ᶜᵃᵖ. ⁸: ʙᴀᴄᴋ ᴛᴏ ʏᴏᴜ.

73 9 5
                                    

Habían pasado ya 3 años desde aquel incidente, tras la caída del escuadrón de Shinoa Hiiragi quedando sólo con él teniente coronel Guren Ichinose y Shinya Hiiragi, aparte del vampiro Mikaela Hyakuya, llevan tiempo atrapado en aquel lugar alejados de los vampiros y humanos, en medio de la nada escondidos hasta poder tener un plan, aunque había tiempo que parecía que eso se había perdido como la nieve, bajo un cielo despejado con el sol brillando los pájaros cantando, los arboles briando sombra en una parte de aquellos cultivos bajo la sombra de los arboles de cerezos estaba aquella pelimorrada mirando hacia aquella mansión que se había vuelto su hogar.

Al igual que los pétalos que iban cayendo de aquel árbol era igual que sus esperanzas de salvar a su escuadrón, pues parecía que todos había preferido estar escondidos. No porque fueran miedosos, sino que eran superados en número, prácticamente una misión suicida sin al menos más personas, suspirando y mirando hacia el cielo, esta termino pensando que todo lo que había pasado parecía más que nada un simple mal trago, sintiendo las brisas del viento que movían las ramas y su cabello suelto, termino levantándose para entra en aquella casa, los pisos de madera dejaban oír un leve chillido cuando esta los pisaba. Entre miradas noto la soledad de esta misma.

Entre una brisa de adrenalina, corrió hacia su cuarto para tomar su ropa y cambiarse, una vez con el uniforme y el cabello recogido salio de aquella casa sin hacer mucho ruido para ir hacia la puerta, girando el pomo, si nadie más haría algo por salvar a los demás, ella lo haría sola, cuando al abrir la puerta miro aquellos ojos carmesí que también estaban apunto de abrirla desde afuera, mirándose con una cara de confusión, termino moviendo a un lado a Mikaela para salir de este mismo lugar e ir a tomar camino hacia donde sabia que estaría Kureto y el resto de la familia Hiiragi, cuando sintió un agarran en una de sus manos, era Mikaela quien sostenía su muñeca, para detenerla voltenado a verla chocando nuevamente las miradas, parecía que había sentiemintos reprimidos en ambos, aunque parecía que ambos tenia los mismos sentimientos uno por él otro, había siendo sepultados o revueltos con el paso de los años.

No era necesario decir palabra alguna, pues Mikaela sabia perfectamente que haría la chica que miraba fijamente, mientras el viento soplaba moviendo las hojas resonado por el bosque ambos mantenían el contactó entre un suspiro ahogado por Shinoa termino rompiendo el contactó visual, para dar la vuelta y tratar de caminar, Mikaela seguía sosteniéndola cuando la trajo hacia ella abrazándola o mejor dicho envolviéndola entre sus brazos para murmurar un simple -“No me hagas esto, por favor quedate.”- como si el tiempo estuviera congelado y sólo estuvieran ambos en un lugar sin siquiera animales sólo respondió la pelimorrada -“No me quiero ir, pero debo irme.”- y si Shinoa podría mentirse y sabia bien que aunque le rompiera el corazón en dos Mikaela, este cuando sanara seguiría amándolo, pero aun así, apesar de aquellas emociones que deseaba desencadenar estaba primero su familia. Ante aquel abrazo sólo pudo quedarse parada sin poder moverse o hacer algún acto. Hasta que logro soltarse después de un rato volviendo a mirar aquellos ojos rojizos para terminar bajando la mirada, antes de oír una frase antes de poder seguir su camino —“No planeas volver ¿Verdad?”— antes de incluso seguir su camino esta sólo pudo dejar caer una leve lágrima que limpio rápidamente para suspirar levemente —“No podría decir eso, pero lo más seguro es que ahora nuestros caminos se separen.”— fue lo ultimo que oyó de aquellos labios antes de que siguiera su camino como si no importara que dejara atrás de este mismo.

Sólo pudo verla irse mientras se perdía entre su vista por los arboles, dejando caer lágrimas de aquellos ojos carmesí, mientras se dejaba caer al suelo de rodillas llevando una de sus manos a su cara para cubrir uno de sus ojos, pero a la distancia unos ojos morados iban dejando caer lágrimas, mientras seguía el camino ¿Cómo era posible dejar el amor de tú vida sólo por salvar otras? Sonaría ridículo para muchos, pero para Shinoa era necesario recuperar aquello que en sus primeros intentos le fue imposible salvar y rescatar, debía hacerlo, por ella, por sus amigos y familia, aunque por dentro, deseaba correr nuevamente a los brazos de Mikaela y ser protegida por estos, sentir su calidez, pero era hora de seguir aquel camino que había parecido borroso por un tiempo.

Parecía una jugarreta del destino, pero entre más caminaba aquella pelimorrada y entre más se quedaba quieto aquel pelirrubio la distancia iba creciendo cada vez más sin poder recortarse, sin poder haber dicho aquellos sentimientos que ahora parecían ser acorralados por el peso de la distancia se iban marchitando, dejando caer un dolor en el pecho de ambos, aquel hilo rojo que había entre ellos se iba quebrando hasta empezar a perder aquel color rojizo que debía tener por el peso de la distancia que hería ambos uno por impotencia y otra por el deseo de salvar.

Como si ya no se pudiera decir un “Te amo” que se había quedado en los labios de ambos, seria el inicio de una persecución en busca de encontrar el amor dentro de los brazos del otro, aunque por el momento. . . Parecía más una herida que iba creando un charco de sangre alredor de ambos sin forma de detener aquella hemorragia creada por el silencio y el miedo de fallar en el intento de tener el amor del otro.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 01, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Take me home.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora