[5] Esa noche -Parte 1-

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Akutagawa estaba petrificado. Era la primera vez que alguien se acurrucaba así con él y no sabía qué hacer. Se debatía por mantenerse quieto y que los ruidosos latidos de su corazón delataran su nerviosismo, o bien, darse vuelta y abrazar al contrario. Aunque quisiera, no podía negar que el calor que emanaba el cuerpo ajeno era acogedor y sin más adornos, le gustaba aquella sensación.

-No te enojes conmigo por haber sido tan malo contigo... no quise que fuese así, pero necesitaba pensar. -Musitó Nakajima con un tono de voz decaído.

Maldición. Y haciendo caso omiso a su raciocinio Akutagawa se giró y tomó la cabeza del contrario. Cuando el mafioso  sujetó la cabeza de Atsushi, éste parpadeó confundido y poco a poco el pánico comenzó a hacer estragos en él. Soy hombre muerto, ¡Akutagawa me escuchó! Y -Y ¡Notó que me acurruqué en él! No obstante, aquel pánico interno no se comparó al que sintió cuando la reacción del mafioso fue totalmente inesperada: lo acomodó en su pecho en vez de ser regañado.

-Maldito seas Jinko. -Gruñó  avergonzado pero asustado  pues, Ryunosuke no había pensado en qué hacer o cómo justificar su acción si el albino lo empujaba o se enojaba por su acción. Pero para su grata sorpresa, el cuerpo ajeno en vez de tensarse y alejarse por su contacto, buscó aumentarlo al acercarse más al cuerpo del mafioso.

-¿P-por qué? -Balbuceó sintiendo su cara arder, pero cerrando sus ojos para disfrutar del calor y aroma ajeno.

Akutagawa guardó silencio. Estaba demasiado ocupado en  reconocer y controlar la gama de diversas sensaciones-sentimientos que provocaba aquel contacto. Debido a que, en esos precisos momentos, estaba hecho un lío: aún estaba enojado por la pasada actitud distante de Atsushi, pero al mismo tiempo, se encontraba feliz, nervioso y deseoso de más.

Al no obtener respuesta, Nakajima abrió sus ojos y lo llamó nuevamente. - ¿Akutagawa?

-Qué.

-Te late el corazón rápido.

-No sabes lo que estás diciendo.

Atsushi rio suave y se acomodó aún más en el pecho ajeno. Deseaba disfrutar y grabar en su memoria aquel momento hasta el más mísero detalle; desde el calor y olor que emanaba el cuerpo del mafioso hasta el sonido de sus rápidos latidos ya que  nada le aseguraba que sucedería nuevamente. – Pero ¿sabes? Me gusta que lata así, porque significa que está vivo... cuando te encontré, apenas latía al punto que pensé que estabas... -El término de aquella frase murió en sus labios incapaz de verbalizarla.

Ryunosuke entendió a lo que se refería y dejándose llevar por sus instintos comenzó a acariciar el cabello ajeno al igual que la noche anterior.  Ya pensaría mañana en las consecuencias -¿Qué ocupó tu mente todo el día?

Las caricias en su cabello fueron lo que Nakajima necesitó durante todo el día para tomar aquella decisión. Así que, abriendo sus ojos, trató de encontrar su mirada con la ajena sin deshacer el contacto. – ¿Eres confiable?

Akutagawa quiso mentir y decir que sí, pero simplemente no pudo -No lo sé. Nunca he tenido la oportunidad de demostrar si soy confiable o no.

-¿Por qué?

Ryunosuke miro los orbes bicolores del albino. ¿Cómo era posible que a pesar de estar en penumbra sus ojos siguieran brillando? Parece un ser lleno de vida y de luz, cegadora pero cálida. Ante aquel pensamiento sonrió suavemente, deshizo las caricias y se acomodó de espalda para mirar el techo. Sabía muy bien la respuesta a aquella pregunta, pero aún así, enunciarla era difícil. -Quizás porque nadie me ha considerado  como un ser de confianza o reconocido digno de ella, Jinko.

¿Mi libertad? Tú.Where stories live. Discover now