Capitulo 51

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Sus ojos volvieron a adquirir ese brillo de hace unos instantes, sus mejillas se enrojecieron levemente y eso terminó con lo que quedaba de mí.
— ¿Usas ese calificativo con otras... personas? — me preguntó con recelo. Sonreí.
— ¿Celosa? —le pregunté arqueando una ceja.

— Estás matando el momento, Hoseok — dijo frunciendo levemente el ceño. Reí por lo bajo. — Y tú solo me estás tentando cada vez más — dije divertido.
— Solo quiero saber si alguien más fue llamada así...
— No — le dije mirándola fijamente — Nadie más, amor.

Ella levantó su mano y acarició mi mejilla, para luego subir hasta mi cabello y acomodarlo levemente hacia atrás. Me incliné hacia ella y la besé dulcemente acariciando sus labios con cuidado. Gimió levemente, mandando a través de mí una oleada de placer. El beso dulce y tierno se volvió apasionado e intranquilo. Necesitaba sentirla, desesperadamente. Bajé mis manos al borde de su blusa.

— No, no y no, Wonho — dije agitada soltando mis labios — Dije que no...
— Maldita, eso eres una pequeña y peligrosa ninfa que ha venido hasta mi habitación y me ha despertado y me ha seducido y ahora no quiere dejarme cobrar lo que debo.
— Por Dios, Wonho, no han pasado si quiera 24 horas desde la última vez que lo hicimos... no puedes estar desesperado. Definitivamente eres un ninfómano.
— Y tú te comportas como una monja — la besé cortamente.
— Pero te encanta esta monja —dijo coqueta.
— Está bien, tú ganas. Solo porque no tengo como contradecir aquello, es absolutamente cierto. Me miró de manera tierna y acarició de nuevo mi mejilla.
— Ahora, ¿me puedes dejar salir? Quiero comer algo — me dijo.
— Delante de ti ya tienes algo para comer, ¿para qué quieres otra cosa? — le pregunté.
Ella rió por lo bajo.
— No se puede vivir de hacer el amor, Wonho — dijo mientras sin intención alguna clavaba su mirada en mi boca.
— Mmmm, esa mirada... quieres besarme ¿cierto? —le dije y me agaché para morder sus labios. — Tienes razón... ganas en todo. Sí quiero besarte, y todo lo que se te pueda pasar por la mente. Pero ahora tengo hambre... de comida.
— Bueno, vamos a comer — dije rendido mientras me alejaba de ella y me ponía de pie. Tomé su mano y la levanté de la cama — Pero luego quiero el postre.
Le gruñí y la tomé de la cintura para un arrebato beso y luego la solté. Ella rió divertida.
— Traje helado — dijo con una inocente sonrisa.

— Y te atreves a decir que soy yo quien mata los momentos. No tienes vergüenza, amor. — Decidí ignorar tu doble sentido — me aclaró.
— Pero si lo divertido de eso es que te escandalices — dije mientras ambos salíamos de la habitación.

— Oh, bebé, ya no me escandalizan tus dobles sentidos — me dijo divertida.
Arqueé una ceja y antes de que se alejara demasiado, la detuve y la acerqué a mí. Su espalda chocó levemente contra mi pecho y el aroma de su cuerpo, me excitó un poco más de lo que ya estaba. Sentí como su respiración se volvía un poco más densa.
— ¿Por qué estas tan distante? — le pregunté al oído.
— Yo no estoy distante — aseguró.
— Sí, sí lo estás —susurré y bajé mis manos a su vientre, abrazándola un poco más.
—Wonho... —murmuró.
— ¿A qué le temes, _____? —le pregunté y la giré para que me hiciera frente.
Me miró fijo a los ojos y vi la inseguridad en ellos. Aquellos ojos cautivantes estaban llenos de inseguridad.
— No quiero que... que te canses de mí.
— ¿Cansarme? —pregunté confundido.
— Tal vez... si me hago la difícil, pueda que no me dejes tan pronto.
Eso es lo que pasa... _____ aún no entiende lo que ella significa para mí. Tomé su rostro con mis manos y la acerqué a mis labios.
— Estoy perdida y completamente enamorado de ti... te necesito, te quiero. Y no creo que pueda cansarme de algo que hace latir tan fuerte mi corazón — besé sus labios apenas — Eres la dueña de mi corazón... puedes hacer lo que se te cante con él. Soy tuyo, maldita sea.
— Yo también soy tuya, Wonho, completamente tuya —susurró agitada y se acercó completamente a mi boca. Gruñí ante el desenfreno de su pasión. Sus labios abrasaron los míos y su lengua me cautivó. Sus pequeños brazos rodearon mi cuello y entonces la alcé del suelo.
— Rodéame con tus piernas... por favor, necesito sentirte, ______—le supliqué soltando apenas su boca. Ella sonrió levemente.
Sus piernas rodearon mis caderas y entonces volví a besar su boca.
— Claro que no, Jooheon — dijo divertida. Entonces dejamos de mover nuestras bocas para lentamente girar a verla. Ellos tenían los ojos bien abiertos y estaban ahí parados como estatuas en la puerta, nos miraban fijo. ______ seguía sobre mí.
— Creo que no hemos llegado en un momento muy apropiado — dijo mi buen amigo Jooheon. Lentamente, ______ se fue bajando de mí, para acomodarse un poco el pelo y la ropa.
— Diablos, Hani... ¿acaso no me dijiste que no vendrías hoy? — le pregunté.
— Lo siento, primito, no pensé que estarían haciendo tal muestra de amor en medio del pasillo —

Peligrosa Obsesión (Wonho y ___) ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora