El Doctor, un hombre imposible, un extraterrestre de apariencia humana que viaja en su maravillosa nave, la TARDIS, a través del tiempo y el espacio, rescatando civilizaciones, luchando contra ejércitos de robots, salvando vidas y viviendo miles de...
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La bóveda se abrió y entré con paso firme cerrando de nuevo la puerta detrás mío.
-¡Oh! Hola Doctor -Oí la voz de Missy- Por las pintas que traes supongo que acabas de volver de alguna de tus aventuras. Dime, ¿Qué fue esta vez?
No contesté, estaba algo ocupado en otra cosa, lograr orientarme. Moví la cabeza como mirando a mi alrededor, pero sin ver nada, solo me llegaban las lecturas que me daban mis gafas sónicas, entre ellas los signos vitales de una mujer con dos corazones a varios metros delante mío.
-Missy... -Pronuncié su nombre con la intención de contarle todo, pero me arrepentí y preferí callar.
-¿Doctor? ¿Te encuentras bien? - Preguntó ella.
Caminé en su dirección con ayuda de las gafas.
-Por supuesto, Missy -Respondí tratando de parecer resuelto, pero choqué torpemente con uno de los sillones.
-¿En serio? ¿No será que tienes resaca? Jajaja
Yo me limité a refunfuñar y sentarme en el sillón. Entonces noté una mano sobre la mía y no pude evitar sobresaltarme.
-Cuéntame, Doctor -sonó su voz tan cerca mío que se me erizaron los pelos- ¿Qué te sucede?
Aparté mi mano con brusquedad soltando un gruñido. No sabía donde estaba ella exactamente, pero la oía cerca. Missy puso sus manos sobre mis hombros agarrándome contra el sillón y sentí su aliento rozar mi rostro.
-A mi no me engañas, querido -Dijo ahora con firmeza- sé que te pasa algo, ahora mírame a los ojos y dímelo.
Por un momento me negué a mostrar debilidad como había dicho Nardol, pero luego recordé que nunca le hago caso y no tengo por qué empezar a hacerlo.
-Missy... -suspire- Estoy ciego.
-¡¿Cómo?! -Oí qué exclamaba mientras soltaba mis hombros y fue claro que en esa única palabra no sólo expresaba sorpresa o curiosidad, sino también preocupación.
-Fuimos al espacio, pero Bill no tenía casco y le di el mío, quedé expuesto al vacío del espacio y...
-... Y te quedaste ciego. Aggg... ¿Cómo se te ocurre, Doctor? -Me regañó Missy y oí como su voz se movía a mi alrededor.
- Debía hacerlo,... -Respondí con firmeza mientras me levantaba y caminé palpando a mi alrededor hacia la posición en la que mis gafas decían que estaba Missy- Tenía que salvar a Bill.
¿Y qué más esperaba que le dijera? Me conoce, ella sabía que yo no podía permitir que Bill muriera y simplemente no la dejé morir.
-No, no tenías por qué, -Cuánto más caminaba hacia ella, su voz sonaba más cerca y más molesta- podías haberla dejado atrás y haberte salvado tú. Humanas como ella hay muchas, pero sólo hay un Doctor.
