Silencios

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Josh lo había hecho, al final lo había hecho.

Su madre lo había visto salir el lunes en la tarde y luego de un rato recibió una llamada de la casa de los Joseph.

Había arrancado todo el papel tapiz de uno de los pasillos.

Siendo sinceros, Josh no se arrepiente de nada. Al hacerlo descubrió detrás una habitación, abandonada y oscura, sabía que era su habitación, lo sabe.
Había entrado y había observado todo el lugar, al final había sido tomado por loco por todos, ya que, aunque la misma familia no sabía que la habitación estaba ahí, si que quedó como loco cuando, según él, levantó un piano que se hallaba esquinado en el lugar.

Él jura que el piano estaba ahí, lo sintió en sus manos; tan real como su vista le decía que era, más sin embargo la señora Joseph no veía nada, nadie lo hacia. Dijeron que solo estaba sosteniendo el aire. Entonces comenzó a ver más cosas dentro de la habitación: unos pósters, un ukelele, su cama, un escritorio. Jura que casi termina llorando, sobre todo porque nadie parecía ver nada.

Lo que terminó de demostrarles que tal vez estaba loco fue que les gritó. Les gritó que tenían miedo de recordarlo y que sabian perfectamente de lo que hablaba, les gritó como nunca le ha gritado a nadie en su vida.

Ahora estaba castigado por el resto de su vida, según su madre. Sin teléfono, televisor, computadora o salidas, su madre y padre si que se habían enojado con él, y no era para menos porque lo que había hecho de verdad fue una locura.

Pero, para desfortunio de sus padres, él no haría caso, porque necesitaba ir con Juliette y sus amigos. Intentar recuperar a quien perdió.

Es por eso que cuando todos parecen estar distraídos decide escapar saltando desde la ventana, no era demasiada altura y por suerte no se rompería nada. Corriendo luego, dejando a su casa atrás, porque era momento de ir a buscar su hogar.





























Había bastante tensión, de eso Tyler estaba seguro. Mucha de esa odiosa tensión de Alfa.

Apenas habían hablado con el otro, quien les contó de las salas y las nuevas que estaban apareciendo, comentando que si continuaba así todo Columbus terminaría ahí; porque parecía que los mundos estaban cayendo encima del otro.

Desde esa corta conversación no habían hablado absolutamente nada, pero cada que el recién llegado, quien se había presentado como Edward (sí, Tyler no pudo evitar hacerle burla por su nombre, comparandolo con el vampiro de crepúsculo), se acercaba siquiera un paso a él, Eric se hallaba gruñendole, a lo que el otro le sonreía burlón y retrocedía.
De hecho, justo acababa de suceder lo mismo y Edward se encontraba riendo como si le hubieran contado un buen chiste.

Tyler solo bufó.

- ¿cuál es tu problema? .- le cuestionó el Omega ya hartó de la situación.

- ¿es tu Alfa? .- le preguntó el ojos azules una vez que logró dejar de reír.

Tyler se sintió atragantarse con su propia saliva y negó con rapidez.

- ¿qué?, ¡no!, ¡claro que no! .- y aunque no lo quisiera el castaño tenía un rubor en sus mejillas.

- él no es mi....- comenzó Eric.- no somos nada.

- entonces deberías dejar de gruñirme tanto .- le sonrió burlón.

- no me das confianza, es todo .- respondió el Alfa de manera simple.

- no cuando te la pasas sonriendo de la nada .- secundó el Omega.- ¿qué no te cansas o algo?.

- oh, ¿celosos de mi felicidad? .- les preguntó aún sonriendo con aires de superioridad.

- ¿quién rayos sería feliz aquí? .- preguntó Tyler.

- ¿quién no sería feliz si encuentra a un Omega tan exquisito y lindo como tú?.

El castaño sintió nuevamente a sus mejillas calentarse. En parte eso era bueno, ¿no?, es decir, hacia un frío horrible en ese lugar. Si los jinetes no los mataban lo haría la hipotermia.

- ¡a eso me refería! .- se lanzó Eric inmediatamente a la defensiva.- no me gustan las intenciones que reflejas.

- ¿qué intenciones? .- el otro le dirigió una sonrisa arrogante.- deberías dejar de comportarte como si fueras su Alfa.

Tyler soltó un suspiro.

- escucha, Eduardo .- comenzó.

- Edward .- corrigió éste.

- sí, como sea.- le restó importancia.- no tengo un Alfa y no busco alguno, ¿entiendes?.

- eso es interesante...

- solo déjame en paz .- dicho esto se alejó de ambos, dejándolos solos y esperando que no se mataran mutuamente.





















Halsey se había estado comportando de manera extraña, pero no le habían tomado importancia a ese hecho en esos momentos.

- ¿quién irá primero? .- preguntó la señora Roberts dejando una vela en medio de una mesita de madera, justo delante se hallaba un mullido sofá de color azul.

Nadie pudo siquiera responder porque Brendon se adelantó.

- ¡yo, yo! .- exclamó empujándolos a todos y aventandose al sillón.

- bien .- la mujer suspiró.

Estaban tratando de explicarle a Brendon como sería y como se llevaría a cabo la hipnosis y lo que tendría que hacer cuando un murmullo proveniente de Halsey les llamó la atención, no oyendolo bien al principio.

- ¿qué? .- preguntó Jenna.

- los ví...- murmuró de nuevo Halsey.

- ¿a... a los jinetes? .- le preguntó Brendon temeroso y cuando ella asintió se sintió palidecer.

- antes de venir aquí. En la carretera .- explicó ella aún murmurando.

- ¿Bren? .- Jenna vió preocupada al beta quien se mantenía viendo a Halsey.

- es la siguiente .- dijo Brendon y tragó saliva.- se la llevarán.

Un trueno se escuchó en la lejanía.

- ellos montan los rayos...- susurró el Beta.

- ¿ya vienen? .- preguntó Josh con preocupación.


Juliette los vió y luego suspiró para luego hablar.

- y no será nada bueno.

Infame cacería { Joshler }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora