diecinueve

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—¿Cómo?

Jungkook estaba impactado, su hermano no era exactamente más cariñoso que sus padres, por lo que el hecho de que supiera sobre su vida personal no podía significar nada bueno.

—Necesitaba verificar que estuvieras bien en esa escuela de pobres ¿creíste que te dejaría en ese lugar sin seguridad de que nada te pasaría? Es la primera vez que estás en una situación en la que algo puede pasarte.

La seriedad de su rostro era muy contraria a lo que quizás eran las palabras más dulces que su hermano le había dicho nunca.

—¿Vas a decirles a ellos? —Jungkook sintió sus ojos aguarse, así no es como él había pensado las cosas.

—No. —aquél simple monosílabo le saco un suspiro. —no tengo nada contra tu sexualidad, pero sí contra la persona que escogiste. No pienses que te dejaré solo con ese chico, no hasta que este seguro.

—Jimin es una gran persona. —defendió en voz baja.

—Es un delincuente, se mete en peleas, tiene horribles calificaciones, amistades para nada sanas y para qué mencionar su antiguo trabajo. —Seungjin recitó como si lo supiera de memoria. Cómo si se repitiera cada día la horrible decisión de Jungkook.

—No voy a alejarme de Jimin. —dijo con firmeza.

—Lo sé, no te estoy pidiendo eso. Sólo te aviso que tendré un ojo en ambos y... Que si necesitas algo, lo que sea, sólo tienes que llamar o venir.

Jungkook sintió algo cálido en su pecho.

Aceptación familiar. O al menos de su hermano. Tuvo ganas de llorar de pensar que al menos una persona de su propia sangre lo aceptaba y le brindaba apoyo y ayuda.

—Te dejaré mi nueva dirección...

—Ya la tengo, puedes retirarte. —y así, volvió a trabajar con su seriedad usual.

Seungjin era la persona más rara que Jungkook conocía, pero se alegraba de tenerlo.

Con felicidad desbordando, antes de salir de la oficina, le dio un rápido abrazo a su hermano para luego huir. Seungjin no disfrutaba de los abrazos.

***

Jimin lo llamó cerca de las seis de la tarde y Jungkook fue a buscarlo con el chófer.

Cuando estuvieron ambos en el auto, Jimin besó sus labios perezosamente y luego se dejó caer en el asiento.

—Estoy cansado, los fin de semana vienen demasiadas familias y los estúpidos niños creen que es muy divertido jugar con todas las cosas y dejarlas por todos lados. —se quejó con los ojos cerrados.

—¿Estás demasiado cansado? —Jungkook preguntó, inconscientemente puchereando.

—¿Quieres que hagamos algo?

—Sí, pero si estás muy cansado podemos...

—Vamos.

Jimin se incorporó y tomó su mano con una cansada sonrisa. Diciéndole al chófer que los lelvara a donde Jungkook quería ir.

El hombre partió enseguida, ya que Jungkook le había dicho antes el lugar.

Cuando bajaron, Jimin observó asombrado.

—Es gigante. —dijo mientras avanzaba.

Y no era tan así. Jungkook lo llevó a comprar muebles, era una tienda bastante grande ya que contaba con todas cosas necesarias para el interior y exterior de una casa, y además para su decoración.

—Cierra la boca y vamos.

Se adentraron en el lugar, con un Jimin observando hacia todos los lugares posibles. Jungkook se encaminó por los pasillos con Jimin tras él.

De pronto, fue tomado por sorpresa. Jimin lo giró en medio de un pasillo y le besó la mejilla.

—Me trajiste a comprar los muebles para tu casa. —comentó con alegría.

—¿Por qué eso te pone tan feliz?

—Porque pudiste hacerlo solo, pero esperaste a hacerlo conmigo.

Jungkook se sonrojó, no creyó que Jimin se daría cuenta de eso.

—Tengo malos gustos... —se excusó.

—Eso lo sé, tu ropa de hace un siglo, pero sé que esa no es la razón, cariño. —Jimin estaba sonriendo de esa forma que hacia a Jungkook revolotear el estómago.

Hablaron con uno de los trabajadores, quien fue anotando todos los productos que les iban gustando en cada pasillo. Ya que eran demasiadas cosas y algunas muy grandes, Jungkook pagaría para que se las dejaran a domicilio en su departamento, y además, para que las subieran.

Con eso en mente, se aseguraron de no comprar cosas demasiado grandes o anchas.

Las cosas desarmables eran mucho mejores, pero Jungkook no era bueno armando cosas. Jimin dijo ser muy bueno, así que confío.

Pasaron mucho tiempo paseando y comprando, y solo lo notaron cuando el vendedor que estaba ayudándolos les avisó que pronto cerrarían el lugar.

—Eso sería todo. —le dijo rato después al vendedor.

Acompaño al hombre a pagar, firmar y dar la dirección. Escogió una fecha para que se las dejaran y la anotó en su celular.

Mientras salían, Jimin lucía tan cansado. Jungkook acarició su cansado rostro.

—Gracias por hacer esto conmigo.

—¿Qué chico de 20 años no disfruta comprar muebles? —bromeó Jimin.

Jungkook negó y caminó dejándolo atrás.

—¡Oye, es broma! —Jimin lo atrapó y abrazó con fuerza. —Me encantó comprar muebles para tu nueva casa, muñequito.

"Nuestra" pensó Jungkook.

El pensamiento lo asusto.

Everlasting |Jikook Adap.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora