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Nunca ha sido un conductor excelente, pero en su vida le habían importado menos las normas de circulación como hoy. Supera con creces la velocidad máxima permitida y los semáforos en rojo no son algo importante. 

La opresión de su pecho al pensar en que su Félix se encuentra indefenso durante su celo, con otro alfa que no es él cuidándolo, se amplía a cada segundo que tarda en llegar a la casa del menor. Son diez minutos agónicos hasta que divisa al fin la vivienda al fondo de la última calle de su tortura.

Aparcar bien y cerrar el coche con el seguro tampoco son cosas importantes cuando se baja del vehículo a toda prisa. 

Solo se permite parar a respirar unos instantes en la puerta del lugar, siendo consciente de que lleva reteniendo el aliento desde hace tres calles. Extiende su mano temblorosa, rezando por que la puerta esté abierta, hasta el pomo de la misma. Da un paso tembloroso al interior de la vivienda, que se encuentra iluminada por la luz natural que entra por las ventanas.

-¿Jisung? ¿Eres tú?- pregunta una voz de manera ansiosa. Se oyen pasos que provienen de la cocina. Changbin supone que será ese alfa idiota que intentaba ligar con Félix en su cara. Su pequeño amigo rubio había comentado algo de que había sido él el que llevaba al omega pecoso a la vivienda.- Le he dado un supresor, pero no parece hacer efecto. Su olor empieza a afectarme en serio.

-Pues entonces deberías irte.- anuncia el tatuado cuando el alfa menor aparece en la puerta del salón. Yugyeom lo mira con pánico y sorpresa, congelado en su sitio. Changbin lo fulmina con la mirada y pone rabia en sus palabras- Ya he llegado yo. No haces falta aquí.

-Oh no, no pienso dejar a Félix contigo.- responde Yugyeom frunciendo el ceño. Sus palabras pillan por sorpresa a Changbin, que imita la acción del chico frente a él. Ambos alfas se miran con odio, con todos los músculos en tensión, preparados para saltar sobre el otro si es necesario.- Eres el gilipollas que se piró el otro día sin explicación y con cara de mala hostia mientras hablaba conmigo. No me fío de dejarlo contigo en su celo si fuiste capaz de hacer eso cuando estaba en sus cinco sentidos. A saber que le haces ahora que no lo está.- el chico se cruza de brazos, intentando parecer amenazante.- Jisung ha ido a buscar a alguien, no me voy a ir hasta que llegue él con ese alguien.

-Escúchame niñato, Jisung ha ido a buscarme a mí a mi trabajo.- expone Changbin, haciendo que el otro alfa dude un instante. Sonríe ladino al notar que ya tiene prácticamente ganada la batalla.- Si tienes dudas preguntale a él, pero ahora vete. No quiero verte cerca de mi omega.- dice, poniendo énfasis en las palabras "mi omega".

-Lo he dejado arriba, en su habitación.- indica el menor, rindiéndose con un suspiro.

-Vete ya.- ordena el contrario.- Tu olor me está enfadando. Es asqueroso.

Yugyeom le da una última mirada asesina al chico por sus palabras antes de empezar a andar en dirección a la puerta, deshaciendo su voz en gruñidos graves fruto de la frustración. Al pasar por el lado de Changbin choca sus hombros a posta con la suficiente fuerza como para desplazar unos milímetros al chico, en un gesto de fastidio y desprecio hacia el tatuado. A este le importa lo mínimo lo que el menor piense de él, solo es un niño al que no quiere caerle bien. 

Una vez que escucha la puerta cerrarse sale disparado hacia las escaleras, siendo consciente de repente del fuerte olor de Félix que llega desde allí.

El pasillo de la planta de arriba se encuentra totalmente inundado por el aroma a vainilla y chocolate. Su lobo se siente eufórico de la potencia de este, tanto que intenta tomar el control de su cuerpo en cuanto se encuentra parado frente a la puerta del cuarto del omega, donde parece que la fragancia aumenta más si es posible. El chico abre la puerta usando toda su fuerza de voluntad para no dejarse dominar por su parte animal. 

~Tatoo~ ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora