El Doctor, un hombre imposible, un extraterrestre de apariencia humana que viaja en su maravillosa nave, la TARDIS, a través del tiempo y el espacio, rescatando civilizaciones, luchando contra ejércitos de robots, salvando vidas y viviendo miles de...
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Los bomberos tardaron en llegar, pero lo hicieron a tiempo para rescatar a los señores del tiempo antes de que el fuego devorase sus cuerpos recién regenerados. Se los llevaron a toda prisa en ambulancias al hospital de Nueva Nueva York, allí confirmaron que estaban perfectamente bien, sanos y salvos, temían que tal vez podía haber sucedido algún fallo en la regeneración ya que parecían conservar sus rostros anteriores, pero a pesar de ello no mostraban signos de nada malo, según los médicos solo necesitaban descansar tras la regeneración. La novicia Hame recordaba muy bien al Doctor y por petición del Rostro de Boe, dejó que Ryan, Graham y Yaz se los llevaron a la TARDIS, aunque antes tuvo que dejarles ropa nueva ya que la que llevaban cuando llegaron al hospital estaba completamente destrozada.
Al llegar a la TARDIS dejando a cada uno de los señores del tiempo en una habitación muy distinta y mientras Graham iba a preparar un té, Yaz y Ryan se dividieron para vigilarlos.
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Ya parecía que no se despertarían nunca cuando Doc comenzó a moverse un poco y abrir lentamente los ojos, estaba algo confundida y levantó la vista hasta encontrarse con Ryan, no pudo contener una sonrisa.
-¡Ryan! - exclamó con una gran sonrisa y trató de incorporarse pero entonces su sonrisa se borró al darse cuenta de su situación - ¿Ryan? ¿Qué está pasando? - preguntó asustada forcejeando con las esposas que ataban sus manos en su espalda, mientras miraba a su alrededor aquella habitación que más bien parecía una celda - ¿Por qué las esposas, Ryan? ¿A qué viene todo esto?
-Solo tomamos algunas precauciones, por si al despertar te daba con atacarnos - respondió el chico con seriedad, casi sin mirar al Doctor.
-¿Atacarnos...? - sus corazones se partieron al oír eso, ahora sentí más confusión, tristeza y miedo, no tenía ni idea de lo que estaba pasando - yo... ¡JAMÁS! Yo nunca os haría daño, lo juro.
Ryan se levantó de golpe, parecía molesto.
-Pues para no hacernos daño tienes una larga lista de intentos de asesinato - dijo con ira en la voz, era raro verle así, luego se dirigió a la puerta - Voy a avisar al resto. de que ya has despertado, espero que Doc esté despierta también.
Sin decir nada más ni darle tiempo siquiera de reaccionar al Doctor, Ryan salió de la habitación y cerró la puerta con llave tras él.
-Pero yo soy Doc - suspiró para sí, con el corazón roto.
