerse a sí mismo, pero no podía rendirse pues tras tantos cambios debía faltar poco para alcanzar su meta. O eso esperaba.


Alejado de la vida que había tenido, llegó un momento en que los propios humanos empezaron a burlarse también de él. Ya no era el terrible león de antaño, sino un monstruo de extraña apariencia e inofensivo; incapaz de defenderse o correr bien para huír. Y así lo vió siempre la dama de la que una vez se enamoró, que jamás quiso hablarle siquiera.

The Unfortunates TaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora