A Hogwarts Story

XI

Aquel día el calendario marcaba luna llena, aun que Remus Lupin lo habría sabido aún sin verificarlo. Hacía unos días que había comenzado a sentir molestias físicas y se le notaba anímicamente disminuido. Cuando las clases terminaron y llego la tarde Lunático se sentía especialmente irritable, solo deseaba que aquello terminará pronto.
James, Peter y Sirius jugaban con una pequeña bola que dejaba atrás una estela de chispas cuando la lanzaban de un lado a otro en los jardines evitando que tocará el piso mientras el hombre lobo, sentado en una banca, intentaba concentrarse en su lectura.
Uno de los efectos secundarios de la licantropía era el aumento de algunos sentidos, así que incluso antes de verla, Remus pudo identificar un familiar y ligero olor a melocotón con tonos florales.
-¡Remus!-la voz de Cas sonó detrás del muchacho cuando la chica lo abrazo por la espalda y coloco su cabeza en el hombro de él- Elisa me robo a Aurora, la esta obligando a estudiar para las pruebas del torneo y yo moriré de aburrimiento- se quejó con voz infantil.
La cercanía del cuerpo de la Slytherin produjo en Lunático una extraña sensación que el chico de inmediato atribuyó a su condición.
Antes de que Remus pudiera contestar algo la pequeña pelota con la que los chicos jugaban unos segundos atrás llego a estamparse directo en el rostro de la chica haciéndola poner su mano derecha donde había sido el golpe y alejarse de su amigo quejándose:
-¡Auch!
-Ups lo siento Novack- Canuto se acercó con una sonrisa divertida- No era mi intención.
-¡Mierda Sirius! Pudiste lastimarla- lo reprendió molesto Remus, dejando su libro en la banca y acercándose a la rubia para revisarla- ¿Estás bien Cas?
Cuando la bruja retiro la mano y abrió los ojos se encontró con el rostro de Remus a unos centímetros del suyo observándola fijamente con preocupación.
-Estoy bien- susurro.
Lunático retiro los cabellos platinados y acarició cuidadosamente la frente de Cas, donde la marca rojiza del golpe comenzaba a aparecer.
Los ojos de Remus bajaron para encontrarse con los de Cas haciendo que el pulso de la chica se elevará, la mano del mago, al igual que su mirada, recorrió el rostro de su amiga hasta llegar al cuello donde las yemas de sus dedos sintieron el constante palpitar de la arteria carótida. Cuando la bruja tragó saliva pesadamente el muchacho se hizo consciente de la cercanía de ambos, así que dando un paso atrás se aclaro la garganta y con un ligero sonrojo sugirió:
-Deberías ir a la enfermería.
-No creo que sea para tanto- Cas sonrió.
-Ouch- se escuchó a James, quien junto con Peter se había acercado a ver lo que ocurría- Pareces un unicornio.
Los tres chicos rieron al ver como la marca roja en la frente de Cas se hinchaba.
-Descuida Novack, al menos eres un unicornio atractivo - riendo, Sirius guiño en dirección a la bruja y le dedicó una extraña mirada a su amigo.
Cas rodó los ojos y Remus miro de forma asesina a sus amigos, quienes casi podrían jurar que en ese momento lo escucharon gruñir.
-Vamos a la enfermería- Lupin tomó la mano de la rubia y juntos se alejaron de los chicos.
-¿Qué rayos le pasa a Lunático?- preguntó extrañado James mientras perdía de vista a su amigo.
-Esta sensible- se burló Sirius- ya saben, son esos días difíciles del mes.
-¡Cierto! Hoy hay luna llena -recordó Peter- ¿Creen que deberíamos dejarlos solos?
-No veo el problema - James levantó los hombros - faltan horas para que anochezca.
-¿Pero no vieron como la miraba?- preguntó Colagusano nervioso- Parecía que quería devorarla.
Sirius y James rieron, y dándole unas palmadas en la espalda a su amigo, el de anteojos dijo:
-Tranquilo Pete, estas alucinando. Remus no es un animal, es perfectamente capaz de controlarse.
-Yo más bien creo que nuestro pequeño Lunático esta en temporada de apareamiento- dijo Sirius de forma burlona-Pero no entiendo por que habiendo tantas chicas en el colegio se fijo en esa Slytherin.
-Canuto te digo esto por que te quiero, tienes una seria obsesión con el sexo- James río -No es normal que encuentres el lado sucio en todo, además si a Remus le gustará Cas ya nos lo habría dicho, somos sus amigos.

-Bastará con frotar tu frente con este ungüento linda- madam Pomfrey se acercó a la camilla en la que Cas esperaba sentada, llevando un gran frasco con ella.
-¿Ves Remus? Te dije que no tenias de que preocuparte -la chica sonrió.
-Lo haré yo- El joven mago tomó el frasco de las manos de la enfermera quien, algo molesta por la acción del chico, se alejo de los alumnos para continuar con sus tareas.
Lunático sumergió dos dedos en el frasco y sin decir palabra se dispuso a untar la sustancia en la frente de su amiga.
-¿Estas molesto? ¿Pasa algo malo?
Cas podía notar que la actitud de su amigo no era la habitual y le preocupaba que aquello se debiera a algo que ella había dicho o hecho.
-Si...- el castaño agitó la cabeza- No. Hoy no es un buen día.
Remus suspiro pesadamente y en su semblante se reflejo todo el cansancio, tristeza y frustración que su condición le provocaba.
-¿Qué pasa? Puedes contarme lo que sea, tal vez hasta pueda ayudarte.
Lunático sabía que no había forma de que lo ayudará y aún que confiaba en ella no pensaba arriesgarse a contarle su secreto, era una suerte que los merodeadores lo hubieran tomado tan bien, pero no todos reaccionarian igual y no podría soportar que la Slytherin lo odiara o le temiera por lo que era.
-No es nada Cas, solo olvidalo- el muchacho dejo el frasco sobre la mesita que se encontraba a lado de la camilla y después de dedicarle una falsa sonrisa a la chica le dio la espalda para irse- Nos vemos luego pequeña.
Cas miro a su amigo deseando poder desaparecer la tristeza que mostraba, sin detenerse a pensar lo tomo del brazo para evitar que se fuera y lo abrazo fuertemente por la espalda.
-No tienes que decirme que te ocurre- Una vez más Remus sintió su cuerpo reaccionar a la cercanía de su amiga y su corazón se aceleró- Estoy contigo y lo estaré cuando lo necesites.
El joven mago tomó la mano de la chica y después de darle un ligero apretón se libero del abrazo para voltear a verla.
-Gracias Cas- deposito un pequeño beso en su coronilla- Pero no te preocupes por mi ¿de acuerdo?
Dicho esto el chico abandonó la habitación, dejando atrás a la Slytherin, deseando que aquel contacto hubiese durado un poco más.