-No había nada mejor para Alma que dar un tranquilo paseo hasta casa echándose unas risas con su mejor amiga después de seis agotadoras horas de instituto. Marta y Alma eran inseparables desde el mismo días en que se conocieron. Tenían seis años y casi ninguna amiga, hasta ese entonces. Nueve años, llevan siendo amigas. Ahora tienen catorce. Si no hubiera sido porque las tocó sentarse juntas en el autocar el día de la excursión al parque del Retiro de Madrid, esta irrompible amistad nunca se hubiera formado. Tuvieron suerte de que sus apellidos empiecen por la misma letra. Alma Ballestero y Marta Benavides. Esas son ellas. Alma era una persona que, a la vista, destacaba entre las demás. Tal vez fuera por su pomposo y dorado cabello. Los tirabuzones estaban a la orden del día. A pesar de llevarlo siempre algo despeinado, era muy bonito. Alma no solo sobresalía por su pelo, sino también por su vestuario. Destacaban sus enormes y redondas gafas, que ampliaban sus ya de por sí grandes y vistosos ojos verdes. También estaba su larguísima falda a rayas, prenda que le llegaba hasta los tobillos. Y cómo no fijarse en el potente contraste que crean el negro y el rosa chicle. Le vuelven loca esos colores. Si bien la primera vez que la ves, su estilo puede parecer un completo caos, una vez te detienes a observarla te das cuenta de que sí, que su estilo es un caos. Pero un caos hermoso. En la otra cara de la moneda, su amiga no resaltaba tanto como ella. Marta tenía una apariencia muy común. Cabello negro y liso, ojos marrones, ropa discreta... Parecía ser solo una chica más. Del montón. El caso es que no debemos juzgar a un libro por su portada. Antes de opinar sobre él, hay que leerlo-
Alma: ¿Cómo vas con el trabajo de geografía?
Marta: Aún no he empezado
Alma: ¿En serio?
Marta: Totalmente-Marta parecía demasiado tranquila tratándose del cuarenta por ciento de su nota final. Así es ella. En cambio, a Alma únicamente le faltaba recortar y pegar unas fotos. Marta y Alma son polos opuestos, pero ya sabéis lo que dicen: los polos opuestos se atraen-
Alma: Si no empiezas ya no te va a dar tiempo a terminarlo
Marta: No seas pelma, tía, hay tiempo de sobra
Alma: ¿Tiempo de sobra?
Marta: Sí, faltan tres días, y este es un trabajo de... ¿dos tardes?
Alma: No te habrás olvidado del otro trabajo de "dos tardes", ¿no?-La expresión facial Marta dejó de mostrar una absoluta tranquilidad para dar paso a una drástica expresión de desconcierto-
Marta: No...
Alma: ¿No qué?
Marta: ¿Cuál trabajo?
Alma: La exposición sobre teatro medieval, de literatura-Marta dirigió la mirada hacia el suelo, sin soltar ni una palabra-
Alma: ¿Se te ha olvidado?
Marta: ¿Tú qué crees?
Alma: Eres un desastre, tía
Marta: Lo dice la que ahora mismo lleva un calcetín de cada color-Las dos jóvenes empezaron a reír-
Marta: Hey, hey; tengo una idea
Alma: ¿Qué idea?
Marta: ¿Y si le reventamos el coche a la Srta. Mendoza con las raquetas de tenis?
Alma: ¿Qué dices?-Alma continuó riendo ante la broma de Marta-
Marta: Míralo, está ahí aparcadito, en la acera de enfrente, ¿no te tienta?
Alma: Mira que eres mala...
Marta: Qué color más feo, el amarillo huevo ese-Alma le dio a Marta una suave colleja en la nuca-
Marta: Oye, no empieces con el "jueguito" que saco mis armas, ¿eh?
Alma: No por favor, otra vez no...
Marta: ¡Tú te lo has buscado!-Marta comenzó a hacerle cosquillas a Alma en la barriga, cosa que hacía a menudo a modo de "castigo". Alma soltabas chillonas carcajadas sin cesar. Todo parecía estar bien en sus vidas. Ahí fue cuando aparecieron aquellos hombres. Dos altos y corpulentos hombres vestidos de gala, con trajes blancos y relucientes. Llevaban gafas de sol y una expresión completamente apática dibujada en sus rostros. Aunque no se pudieran ver sus ojos, estaba claro que tenían la vista clavada en Marta y en Alma-
Marta: Alma... ¿Conoces a esos tíos?
Alma: ¿Y tú?
Marta: No...-Las dos chicas se quedaron inmóviles, petrificadas por su miedo-
Marta: Corre
Alma: Y si...
Marta: ¡Que corras!-Marta agarró a Alma del antebrazo y tiró de ella calle abajo, a toda velocidad y sin mirar atrás. Su plan era alejarse de ellos lo máximo posible para luego despistarlos doblando la esquina. Pensaba que escapar de ellos sería así de fácil. Doblando la esquina. Detrás de la esquina fue de donde salieron otros dos de esos robustos señores de blanco. Y para rematar la jugada, otros dos hombres más vinieron cruzando la calle por el asfalto. No tenían escapatoria. Dos de aquellos hombres se llevaron consigo a Alma cogiéndola por los brazos. Marta trató de hacer algo, pero la inmovilizaron contra la pared. Parecía una pesadilla hecha realidad. Marta estaba viendo como secuestraban a su mejor amiga delante de sus narices, y ella no podía hacer nada para evitarlo. Alma no dejaba de dar patadas a sus secuestradores en un intento desesperado por escapar, mas no sirvió de nada. Diez golpes en el estómago no eran los suficientes como para inmutar a uno de esos monstruos albinos. Ya aturdida por el paño de cloroformo, los hombres soltaron bruscamente a Alma dentro dentro de un camión con tres líneas grabadas en los laterales. Lo último que pudo escuchar esta antes de perder la conciencia fueron los desgarradores gritos de Marta-
Marta: ¡¡¡Almaaa!!! ¡¡¡Te juro que te voy a encontrar aunque sea lo último que haga!!! ¡¡¡¿Me oyes, Alma?!!! ¡¡¡Te lo juro!!!
-Después de que los secuestradores escaparan del lugar en un abrir y cerrar de ojos, Marta rompió a llorar tumbada en medio de la acera. Ella nunca antes había estado tan decidida por conseguir algo-
¿No es increíble
cómo tan solo dos líneas
y ochenta y cinco segundos
son capaces de cambiar toda una vida?
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Cuatro paredes y un techo
Mystery / ThrillerEsta es una historia sobre mujeres. Mujeres que luchan. Mujeres que lloran. Mujeres que buscan. Mujeres que matan. Ninguna de ellas estará a salvo del desconocimiento y la incertidumbre. Da igual si son niñas o adultas. Si son madres o hijas. Si est...