A Hogwarts Story

IV

-¿Crees que ellas lo sepan?- la voz preocupada de Colagusano fue lo primero que escuchó Sirius al acercarse a sus amigos.
El apuesto azabache había entrado finalmente al gran comedor unos momentos después de que las chicas lo abandonaran y al escuchar a Peter se preguntó que habría pasado mientras él dormía.
-Te perdiste de la diversión- dijo James al ver a su mejor amigo tomar asiento y comenzar a comer.
-Yo soy la diversión- Canuto sonrió altanero.
-Tu Slytherin favorita le sello los labios a Miller y a McGrath por hablar mal de los hombres lobo- continuo Cornamenta.
Sirius escuchó, un poco sorprendido, a sus amigos relatar los sucesos que habían tenido lugar unos minutos antes de que él apareciera. No era un secreto que Black no tenía un buen concepto de la bruja y debido a ésto no podía creer que ella hubiera reaccionado de tal manera ante los comentarios negativos hacia una especie tan despreciada como la de los licantropos.
-¿Qué haremos si ellas saben sobre Remus?- preguntó asustado Peter- ¿y si saben sobre nosotros?
-Nuestra pequeña leona no diría nada- aseguró Sirius- Pero Novack...
-¿Sabes? Cas no es como tu piensas, ella es una chica increíble, tal vez sí te dieras la oportunidad de conocerla lo verías- Molesto, Remus defendió a su amiga y Sirius le dedico una extraña sonrisa.
-Ella es amiga de Remus- añadió James- sé que no te agrada Canuto, pero creo que sí supiera la verdad guardaría el secreto.
- De cualquier forma ellas no pueden saberlo- aseguró Remus, pero se le notaba preocupado.
-Lunático tiene razón -comentó James -¿Cómo podrían saberlo?
-¿Por qué no les preguntamos?- sugirió Colagusano.
-¡Gran idea Pete!- el sarcasmo de Sirius habría sido evidente para cualquiera- ¡Hey chicas! ¿De casualidad se habrán dado cuenta del pequeño problema peludo de nuestro amigo?
-Señores- Cornamenta sonriendo llamo la atención de sus amigos y usando un tono que trataba de ser serio sin lograrlo continuo- Tenemos que averiguar lo que las chicas saben.

Durante los días siguientes tres de los merodeadores intentaron averiguar sí Aurora y Cas estaban al tanto de sus secretos.
Más de una vez Peter intentó hablar con su amiga del tema, pero para su desgracia cada vez que estaba a punto de preguntarle la chica se distraía con algún pendiente o alguien los interrumpía.
Una tarde, cuando James entro en la sala común de Gryffindor tuvo la suerte de encontrarla sentada sola leyendo un libro.
-¡Aurora! - Saludó exageradamente haciendo reír a la chica.
-¿Qué pasa James? - Aurora bajo su libro cuando él se sentó a su lado.
-Ha sido una semana difícil, ¿no lo crees?
-James- Aurora volvió a reír- hoy es miércoles.
-Bueno, es que desde que no tenemos entrenamientos de quidditch el tiempo se me hace eterno- dramatizo un poco aquella frase- ¿Qué estás leyendo?
-Oh es una novela- la chica se entusiasmo de que a su amigo le interesara su lectura, eso no ocurría a menudo- se llama Drácula, es un clásico muggle.
-Una vez leí una historia muggle- el joven mago vio la oportunidad de sacar el tema que le interesaba- trataba sobre hombres lobo ¿Has leído alguna que hable de eso?
-Hum...- La bruja lo considero un momento, intentando recordar.
-¡Aurora! Aquí estas- en ese momento Remus, atravesó el retrato de la señora gorda- Quería devolverte esto- el chico estiró el brazo hacia su amiga sosteniendo una pluma que esta tomó- Gracias
-No hay de que- Aurora le dedicó una sonrisa al recién llegado.
-¿Qué estás haciendo?- preguntó Lunático.
-Hablábamos de libros muggle- contestó feliz - James me pregunto si he leído alguno que hable de hombres lobo, pero no logro recordar ninguno ¿Qué tal tu Remus? ¿Conoces alguno?
-¿Hombres lobo? - El castaño miro a su amigo levantando una ceja.
-Fue lo primero que se me ocurrió- Cornamenta alzó los hombros y sonrió inocentemente.
La conversación continuo por un rato, aun que Remus hizo que ésta cámbiara de dirección. Más tarde, cuando Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta se encontraron a solas en su dormitorio Remus se aseguró de que sus amigos entendieran que debían dejar el tema por la paz.
-Sé que les preocupa chicos, pero ¿no creen que si Aurora supiera algo ya lo habría mencionado? Además, mientras más insistan en hablar de eso con ella, será más sospechoso.
Entre quejas y gruñidos los merodeadores aceptaron no seguir intentando sacarle información a Aurora.
Así fue como dejaron de sospechar de su amiga, pero según Sirius no podían estar seguros de que la Slytherin no estaba al tanto de la verdad y no los delataria, por lo que él siguió intentando con la chica. En una ocasión Canuto incluso trato de tener una "charla casual" con Cas, lo que solo causó que ésta le preguntará si se sentía bien y se alejará extrañada por aquello.
La tarde después de que la bruja realizará su castigo: limpiar toda la platería, sin magia obviamente; se encontró "por casualidad" con Black.
-¿Disfrutando el castigo?- se burló Sirius.
Cas bufo y siguió caminando, estaba cansada y sin ganas de aguantar al Gryffindor, pero éste no se rendiria tan fácilmente y siguiéndola se le ocurrió una idea.
- ¿Al menos valió la pena? - El guapo joven le cerro el paso poniéndose delante de ella - Recibir un castigo solo por que te molesto oír la verdad, Miller y McGrath tienen razón los licantropos son monstruos - Esto era, obviamente, completamente contrario a lo que el chico creía en realidad, pero había pensado que tal vez sí la llevaba al límite ella terminaría por revelar si sabia algo sobre su amigo.
-Sabía que eras un imbécil, pero jamás creí que a tal grado - Molesta, Cas intentó abrirse paso empujando al muchacho.
-No los defenderías de esa manera sí tuvieras uno frente a ti - Sirius acorralo a Cas contra la pared- Apuesto a que temblarias de miedo si conocieras a un hombre lobo - Esto hizo que instintivamente ella sacará su varita.
-Te lo advierto Black - lo miro fijamente a los ojos - Puedo soportar tus molestas bromas y comentarios estúpidos, pero hay cosas de las que no te conviene hablar, no sabes a quien podrías lastimar.
Sirius sonrió victorioso, su plan parecía estar teniendo éxito.
-¿A quién podría lastimar?- El muchacho atrapó la mano de la chica que sostenía la varita con la suya y acortó el espacio entre los dos, haciendo que Cas se pusiera aún más a la defensiva.
-Sueltame- susurro.
La respiración de la rubia comenzaba a volverse irregular por la ira, sus ojos azules parecían echar chispas y sentía como si electricidad recorrierá todo su cuerpo, estaba a punto de hacer algo estúpido lo sabía, pero no podía detenerse.
En ese momento ambos escucharon como alguien se aclaraba la garganta detrás de ellos.
-¡Jovencitos!- la profesora de vuelo y árbitro en los partidos de quidditch, Rolanda Hooch, abochornada al haber mal interpretado la situación les llamo la atención - ¡Separence ahora mismo! Éste no es un comportamiento adecuado dentro de ésta institución.
Sirius se alejo lentamente de Cas con una sonrisa y ella se apresuró a aumentar la distancia entre ambos y guardar su varita.
-Señor Black- prosiguió la mujer al reconocerlo- sé que a falta de los entrenamientos de quidditch debe tener mucha energía acumulada, pero ésta clase de... Actividades, no es la forma correcta de sacarla y menos dentro del colegio- el muchacho dejo escapar una ligera risa al recordar las veces que realmente se había dedicado a esas actividades dentro del Castillo- y usted señorita...
Antes de que la profesora pudiera terminar la frase Cas la interrumpió, frustrada, al darse cuenta de lo que Hooch creía que había pasado.
-¡Black y yo jamás...
-Ahorrese los detalles, ambos están castigados y restaré diez puntos a Gryffindor y a Slytherin. Ahora hagan el favor de ir a sus dormitorios.- ordenó la mujer con una seña.
Los dos comenzaron a alejarse del lugar. Canuto, a diferencia de Cas, parecía estar realmente divertido con la situación.
-Gracias Black- escupió la chica con rabia antes de girar en la dirección opuesta al muchacho.
-No hay de que- contestó burlonamente Sirius mientras se alejaban.
Orgulloso por el descubrimiento que creía haber hecho Canuto se dirigió al dormitorio que compartía con los merodeadores, y al entrar lo primero que hizo fue alardear de su supuesto logró.