Mientras está en la ducha yo voy a la cocina a preparar el desayuno. Ya que ninguno tiene prisa porque es sábado y no trabajamos, nos hemos levantado más tarde.
Llevo una camiseta suya, que por cierto me encanta como huele y porque me está grande jejej y debajo solo un tanga de encaje blanco y con el pelo recogido.
Sale de la ducha y va ha la cocina descalzo y solo con la toalla recogida en la cintura, me gira, me besa, nos miramos a los ojos y sonreímos, mientras él me quita la camiseta y la tira al suelo, yo me subo a la encimera, me coge de las nalgas dejando marca de sus manos y sabe que eso me pone mucho.
Acerco mis labios a los suyos y antes de tocarlos, él comienza a ir hacía el cuello bajando a los pechos, mientras que uno lo toca en el otro da pequeños bocados en el pezón y deja marcas al rededor.
Sin darme cuenta tiro la harina de lo crepes al suelo y es una de las cosas que ha él le mola mucho, mis reacciones y mi forma de moverme, una de mis manos fue a su espalda dejando alguna marca y la otra ha su pelo haciendo que tire de él.
Ya no aguantaba más y me quite el tanga y a él la toaya, cómo no ya estaba preparado para el momento así que dejó un condón cerca, hice que me la metiera a pelo ya que se siente más y pone mucho más.
Mis manos se fueron a los pomos de los muebles que había encima para sujetarme, mientras tanto él me cogía del pelo y tiraba hacia atrás haciendo que yo mirara hacia el techo, al principio daba suave pero conforme seguía daba más rápido o sino daba fuerte y eso hacía que yo no pudiera evitar gemir fuerte, tanto que me tubo que tapar la boca con la toaya y para que no se callera la mordí. Mis ojos había momentos en los que se ponían en blanco y dejaba de respirar, pero no quería que parase.
Quité las manos de los pomos y me abracé a él, me bajó y me puso de pie, me di la vuelta haciendo que mis pechos tocara la piedra y sintiera el frío de la encimera. Antes de meterme su pene se puso el condón y después comenzó a introducir los dedos haciendo que mi coño se mojara más, sus manos hacen milagros, me cogió de ambas manos poniéndolas sobre mi espalda, cuando la metió se me escapó un poqueño gemido y comenzó a darle rápido y sin darme cuenta le dije que no parase y que diese más fuerte, eso hizo que se pusiera mucho.
Derrempente nos corrimos los dos a la vez, ya que estabamos los dos sudados, él se tubo que volver a duchar y yo me duché después, y a continuación desayunamos los crepes que conseguí terminar después de la poca harína que quedó.
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Eróticos Relatos
RomanceEn este libro habrá pequeños relatos en los cuales hasta yo me pongo cachonda cuando los estoy escribiendo o me pongo peor de lo que ya estaba. Si no te lo crees ¿Porque no lo compruebas tú misma/o? 😏 Para mayores de 18