¿Mi libertad? Tú.

[1]- ¿Por qué acepté este trabajo?

Akutagawa corrió la pesada puerta de su habitación causando un chirrido un tanto desagradable, aquel sonido produjo un suspiro de hastío. Odiaba estar ahí, a miles de kilómetros bajo el nivel mar y rodeado de gente que, por su estupidez e inutilidad, solo acrecentaba sus ganas de matar. Además, los veinte días de encierro sin llegar aún a su destino, no ayudaban en menguar su mal humor.

¿Por qué acepté este trabajo?, pensó mientras cerraba su puerta y su vista se acostumbraba poco a poco a la penumbra característica de la "boca del lobo", apodo que la tripulación había adjudicado al puente principal de la embarcación. El cual, conectaba al submarino de popa a proa, caracterizándose por ser un pasillo largo, frío, oscuro y silencioso, interrumpido de vez en cuando por los crujidos de las paredes de la embarcación, cada vez que variaba la presión ejercida por las grandes masas de agua salada.

Una vez que su vista se adaptó a la tan acostumbrada oscuridad, comenzó a cruzar el puente metálico a paso firme. Esa noche o día, Akutagawa ya había perdido la noción de los días, no podía conciliar el sueño. Se encontraba especialmente molesto y quizás un paseo de "vigilancia" podría ayudar a menguar su temperamento.

O más bien, su corazón.

Pues, esa mañana había escuchado discutir a los altos mandos (capitán y marinos) sobre lo próximo que estaban de su punto de llegada, restando únicamente un día de camino. Pensar aquello causaba una sensación vitalizante, símil a una pequeña corriente eléctrica que producía un ligero cosquilleo en cada uno de sus músculos. Pues, el trabajo que le esperaba, una vez en aquel lugar, implicaba aventura y lo que más deseaba en la vida: el reconocimiento de sus facultades por parte de su mentor: Dazai y posteriormente, su preciada libertad.

Si bien, el trabajo era rápido, éste no era sencillo. Debía buscar una especie de libro, cuyas páginas completamente en blanco harían realidad cualquier escrito sobre ellas-o algo así le había descrito Mori-san-. Un objeto totalmente idóneo y mágico, por ende, sumamente codiciado y por lo mismo, peligroso. Si caía en manos equivocadas podría causar grandes calamidades o ser increíblemente útil. Por ende, Port-Mafia debía poseerlo en sus manos primero. No obstante, se rumoreaba que el libro se encontraba en una ciudad que hace unos pocos años atrás se creía completamente perdida o parte de la mitología: la famosa "Atlantis". Sin embargo, tras un par de meses de investigación, extorsión y "arreglos" propios del bajo mundo, Akutagawa encontró un antiguo y roído mapa que señalaba su ubicación.

Una vez obtenida la ubicación, tan solo faltaba una embarcación y una tripulación manipulable o eliminable. Optando por esta última, la tripulación constaba de 20 personas contando a Ryunosuke.

De pronto, un estruendoso sonido seguido a una fuerte sacudida hizo que el mafioso perdiera el equilibrio y se golpeara contra el frío metal.

-Pero que demon...

No pudo terminar pues otra violenta sacudida, de mayor intensidad que la anterior, provocó que su cuerpo se azotara contra una de las paredes. De un momento a otro, el silencioso pasillo se convirtió en un verdadero infierno. La escasa luminosidad se volvió rojiza por las luces de emergencia y las estrepitosas sirenas sonaban sin cesar para avisar a los dormidos marinos el estado de emergencia. Parecía como si dentro del submarino viviesen su propio terremoto. El piso temblaba, se sacudía y cualquier intento por ponerse de pie o mantener el equilibrio era prácticamente imposible, todo daba vueltas y el ruido ambiental era propio de una catástrofe: vidrios quebrándose, fugas de agua entrando por todos lados y los gritos de miedo y/o agonía de los marinos eran ahogados por las sirenas. El lugar era un total caos.

Akutagawa intentó ponerse de pie, pero otro "temblor" lo impidió, provocando que su cuerpo volase por los aires para azotarse fuertemente contra la puerta que había cerrado hace unos minutos, como si una fuerza invisible lo tomase y arrojase con ira.