Confesión

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-Hola

-¿Quién eres?

-Espinela, conseguí tu número ^^", no se lo digas a Lapis plisss.

-¿Okey? Hola.

-Mmmm podrías enseñarme más de matemáticas, te pagaré :(

-No pasa nada, te ayudo con gusto pero a cambio debes alimentarme ¿Qué dices?

-Sí, entonces ven a la casa, te espero hoy o cuando puedas.

-Claro, bye.

-Bye.



Peridot guardó su celular antes de que la vieran.

-Mira a quien traje — dijo Lapis estirando su brazo hacia la rubia.

Peridot formó una sonrisa en su rostro cuando vio a P-dot salir de la manga del uniforme de la castaña.

-Tocayo ¿Cómo estás? — dijo la rubia levemente para no ser escuchada.

En el recreo la rubia asustaba a las chicas mostrando a la rata en sus manos.

-Saca esa cosa horrible — dijo una chica con desagrado.

-Míralo, es bonito — dijo la rubia poniendo la rata en el hombro de la chica.

-Sácalo o le avisaré a la directora — dijo la chica asustada.

-Okey, aburrida — dijo Peridot guardando a la rata.

-Oye, es nuestra rata — dijo Lapis sonriendo.

-No, es tuyo, te lo regalé, yo no me hago responsable — dijo Peridot dándole un pedazo de galleta salada.

-Aún así, P-dot te reconoce y juega contigo, conmigo usualmente está quieto y tranquilo — dijo Lapis acariciando a la rata que estaba en el hombro de la rubia.

-Eso sí, lo cuidaste bien, pensé que ya estaría en las alcantarillas jajaja — rió ante la idea.

-Jejeje, sabes, me acompañó cuando estaba triste, era como si sintiera mi tristeza porque se echaba a mi costado o en las noches se escapaba de su jaula y amanecía por mi hombro durmiendo, me sentí acompañada — dijo Lapis con un poco de nostalgia mientras miraba a la rata.

-Hey, eres mi sustituto — dijo Peridot dándole otro pedazo de galleta a la rata.

-Peridot.... no estoy segura de esto pero.... — otra ves Lapis dudaba en decirle a la rubia lo que sentía por ella — sé que fue duro para ti superar una relación mala.... pero.... ..... .....

-¿Estas enamorada de mi verdad? — dijo la rubia con calma.

-No comprendo como puedes decirlo tan tranquila, a mí me cuesta hacerlo — dijo Lapis muy nerviosa y sonrojada.

-Ya lo sabía, no me sorprende realmente ¿Pero porqué yo? — dijo Peridot.

-....no lo sé..... no sé el porqué.... cuando estoy contigo me siento bien, me siento acompañada, siento mi hogar y sé que suena tonto decir cosas así, pero de verdad me gustas, quisiera comprender más lo que siento por ti.... es horrible.... es confuso... es abrumador.... — decía la castaña con más dificultad.

-Lapis, lo sé, pero no quiero involucrarme en otra relación, no necesito que me pase lo mismo dos veces — dijo la rubia con mucha calma.

-Pero... no soy así y lo sabes, de verdad te quiero — dijo Lapis.

-Lapis, no es eso, somos muy jóvenes para estas cosas, apenas sabemos caminar, los sentimientos son más fuertes de lo que piensas, puede ocurrir algo de lo que te arrepientas — decía la rubia negándose.

-Lo sé pero es lo que siento, te quiero demasiado, me gustas demasiado y quisiera estar contigo — dijo Lapis tomando las manos de la rubia.

Peridot miró a Lapis con tristeza y la abrazó.

-Sé que no me harías daño..... pero yo no dudaría ni un segundo en hacerlo — dijo Peridot susurrándole.

Lapis se quedó estática por un momento pero abrazó con más fuerza a Peridot.

-No importa, puedo soportarlo — dijo Lapis sabiendo que la rubia se negaría.

-No estás lista para algo así Lazuli, es más de lo que podrás controlar — finalizó la rubia alejándose de la castaña.

El rechazo, era la primera vez que pudo sentir el rechazo de alguien quién en verdad estimaba y quería, dolía bastante.

-Okey, lo siento — dijo Lapis tomando a su rata.

-Lapis no me mal interpretes — dijo Peridot sabiendo que eso le chocaría a Lapis.

-Está bien, comprendo lo que quieres, ocultaré a P-dot antes de que la directora lo vea — dijo Lapis finguiendo una sonrisa.

Peridot sabía que Lapis se sentiría mal por más días pero aún así se arriesgó.

-«Es por tu propio bien, perdón» — pensó la rubia sin detener el paso apresurado de la castaña.

En la salida Peridot acompañó a Lapis a su casa, ella no decía nada, solo miraba a la ventana.

Al llegar Espinela también llegaba.

-Hey Peri, justo a tiempo — dijo la peliroja sonriendo.

-¿Desde cuándo se llevan bien? — dijo Lapis molesta.

-Desde que vino, necesito que alguien me ayude en matemáticas y no quisiste ayudarme — dijo Espinela calmada.

-Por supuesto, suerte — dijo Lapis ignorando todo y se encerró en su habitación.

-¿Que le pasa? — dudó Espinela.

-Mal día — dijo Peridot — ¿En qué te ayudo? — dijo sentándose.

Las AparienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora