Capítulo 36

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Caminé un poco más rápido de lo que realmente debía, pero era que no podía tolerar aquello. ¿En que momento pasó que se me fue de las manos? ¿En que momento _____ se había vuelto a cruzar con Min y habían comenzado a hablar y hablar... hasta que la charla los llevó a arreglar una cita para el viernes en la noche? ¡¿En que maldito momento?!
La divisé sentada hablando con Hani y Stella. Me acerqué a ellas. Las tres se giraron a verme. —Déjennos solos —les dije. Mi prima arqueó una ceja.
—¿Perdón? —me dijo.
—¡Que nos dejen solos! —elevé un poco mi voz sin dejar de mirar a _____.
Ellas dos se pusieron de pie y se fueron sin decir nada. Ella no dijo nada, solo me miraba esperando a que yo dijera algo. Volvió su vista al frente y comenzó a hacer un poco de ruido con sus uñas al golpearlas levemente contra la mesa.
—¿Qué quieres? —me preguntó al fin después de un largo silencio. Me senté frente a ella, encontrando su mirada con la mía.
—¿Así que saldrás con Min Joongi el viernes por la noche? —le dije en tono molesto.
No, no tenía que demostrarle que estaba molesto. Pero es que no...
—Si, ¿Cuál es el problema? —me contestó con toda la calma del mundo.
—Que apenas lo conoces —dije apretando los dientes.
—A ti también apenas te conocía y aun así me acosté contigo —dijo mientras clavaba sus ojos chocolates en los míos.
—No, no, nosotros si nos conocemos. Es más antes de... que pasara nos conocimos más aun. —¿Sabes cuanto tiempo pasó hasta la primera vez que lo hice con Josh? —preguntó.
—No —le dije negando con la cabeza.
—Un año —sentenció y sonrió irónica —Me siento una sucia al decirlo, pero... tú lo conseguiste en un mes. Soy una cualquiera ahora, así que aceptar la invitación a cenar de un chico desconocido ya no es malo para mí. Además de que Joongi es todo un caballero, no solo cuando esta vestido de traje, que de paso sea dicho, tampoco lo eras realmente...
—No tú no eres una cualquiera —le dije.
—Así me siento Wonho, me siento sucia, una entregada, una regalada, una cualquiera...
—Pero eso no es así...
—¿A no? ¿Y como es? ¿Cómo me ves tú? —me preguntó.
—Lo único que voy a decir, es que no voy a permitir que salgas con Min—le dije mirándola fijo.
—¿No? ¿No vas a permitirlo? ¿Pero quien te crees? ¿Mi padre? ¿Por qué no puedo salir con él? Que yo sepa, no tengo nada con nadie. No le debo nada a nadie y soy totalmente libre de hacer lo que se me canta...
Se puso de pie y yo también lo hice, rápidamente me acerqué a ella y la tomé de la cintura acercándola a mí. Mi respiración era algo agitada, la miré fijo a los ojos.
—¿Sabes porque no puedes? Porque no lo tolero, no lo soporto. No me cabe la idea de que otro te toque, de que otro te mire, te bese. No soporto pensar que otro pueda acariciarte, que tú acaricies a otro que no se yo. No lo aguanto ¿entiendes? —le dije algo agitado.
—¿Y que tengo que hacer yo con todo eso? ¿Esperar a que se te pase y quedarme después sola como un hongo cuando eso suceda? Wonho, lo que pasó entre nosotros fue un error... no debió pasar y recuerdo cada palabra que te dije. Lo recuerdo todo, me dijiste que sabias que me iba a arrepentir y te dije que mi orgullo estaba ebrio para pensar en eso. Tú eres la debilidad de las mujeres, Wonho, ninguna puede resistirse a ti mucho tiempo. En algún momento va a terminar cayendo y yo ya caí...
—¿Qué sentiste? —la interrumpí.
—Lo mismo que tú... placer —me dijo.
—Si yo voy esta noche a tu casa, toco el timbre, me abres, entro, te besó, te subo a la habitación y te hago lo mismo que la otra noche, no va importarte pues solo vas a sentir placer, ¿verdad?
—No creo que lo hagas, tú eres el tipo de hombre que no esta dos veces con la misma mujer... —Podrías ser la excepción —la interrumpí.
—¿Y por que?
—Porque simplemente, tienes algo que las demás no.

Sin darle tiempo a nada tomé su boca con la mía y la acerqué más a mí. Sus labios se abrieron para mí, cuando mordí el inferior con cuidado. Entonces metí mi lengua en su boca y la saboreé tanto como podía hacerlo. Excitado, pero agitado por la falta de aire, la solté para poder respirar. No me alejé demasiado... seguí rozando su boca
—Eres mía _____, niégalo cuanto quieras. Pero sabes que al final me perteneces tanto como lo se yo —le dije agitado.
—¿Y tú que? —me dijo agitada también —¿Cuándo vas a admitirlo? Eres mío, _____, niégalo todo lo que quieras, corazón. Pero sabes que al final la que te maneja soy yo —sonrió burlonamente. Me sentí inhibido —Ahora suéltame que tengo clases...

Peligrosa Obsesión (Wonho y ___) ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora