Capitulo XI

26 3 0
                                    

  New York

      Ian Williams creció en una familia de clase baja en Nueva York,  era el unico hijo, de una pareja de Ingleses que habian llegado a Estados Unidos despues de la guerra fría, con expectativas  de un futuro mejor para su hijo.

        Tuvo una infancia común, fue a primaria y se acostumbró a la vida americana, desde muy niño mostró su pasión por la musica, recibió la educacion secundaria, y trabajaba repartiendo diarios para pagar sus clases de guitarra y canto en una academia  en   Bronx, cerca de donde vivía.

        Cuando aprobó la secundaria, decidió no ir a la Universidad, decía que no tenía el dinero suficiente y además que a él lo unico que le gustaba era la música, así que con algunos amigos de la academía, formó una pequeña banda con la que se presentaba en discotecas y bares, así costeaba su vida, y ayudaba a sus padres.

         Cuando cumplió 17 años, una noche en la que tocaban en una disco,  conoció a Harper Mitchell, una joven estudiante de fotografía de la Universidad de Nueva York.

         -vaya, creo que tienes una voz increible.

         -gracias, si bueno intento hacerlo bien, para ganar algo de dinero, bueno, lo dije mal, en realidad amo cantar y asi gano dinero.

         -mi nombre es Harper Mitchell. -le dijo ella mientras estrechaban sus manos.
  
         -el mio es Ian Williams.

         -lo sé, es la tercera vez que te escucho tocar aquí, y bueno hice una promesa a mi amiga Hanna. -dijo mientras señalaba a  una de las mesas.

        -de que si te veía una vez mas aquí me acercaría y te hablaría. -completó.

        -oh eso es fantástico, yo no te habia visto antes ya sabes, la multitud en estos sitios, ves cientos de caras y rara vez las recuerdas.

       -descuida, lo sé. -respondió ella.

       -¿te gustaria tomarte algo Ian Williams?

      -bueno, la verdad no tomo mucho pero me agradó conocerte asi que acepto uno o dos tragos. -respondió Ian riendose.

       -vale vamos a mi mesa quiero que conozcas a las chicas. -le dijo mientras le sujetaba la mano-.

     Harper Mitchell, era una niña rica, su familia era dueña de una de las firmas de abogados más respetadas de la Ciudad. Ella estudiaba fotografía, pintaba cuadros, y asistía a clases de baile. Amaba la lectura, en sus ratos libres visitaba el hermoso Central Park con su amiga Hanna para hacer deportes, tomar fotografias y leer. Tenía 17 años y ya había conocido casi toda Europa, Asia y muchos paises de Latinoamerica, uno de sus más grandes hobbies era viajar.

   Después de la noche que se conocieron en la discoteca se siguieron viendo, era inevitable, ella amaba escucharlo cantar y él había encontrado a  una chica fascinante gracias a su voz. La diferencias sociales eran claras y evidentes pero eso al principio no les afectó. Ian vivía en la zona más marginada de la ciudad y ella a sólo dos cuadras del Central Park, pero el amor no se fija en esos detalles algunas veces.

     Muchas veces Ian iba al Central Park con Harper a practicar canciones con su guitarra, se sentaban en el cesped y él improvisaba las mas hermosas letras. Un día de esos en los que practicaba ella le tomaba fotos como era costumbre, cuando de pronto el dijo que dejara la camara a un lado, que escuchara con atención la letra de la canción que iba a cantar, ella lo miraba fijamente sentados en el cesped. Y el empezó a cantar:

Yo siempre fui mal amigo del amor
La felicidad nunca me encontró
Y yo no soy de los que se esconden
Simplemente nunca tuve suerte

Yo siempre fui amigo del dolor
Mi vida  quizás nunca fue la mejor
Y no soy de los que se quejan
Simplemente nunca tuve suerte

Pero una noche
la suerte estuvo de mi lado
Y esa noche
No la estaba soñando
Y aunque aquella noche
Yo nada estaba esperando
Quizas lo mejor te toma por sorpresa
Porque la felicidad tuvo nombre
Cuando dijiste tu nombre

Yo siempre fui mal amigo del amor
La felicidad nunca me encontró
Y yo no soy de los que se esconden
Simplemente nunca tuve suerte

Y ahora me detengo a pensar
Que rayos será eso que llaman suerte
Si ahora el mundo se puede acabar
Si tengo tus ojos en frente

Pero una noche
La suerte estuvo de mi lado
Y esa noche
No la estaba soñando
Y aunque aquella noche
Yo nada estaba esperando
Entiendo que lo mejor te toma por sorpresa
Porque la felicidad tuvo nombre
Cuando dijiste tu nombre
Cuando dijiste tu nombre

Dijiste Harper
Y la felicidad tuvo nombre
Dijiste Harper
Y la felicidad tuvo nombre
Cuando dijiste tu nombre
Cuando dijiste tu nombre


      No hubo palabras después de aquella hermosa canción que cantó Ian, ella rompió en llanto, pero en un llanto de alegría un llanto de amor, un llanto que invade el alma y llena tu corazón con un universo entero de emociones y de sueños, eso era felicidad, en ese instante, simplemente tomó Ían a Harper de las manos y acercandose le dió el beso que ambos estaban esperando desde aquella primera noche en que se vieron.

        -¿quieres darme el privilegio de decirle a todo el mundo que Harper Mitchell es mi chica?

        -¡sí! -respondió ella en medio de besos-.

        

ADICTOS AL FUEGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora