Quiéreme

214 23 0
                                    

—¡Jimin… Buenas noches!

—¡Buenas noches! La mucama me dijo que estabas aquí.

Ambos exhibían un sonrojo de placer en las mejillas, por el simple hecho de haberse encontrado.

Jungkook se había sentido atraído al domo con las estrellas proyectadas con luces desde que sus anfitriones le mostraron la habitación, y como le habían dado permiso de explorar toda la mansión, había ido allí cuando empezó a meterse el sol.

—También podríamos mirar las verdaderas estrellas con el telescopio —Jimin le señaló unas escaleras de caracol que desaparecían en el techo, a un costado del domo. Jungkook soltó un pequeño ruido de sorpresa—. La idea de esta habitación es que nunca se quede sin estrellas, sea de día o sea de noche.

—Es una idea hermosa.

—Gracias —Jimin se ruborizó, evidenciando que la habitación era cosa suya.

Como Jungkook no se moviera de su sitio sobre el piso de mármol oscuro y lustroso, Jimin le hizo compañía, sentándose a su lado con las piernas dobladas, las rodillas contra su pecho. Cruzó los brazos sobre ellas y colocó la cara encima, en una postura felizmente somnolienta.

—¿Y? —comenzó, dirigiendo el rostro hacia Jungkook, con comodidad y cierta complicidad—. ¿Conoces las constelaciones, príncipe?

Jungkook aspiró aire con los dientes cerrados, algo que solía hacer Yoongi también, cuando estaba buscando cómo ponerle palabras a sus pensamientos.

—No —admitió. Jungkook dejó salir una risa a su pesar, una que al mismo tiempo le divertía—. Mi padre me rogó y me rogó que aprendiera, pero yo prefería estudiar los mapas de la tierra a los del cielo.

—Un hombre práctico —lo evaluó Jimin, pensando que aquel detalle le revelaba muchas cosas sobre él.

—Algo —admitió Jungkook, un poco abochornado (no sabía por qué).

—Tu padre solamente quería que su sucesor fuera excelente en muchas áreas de conocimiento.

—Ah, no, no… Yo no soy el heredero al trono. Soy el último de tres hijos. Aunque…

—¿Aunque?

—Es una historia que no te interesará —menospreció Jungkook—. Sobre la razón del por qué estoy aquí ahora.

A Jimin le brillaron los ojos, acercándose un poquito más, de forma juguetona.

—Está bien —Jungkook sonrió, sintiéndose enternecido—. Verás… Mi padre es un rey viejo. Y mis hermanos y yo somos realmente competitivos. A los tres nos gusta ganarnos las cosas con esfuerzo, y fue por eso que concordamos en que el heredero al trono no sería el mayor, sino el mejor.

»Mi padre nos puso una cantidad de pruebas, cada una más difícil que la otra. Llámese resolver los problemas civiles de otro reino, llámese implementar una estrategia de comercio o superar una prueba de supervivencia en las montañas. Las superamos todas.

—Wow…

—Sin embargo, mi padre siempre los llamó empates.

—¡Eso no es justo! —comentó Jimin, demasiado perdido en las expresiones que hacía Jungkook como para poder comentar algo interesante.

—…Sí. ¡Pero esta vez asegura darnos un veredicto definitivo! Mis hermanos y yo salimos del palacio y del reino hace dos meses, contando con un plazo de seis en total. Cuando volvamos a casa, debemos llevar a nuestro lado a la persona con quien pretendamos pasar el resto de nuestra vida y con quien vayamos a compartir el reino. Tengo cuatro meses para regresar a… casa, con una futura reina…

La Casa de los Gatos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora