Venganza

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Y ahí estaba ella, mezclada entre la multitud, de pronto hizo paso entre todos, llegó al final del puente y lo vio directo a los ojos. Sus ojos reflejaban la ira, el odio, la sed de venganza y en el fondo un poco de tristeza, él la miraba confundido, asustado, con miedo, ¿quién era ella?, no la conocía de nada. La mujer dio media vuelta y levantó la mano, dio la orden de seguir y la multitud avanzó, ella regresó los ojos a su víctima, con una sonrisa rota susurró un nombre que solo el hombre pudo escuchar, Ana Elizabeth, el nombre de su víctima número 100, violada y abandonada en un río, su última víctima, su última victoria.

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