Epílogo

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En los primeros días, después de que la joven Luthor fuera dada de alta, la relación entre Kara y Lena era algo cristalina. ¿Cristalina? Sí.

Ambas sentían como si su relación fuera el mismísimo cristal, tenían miedo que ante cualquier cosa mínima el cristal -su relación- se rompiera y, esta vez, sin retorno. Kara y Lena tenían temor de perder a la otra, no sabían si podrían estar sin el cariño de la otra; Sin su mejor amiga y, ahora, amante.

Al darse cuenta de que ambas tenían esta visión "cristalina" respecto a su relación hicieron lo que tenían que hacer: Hablar.

Kara y Lena se dieron cuenta de que su amor era igual de grande que el temor a perderse. Y qué mejor que enfrentar el miedo ¿No?

Las mujeres fueron venciendo sus respectivos miedos y la relación se fue afianzando.

Con el correr de los días, Lena volvió a confiar en Kara. Volvió a creer en ella y en sus intenciones. Lena, finalmente, sanó su corazón y pudo convivir en paz con aquella tortuosa revelación que había vivido en el pasado.

Kara, por su parte, se sentía en una nube de amor. La rubia jamás creyó encontrar alguien que la volviera tan loca como la mujer de ojos verdes lo hacía. Kara se encontraba enamorada, muy enamorada. ¡Y apenas llevaban juntas tres meses! ¿Qué pasaría cuando estuvieran juntas por años? ¿Cuando estuvieran casadas? ¿¡Casadas!? Kara imaginaba compartir toda la vida junto a la CEO y eso la tenía muerta de miedo, pero como se dijo lineas atrás: El miedo se lo enfrenta y se lo vence de tal manera.

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—¿Len, estás aquí? —Supergirl se adentró en la oficina de la mujer Luthor, quien descansaba en el sofá.

—Me encanta, me encanta como te queda. —Lena repasó a su novia de arriba a abajo para después darle un trago a su bebida.

—¿Qué decir? Mi novia, además de ser científica y CEO, es diseñadora de moda. —Kara bromeó divertida—. Gracias por diseñar mi nuevo traje, Len. —La pelinegra asintió con una sonrisa.

Lena, días atrás, había terminado el nuevo traje de la superheroína: Un traje donde el azul predominaba y la S en el pecho relucía mucho más que en el anterior traje. Y, además, el destaque más vistoso del outfit ¡Pantalones! Supergirl tenía pantalones.

—¿Te gusta? —Lena dijo sin ocultar su felicidad. Kara asintió con vigor para luego sentarse en el sofá, al lado de Lena, y dejar un casto beso en sus labios.

—Es increíble ¡Y lo digo en serio! Puedo pelear diez mil veces mejor que con la falda, puedo desplazarme con mayor agilidad y la capa se amolda mucho mejor a mis movimientos ¡Y ni hablar de la mirada que genero en los demás! ¡Me miran con mayor respeto! —Lena carcajeó sin evitarlo, el entusiasmo de su novia le producía risa y amor a la vez.

—Me alegro muchísimo, amor. Cualquier arreglo que quieras hacerle, ya sabes. —Kara negó.

—No, es perfecto. —Ambas se sonrieron y volvieron a besarse—. ¿Hoy cenas conmigo?

—Mm... Debo completar unos formularios. Después de que Andrea se marchara hace un mes, dejó todo hecho un caos. —Lena bufó—. Me quedaré aquí hasta tarde.

—¿Y podría venir a hacerte compañía? ¿Y comemos aquí?

—¿No te molestaría comer aquí, en mi oficina? —Kara negó—. ¿Segura? —La rubia rodó los ojos divertida y terminó por asentir—. Vale, entonces pide comida china.

—Jooo... ¿No puedo pedir pizza? —Ahora fue el turno de Lena en rodar los ojos.

—Pide ambos, yo pago.

—Ventajas de tener una novia super ultra mega millonaria. —Bromeó Kara—. Oye, entonces, ¿No piensas quedarte con CatCo? 

—En realidad... Ni. —Kara frunció el ceño.

—¿Ni? ¿Cómo sería eso?

—Tú sabes muy bien que el único motivo por el cual compré CatCo en su momento fuiste tú, tú fuiste la única razón. Catco no es una empresa en la que yo, personalmente, esté interesada. ¡Ahora! Pensé en que podría quedarme con la empresa y, ya sabes, que yo sea la dueña pero que la empresa no la maneje yo... Sino tú.

—¿¡Qué!? ¿Estás loca? ¡Apenas sé manejar el microondas y tú quieres que maneje una empresa! ¿Estás loca? —Lena estalló en risas al oír a su novia.

—No te digo que manejes la empresa tú, al menos no es su totalidad. Quiero proponerte manejar la empresa entre ambas, Kara. Yo sería la cara de CatCo y sería la encargada de todo el papelerío y demás pero tú serías la que se encargaría de todo el tema de medios de comunicaciones, además de ser la jefa claro está.

—¿Y- yo... yo jefa de CatCo?

—¿Por qué no?

—En algún punto del mundo Cat Grant se desmayó al escucharte hablar. —Lena volvió a reír.

—¿Entonces qué dices? ¿Puedo llamarte jefa Kara Danvers? —La pelinegra arqueó sus cejas, gesto que hacía derretir a la rubia.

—Puff. Podríamos intentarlo ¿No?

—Esa es mi súper chica. —Lena besó los labios de la rubia con intensidad.

Para Lena todo era un sueño. Pasar de tener una familia miserable, a estar sola, a después tener amigos, para finalmente sentirse traicionada por todos ellos... El desenlace que Lena imaginaba que tendría su historia, definitivamente, no era el de terminar en el sofá de su oficina a los besos con Kara Danvers, con la mujer que ahora creía que sería el amor de su vida.

La mujer Luthor, con tal desenlace, lo único que podía pensar era en que, a veces, a pesar de tocar fondo y querer huir -tal como lo hizo creando una realidad virtual- se puede llegar a tener un final feliz.

Y si bien, algún que otro día el mal humor le ganaba y ni quería ver a su novia, después todo pasaba y volvían a ser la pareja melosa que eran, como Alex las llamaba.

—¿En qué piensas, cariño? —Kara besó su cuello, sacándola del ensimismamiento en el que se encontraba.

—En que te amo mucho, Kara. En eso pienso. —Lena sonrió y besó sus labios una vez más.

—Y yo a ti, Lena.

—¿Siempre?

—Siempre.

You're with me, right? - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora