La vieja trapera

95 3 0
                                    

Esta es una historia personal, de hechos y personas con las cuales conviví.

Toda la vida, siempre que querían que los chicos se portaran bien, o que comieran todo el plato de sopa, se los solía asustar con el cuco o el viejo de la bolsa. Bueno en Pompeya estaba la vieja trapera. Te decían "comé todo, o te saco a la puerta para que te lleve la vieja trapera".

En Pompeya, vivían mis abuelos y algunos de mis tíos por parte materna, así que durante muchos años fui muy pero muy seguido a visitarlos. Viste que tus viejos te obligan a ir de visita a lo de todos tus parientes por lo menos una vez por mes, bueno, como acá había varías familias viviendo, era todo un tour.

Yo tendría unos 7 u 8 años y era un buen pibe. No hacía mucho quilombo, ni era demasiado desobediente. Lo normal digamos. Pero el hijo del vecino, no! Era terrible. Hacía todo lo que podía para romperle las guindas a los viejos. Se escapaba, no dormía la siesta, le pegaba con la pelota a las ventanas de los vecinos... todo un problema. Gracias a él es que escuché por primera vez de la vieja trapera. Al tití (como le decíamos todos a mi vecino) lo amenazaban siempre con que lo iba a dejar que la vieja se lo lleve. Él, ni pelota. Era un buen amigo para mí. Me divertía mucho con él, siempre que no lo ponían en penitencia o lo fajaban.

Una vez le pregunto a mi mamá, quien era esta vieja, y ella me contó su historia.

Según me contó mi vieja, era una maestra que hace muchos años daba clases en una escuela que estaba pasando la estación Saenz del tren. Se dice que una vez, para castigar a un alumno que se había portado mal, lo encerró en el zótano de la escuela un viernes, y se olvidó de él durante el fin de semana. Los padres ajenos a esto, lo buscaron por todos lados, pero pensando que se había ido por ahí, no fue hasta el lunes que se acercaron a la escuela a preguntar. Dicen que fue en ese momento que la profesora enloqueció de repente. Se quedó muda de repente y solo balbuceaba algo de un sótano.

Fueron los chicos de la clase quienes alertaron a los padres que su compañero podría estar aún ahí. Y así era, solo que ya no estaba vivo. Al parecer había muerto de miedo en algún momento del fin de semana. Demás está decir que esta señora jamás volvió a dedicarse a la docencia... aunque ahora que lo pienso, no creo que se haya dedicado a nada más que a lamentarse.

Yo no se cuanto habrá pasado entre estos hechos y la vez que yo la tuve a menos de 2 metros de distancia, pero seguro que mucho tiempo.

Ibamos a lo de mis "tíos postizos" (viste esos amigos de tus viejos de toda la vida? bueno esos), y había que tomarse un colectivo atrás de la iglesia de Pompeya, ya que vivían en Lanus. Salimos de los de mis abuelos y ahí a nada de distancia la pude ver.

Como no hay fotos ni nada, voy a describirla lo mejor que pueda. Era una persona (supongo), que estaba envuelta en trapos oscuros de los pies a la cabeza. Caminaba pegadita al cordón de la vereda, pero del lado de la calle. Iba murmurando y lamentándose en voz muy bajita. Parecía un llanto suave, hasta tierno ahora que lo recuerdo.

Yo no pude más del terror que me agarró, y caminé acurrucado a la cintura de mi viejo sin mirarla mucho más. Recién cuando estábamos por doblar en la esquina, me giré para volver a verla, pero ya no estaba más.

Mientras viajábamos en el colectivo, le pregunté a mi papá por ella. El me dijo que no sabía bien quien o que era, pero si te quedabas en la calle lo suficiente, seguro que una o dos veces por día, la veías pasar.

Imagínense que de ahí en adelante, cada vez que salía a jugar a la puerta de mis abuelos, no pasaba un minuto sin que mirara hacia alguna de las dos esquinas, pero jamás la volví a ver.

Historias Reales de TerrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora