El Doctor, un hombre imposible, un extraterrestre de apariencia humana que viaja en su maravillosa nave, la TARDIS, a través del tiempo y el espacio, rescatando civilizaciones, luchando contra ejércitos de robots, salvando vidas y viviendo miles de...
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-¡Entra ahí! -Gritó uno de los hombres armados a John, mientras lo empujaba al interior de una sombría habitación.
El soldado cerró la puerta justo detrás de John sumiendolo en una completa oscuridad y activó la seguridad desde fuera para asegurarse de que el profesor no pudiese escapar, más a John ni se le ocurriría cómo, se sentía perdido y confundido, no entendía nada.
Cuando John había despertado después del altercado en la azotea, se encontró amarrado con gruesas correas de cuero a una silla en lo que parecía una sale de interrogatorios de una película de espías. Allí se le acercaron tres hombres, se puso uno a cada lado suyo y otro se sentó justo en frente de él, este comenzó a hacerle preguntas que él no entendió y decir cosas que para Jhon no tenían sentido, pero cada vez que Jhon decía la verdad, cada vez confesaba que no era más que un profesor y que no entendía nada de lo que hablaba, uno de los otros dos hombres le pegaba, electrocutaba o dañaba de alguna otra forma. Sin saber ya que hacer para que le crellesen, Jhon no pudo evitar comenzar a llorar por el dolor, frustración, desesperación, miedo,... Hasta que finalmente dejaron el brutal interrogatorio y le llevaron a aquella especie de celda diciendo: "ya seguiremos con esto mañana".
John se dejó caer con la espalda contra la pared, hasta quedar sentado en el suelo y se llevó las manos a la cara con frustración y cansancio. Todo el cuerpo le dolía y se había quedado sin ideas para escapar, necesitaba descansar. Pero un sonido al otro lado de la oscura habitación le llamó la atención, primero creyó que eran imaginaciones suyas, pero no era así, había alguien más allí.
-¿Quién anda ahí? -Preguntó John tratando de adaptar la vista a la impenetrable oscuridad.
-¿John? -Oyó una voz femenina, una voz muy familiar, sorprendida y algo débil, proveniente de lo que no lograba distinguir aún más que como una sombra entre más y más sombras en esa oscura habitación.
Pero aún sin verla, supo reconocerla de inmediato y su corazón se aceleró, confundido, preocupado, triste y alegre, todo al mismo tiempo.
-¿Michelle? -Dijo ahora él, tratando de confirmar sus esperanzas, creyendo que tal vez no fue más que una ilusión de sus oídos- ¿Realmente eres tú?
-Sí, Jhon, soy yo -Confirmó la voz y sin más demora, él quiso levantarse y acercarse a ella- no te muevas -Le ordenó- si aún no has adaptado la vista a esta oscuridad será mejor que me acerque yo.
-De acuerdo -Asintió él y esperó sentado mientras trataba de distinguir algo en la intensa penumbra del lugar.
Primero comenzó a distinguir su silueta acercándose, cada vez con más detalle, hasta que sintió una mano agarrar la suya y logró distinguir finalmente, a duras penas, su rostro. Ella estaba justo a su lado, mirándole a los ojos con sorpresa y preocupación, igual que él a ella.
