-¿Ryunosuke me estás oyendo? -Cuestionó Atsushi al notar que la mirada del pelinegro se había perdido en un punto fijo.
El aludido pestañeó rápidamente al salir de su cavilación y asintió. - Sí, continúa.
El nativo le miró unos segundos y respiró hondo, debía llenarse de valor y hacer el esfuerzo de recordar lo que más podía de aquella fatídica noche. - Bien... como te decía, afuera era un verdadero caos. No entendía porque nos adentrábamos a la ciudad si lo más lógico era irnos, digo, escapar ¿no? Pero lo entendí cuando llegamos a las catacumbas que se encuentran bajo el salón principal del templo. Ahí estaban todos o... -Hizo una pequeña pausa sonriendo melancólicamente- los pocos que quedaban vivos. Estaba oscuro, apenas iluminado con nuestros collares y recuerdo estar mareado.
Atsushi hundió ligeramente su rostro en el pecho del mafioso y continuó su relato- Mi madre me dejó solo unos momentos, recuerdo que me ordenó no moverme por nada del mundo y esperarla. Tenía miedo, el suelo temblaba, los gritos eran más fuertes y no sé cuánto tiempo estuve sentado cubriéndome los oídos cuando alguien jaló mi brazo. Era mi padre... pero estaba extraño...
-¿En qué sentido extraño? -Intervino Akutagawa.
-Lloraba. Mi padre era de esas personas del pensamiento "llorar es igual a debilidad". Jamás lo había visto derramar lágrima, ni cuando mi hermana falleció. Entonces ese día lloraba, me llamó tanto la atención verle así que quizás por eso no entendí lo que me dijo y me golpeó.... Y ahora vienen mis recuerdos fragmentados, Ryunosuke. -Murmuró Atsushi separándose para quedar a su lado, a la misma altura, para así conectar sus miradas. – Son como destellos de imágenes, borrosas... Después de desmayarme por el golpe, vi un salón extraño, luego, unas manos alrededor de mi cuerpo, rasgando mi ropa y dolor. Mi conocimiento iba y venía, pero despertaba gritando. Todo dolía y por más que tratase de mirar quien causaba ese dolor, algo impedía que moviese mi cabeza, era como si sujetaran mi cuerpo. Al final, perdí el conocimiento quien sabe por cuanto tiempo y cuando desperté, me encontraba en el salón principal de lo que fue la biblioteca con un estante sobre mi pierna.
-¿Cómo llegaste ahí?
-No lo sé. Por más que gritaba por ayuda nadie venía... el silencio era abrumador. Cuando ya me cansé de gritar y ya estaba convencido de que nadie me iría a ayudar, me puse a pensar cómo salir de ahí. Fue cuando se me ocurrió hacer una especie de palanca con una de las repisas del estante contiguo y milagrosamente pude liberar mi pierna. Obviamente estaba quebrada y no era la única herida que había en mi cuerpo. Mi hombro estaba tieso de sangre seca e inflamado, ardía como los mil demonios al igual que mi muñeca. Tenía una cortada en mi palma, la que te mostré y las costillas rotas. Aún así, caminé como pude hacia la salida para buscar gente y... entendí porque nadie vino a socorrerme -Una sonrisa amarga se dibujo en su rostro al mismo tiempo que sus mejillas se comenzaron a humedecer al igual que su rostro- No quedaba nadie. Por donde mirase habían cadáveres, destrucción, sangre y ..
-Shh. No más, ¿Qué pasó con tu familia? -Murmuró el mafioso dulcemente. Al mismo tiempo que acariciaba la mejilla ajena para limpiarle las lágrimas.
-No encontré sus cuerpos hasta días después.... Cuando tuve la voluntad de hacer un funeral digno para todo mi pueblo, especialmente para mi familia, en ese momento encontré una nota en la mano de mi madre. Tuve que quebrarle los dedos para sacarla y su mensaje me torturó por años... Lo sigue haciendo, la verdad.
-¿Qué decía?
-Protégenos.
Esas fueron las últimas palabras que Atsushi pudo enunciar aquella noche debido a toda esa angustia, desesperación, dolor y frustración que conllevaban aquellos recuerdos -sobre todo las últimas palabras que para su propia percepción no pudo cumplir-, destrozaron completamente su auto control rompiendo en un llanto desesperanzado.
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¿Mi libertad? Tú.
FantasyRyunosuke Akutagawa es un mafioso que solo busca el reconocimiento encontrando un famoso libro que cumple cualquier deseo escrito en él. Y así, olvidar su pasado para al fin ser libre. Por su parte, Atsushi Nakajima, solo anhela recordar su pasado...