Mi corazón se acelera y mi respiración se agita, al mismo tiempo que sentía como si algo presionará mi pecho con fuerza.
"¡Silencio!" Grita el Sr. Evans "Buenos días jóvenes, el día de hoy le damos la bienvenida a la Academia McCartney a un nuevo estudiante. Demostrémosle amablemente porqué somos una de las mejores academias de la ciudad." Tomando de los hombros al chico nuevo le dice "Bienvenido sea, preséntese ante el grupo."
"Mi nombre es James Anderson, ya tengo 18 años y espero adaptarme pronto al grupo." Mientras habla, un nudo en mi estómago me distrae de sus palabras. Su voz es grave y un poco rasposa, pero no suena agresiva.
Por un momento, ambos tenemos contacto visual aunque lo evito inmediatamente
Después de eso el Sr. Evans, mientras voltea a verme, hace una señal indicando que me tengo que poner de pie y eso hago.
"Señor Thompson, usted será el encargado de acompañar al Señor Anderson por el resto del día, mostrarle la escuela y ayudarle con lo que considere prudente. ¿Quedó claro?"
"Sí señor", le respondo con la voz entrecortada.
James solo guiña un ojo mientras toma asiento en un pupitre junto a mí. Trato de ignorarlo, pero da una palmada en mi hombro mientras me dice "creo que seremos buenos amigos". Solamente le sonrío y no vuelvo a voltear a verle en todo el día hasta terminar las clases.
"Escucha, a mi tampoco me agrada la idea de pasar más tiempo aquí en la escuela, pero no quiero causar problemas. Tendremos que llevarnos bien, por lo menos el siguiente par de horas ¿Ok? Ahora, ¿Me puedes decir dónde está el baño?" Me pregunta mientras el aula se vacía y quedamos solo él y yo allí.
"En el piso de arriba, te acompaño".
No cruzamos mirada alguna mientras subimos las escaleras, le indico la puerta al sanitario y mientras el está allí yo lo espero fuera.
"Vaya, qué alivio, no había ido en horas". Dice volviendo del sanitario.
Sólo hay silencio.
"En verdad te caigo mal ¿eh?" Me dice al mismo tiempo que seca sus manos en sus bolsillos.
"No es eso, es sólo que..." Dudo un poco acerca de como terminar mi frase, no quiero que piense eso, pero tampoco quiero que sepa lo que realmente pienso. "Es sólo que no suelo charlar con gente nueva".
"Está bien, te comprendo, yo tampoco soy un tipo muy amigable. Así que ¿Me llevas a conocer la escuela?"
"Claro, sígueme".
+++
Llegando a casa subo corriendo a mi habitación y me tiro en la cama. Estoy sonriendo y no sé porqué.
Los pies me duelen, después de haber recorrido la escuela entera con James ahora sí necesito un par de zapatos nuevos.
En nuestro paseo por la escuela, James me contó que él no es de por aquí, viene de un pequeño poblado fuera de la ciudad, pero afortunadamente su padre encontró trabajo aquí.
Según me cuenta, le encanta la ciudad, pero para ser sincero, yo ya estoy harto de ella, harto de recorrer el mismo camino una y otra vez, de ver los mismos edificios y calles grises. Gente malhumorada en todos lados y un tránsito con el que todo mundo desearía que volar fuera posible.
Espero que a él le dure el gusto.
Espero que quiera quedarse.
Sigo recostado en mi cama por un par de minutos, pensando en lo distinto que fue mi día hoy.
Me agrada James. Quizás encuentre un muy buen amigo en él.
El sonido del teléfono distrae mi pensamiento, contesto y es Elle, preguntándome si quiero salir de compras. La verdad me encantaría así que decidí verla dentro de diez minutos en el centro comercial.
Corro al bajar las escaleras, tomo una manzana de la cocina y me dispongo a salir de casa, pero algo me detiene.
"A tu padre no le gustaría saber que sales sin permiso". ¿A dónde ibas?" Era mi madre.
"Al centro comercial, necesito un par de zapatos nuevos y Elle quiere charlar, tal vez solo quiera chantajearme y obtener algo a cambio de las asesorías con las que me ayudará".
"¿Qué se supone que le diga a tu padre?"
"La verdad, no veo nada de malo en ella ¿o sí?"
"No, creo que no. Por favor no tardes mucho, te esperaremos a cenar".
"Descuida, llegaré a tiempo, aunque iré caminando".
Mi madre giró los ojos como suele hacerlo y después de darle un beso en la mejilla comencé a caminar hacia el centro comercial. Vivía demasiado cerca de ahí, probablemente a cinco minutos yendo a pie.
Suelo caminar pensando en cómo me gustaría que fuera mi vida, con qué personas quiero estar y qué les diré cuando ese momento llegue, pero el ruidoso motor de una motocicleta me hace volver a la realidad sacándome de mi mente absorta.
Se detuvo junto a mí y el conductor se retiró el casco. "¿Hacia dónde vas? ¿Quieres que te lleve?" Hizo la segunda pregunta sin darme tiempo para contestar la primera.
El chico de la motocicleta era el mismo con quien había pasado gran parte de la tarde: James Anderson.
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La Espera
RomanceEn la vida no hay momentos malos, solo momentos inconvenientes. Puede que no nos gusten, pero son aquellos que nos llevan a comprender quiénes somos y qué hacemos aquí. ¿Es posible que a la llegada de alguien tu perspectiva de la vida cambie? ¿Deber...