Eita.
El olor a tabaco inundaba mi pequeña habitación de estudiante, no asimilaba el hecho de que no podría volver más a este lugar. Si no era aquí, ¿a dónde iría? Apagué mi tabaco y me eché en el sofá, cubrí mi cara con mis manos, pensando en qué haría de ahora en adelante.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta al abrirse de golpe.
— ¡¿Es en serio?! ¡¿De nuevo fumando?! — se quejó mi compañero mientras entraba con las bolsas de las compras.
— ¿Y qué se supone que debería hacer? — me levanté y caminé hacia él para ayudarlo. — Es nuestro último día en este chiquero, ¿de verdad importa?
— Este lugar es lo de menos, me preocupa tu salud.
Rodé mis ojos. — ¿De nuevo con eso?— Haré que dejes esa maldita adicción, cueste lo que me cueste.
— Suerte con eso, no hay forma, una vez que hayamos dejado esta habitación, no nos volveremos a ver.
— Yo no hablaría tan pronto.
Jereth dejó caer un sobre de papel en la mesa de la cocina, enseguida lo agarré para examinar que llevaba dentro.
— ¿Boletos de avión?
— Vendrás conmigo.
— ¿Y cuándo yo aprobé esto?
— No tienes a donde ir, no tienes más opción que aceptar.
Él tenía razón, era esto o caer muerto en la calle.
Suspiré. — Acepto.
— Ya lo sé. — sonrió.
Astrid.
¿Sería ridículo si digo que con mis diecisiete años de vida aún sigo creyendo que mi príncipe azul llegará? Un chico apuesto, inteligente, caballeroso, sincero... todo aquello que solía decirme papá cuando era pequeña.
Aún recuerdo sus palabras; cada noche cuando me leía un cuento de hadas sobre una historia de amor entre un príncipe y una princesa, siempre concluía con "Y así mi pequeña, es como deberá tratarte un hombre para conquistarte."
Pero durante vas creciendo, te vas dando cuenta que no es tan fácil encontrar a aquel príncipe perfecto que tanto quería papá, y empiezas a darte cuenta de que en realidad todo era una estrategia de su parte para que jamás tengas novio.
Aunque el plan de mi padre, fracasó.
Mi primer novio lo tuve a mis doce años, su nombre era Jereth, hijo de un amigo de la infancia de mamá, el Sr. Daniel Williams. Mi padre se había encariñado mucho con él, Y cómo no lo iba a hacer, si aquel hombre tenía dinero de sobra.
A pesar de haber crecido con una vida llena de lujos, Jereth era un niño muy humilde, con un corazón muy blandito. Nuestra "relación" era un secreto, un lindo pero a la vez tonto juego de niños. Solíamos tomarnos de la mano por debajo de la mesa cada vez que nuestros padres nos llevaban a cenar con ellos.
Recuerdo que cuando me quiso dar mi primer beso, mi mamá había entrado sin tocar la puerta a mi habitación, lo cual hizo que pegáramos un susto que provocó el choque de nuestras cabezas al haber estado el uno tan cerca del otro. Gracias a aquel susto, no lo volvimos a intentar.
Rompimos después de no mucho tiempo, aún así, seguimos siendo mejores amigos, jamás existió ningún tipo de resentimiento entre ambos.
ESTÁS LEYENDO
Diamond Guy [Finalizada]
RomanceTodo este lío empezó cuando nuestros caminos se juntaron, cuando cruzamos miradas, cuando me enamoré. Mi vida iba bien, eso creía, hasta que te conocí. Ella. Es increíble como de repente llegaste a cambiar mi mundo por completo, descubrí que existe...