La Sombra

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El primer velatorio al que asistí, fue el de mi tía abuela que le decían "la tía Mulata" (ahora que lo pienso, no tengo idea de como se llamaba en realidad). Mi tío Francisco, Panchito le decían, la siguió no mucho tiempo después, (si, mi segundo velatorio). Yo contaba con unos jóvenes 8 o 9 años, y me hacían ir porque decían que necesitaba conocer tanto la vida como la muerte (palabras textuales de mi abuelo y mi vieja). Hoy ya soy todo un veterano, con más de 25 velorios encima de familiares y conocidos. Será por eso que un poco le perdí el pánico a lo desconocido. A ver, voy a ser muy claro, miedo me siguen dando algunas cosas, pero lo puedo controlar para que no sea el pánico quien tome el control de la situación.

Yo tendría unos 20 años, y todos los domingos miraba Star Trek, Voyager en la pieza de mi hermana (que era la única que agarraba Infinito Satelital). Hacía muy poco había muerto mi abuelo, por lo que mi vieja, estaba medio mal aún.

Mi abuelo, en sus últimos años de vida, pasaba todos los fines de semana con nosotros. Venía a casa y lo atendíamos lo mejor que podíamos. Mi mamá, que siempre fue quien más atención le brindó, le daba todo al cariño y la atención que podía.

El viejo se sentaba en la mecedora que teníamos en casa (casualmente de su cuñado fallecido más de 10 años atrás, tengo el pin de haber asistido a su velorio también). Pasaba horas mirando por el balcón del noveno piso. Miraba el cielo mayormente, hoy en día me imagino que charlando interiormente con sus familiares que ya no estaban.

Bueno, fueron 2 o 3 años y un día dijo, hasta acá fue, y murió tranquilamente a sus 82 años. Si, otro velorio.

Haría un par de semanas de su velorio cuando ocurrieron estos hechos extraños que les estoy por relatar. 

Salía de la pieza de mi hermana, cuando mi perrita comenzó a gruñirle al sector donde estaba la mecedora en el living. Miré para ese lado, y puedo jurar que mi abuelo estaba ahí sentado. En verdad no era mi abuelo, era su sombra. Una sombra muy palpable, no semitransparente ni falta de volumen. Era algo que ocupaba un lugar y un espacio que estaba en el mismo sitio donde mi abuelo pasó incontables horas.

La perra, comenzó a escurrirse por entre medio de mis piernas como queriendo volver a la pieza. Entre sollozos y mini temblores (es que era muy chiquitita), trataba sin poder, esconderse en algún lado. La miré un segundo y le dije que se quedara tranquila. Que mi abuelo solo estaba de paso, que ya se iba. Cuando levanté la mirada ya no estaba.

Fuí al living, prendí la luz y me despedí en voz alta, tratando de dar un cierre al evento para poder dormir tranquilo esa noche. A la mañana siguiente, mi vieja era otra persona. Luego de que su padre muriese, estuvo triste bastante tiempo, pero luego de esa noche comenzó a sentirse mucho mejor, ya no lloraba y en pocos días retomó su vida normal.

No fue hasta varios años después cuando le conté lo que pasó esa noche.

Ella me miró y me djio,- Será la misma noche que soñé con él? -

- No se mamá. Qué soñaste? - Le dije.

Me miró muy seria y me dijo.- Soñé que era chica y estaba en la plaza. Mi papá me hamacaba fuerte y se reía. Luego dejó de hacerlo y mientras se iba, riéndose todavía, me dijo Chau negrita! y se fue.

Me contó que se levantó en el medio de la noche llorando, pero feliz. Contenta estaba.

Yo creo que a veces nosotros llamamos a nuestros seres querido tan fuerte, que se presentan desde donde estén. Generalmente esto no es bueno, pero a veces solo vuelven un ratito para reconfortarnos y darnos fuerzas para seguir.

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