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“En los pequeños gestos se ve la grandeza de las personas”

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De reojo observó a Naruto, llevaba al menos quince minutos con la mirada fija en un móvil, sabía que no le pertenecía a él, después de todo el teléfono de Naruto estaba decorado con chillón color naranja neón.

Pero entonces ¿A quién pertenecía el móvil que acaparaba tanto la atención de Naruto?.

Preguntar no serviría, ya lo había intentado y obtenido como respuesta lo siguiente:

—… Es de un amigo.

Dicho eso Naruto no volvió hablar, su rostro que normalmente portaba una sonrisa estúpida, permanecía totalmente serio y diría que hasta un poco pálido, y esa actitud viniendo de Naruto era extraño.

—Uzumaki-san.—escucho una suave voz que lo hizo tensarse y lo sorprendente es que no solo fue a él. Naruto junto a él también se tensó ante suave sonido de su voz.

Lentamente levantó su mirada al dueño de aquella suave y dulce voz, encontrándose con la mirada perla de él que miraba a Naruto. Su atención de inmediato se centró en Neji, él era cuando menos hermoso, poseía una belleza natural, sus ojos grandes y de aquel exótico tono, estaban protegidos por unas espesas pestañas, su piel pálida permanecía con un eterno sonrojo en las mejillas. Y sus labios, ¡Oh bello dios! Sus labios rojos cual carmín eran los más hermosos y carnosos que su mirada oscura hubiera visto alguna vez en una chica o en este caso chico.

La suave voz de ella lo trajo nuevamente a la realidad de manera extraña.

—D-Devuélvame mi teléfono.—ordeno extendiendo su pequeña mano a Naruto y haciendo que su mirada oscura fuera a parar al rostros e su amigo.

Naruto solo la observaba en silencio, mientras su mano se aferraba al móvil que ahora sabía pertenecía a Neji. Un suspiro escapó de los labios de Naruto antes de extender el aparato a su dueño.

—Alguien llamó.—anuncio Naruto una vez devolvió el móvil.

—¿¡Qué!?.—escucho que chillo Neji, haciendo que su mirada se dirigiera a él, su  rostro se había tornado aún más pálido de lo que ya era, mientras sus ojos se abrieron en sorpresa y temor.

—Lo siento.—se disculpo Naruto.—Hable con esa persona.—dijo haciendo que la palidez en el rostro de Neji aumentará mas de ser posible.

—¿¡P-por que hizo eso…!?—pregunto él casi al borde de un colapso.
Naruto bajo su mirada a él pupitre, rehuyendo de los ojos claros de Neji.

—Lo siento, él me explico ciertas cosas, así que no te preocupes yo…—susurro levantando su mirada a él con una disculpa silenciosa brillando en ella.—Yo guardaré el secreto Neji.—prometió antes de suspirar y regresar su mirada a los ojos claros de Neji.

Él solo asintió y antes de que cualquiera pudiera decir algo más, la hizo hueca y monótona de Kakashi los interrumpió, haciendo que Neji, prácticamente corriera a su asiento, no sin antes darle una última mirada a Naruto.

El silencio roto únicamente por Kakashi impartiendo la clase se instaló entre ellos, con él viendo fijamente a Naruto, quién por sorprendente que sonara lo ignoraba épicamente.

—¿Qué demonios acaba de pasar?.—susurro más Naruto solo suspiro observándolo de reojo.

—…Lo siento Sasuke, no puedo decirte.—susurro y en verdad parecía que realmente lo sentía.—Se lo prometí.

¿¡A quién carajos le importaba si lo había prometido!?

—Naruto.—gruño irritado, más él solo negó regresando su atención a Kakashi.

Un sentimiento de molesta irritación se esparció por su pecho cuando al voltear ligeramente el rostro hacia atrás, se encontró con la mirada perla de Neji observando la espalda de Naruto, mientras esté ponía atención a Kakashi impartiendo la clase por primera vez.

Su pecho se apretó y un suspiro escapó de sus labios al caer en cuánta de lo que estaba sintiendo.

Celos.

Realmente estaba jodido y la razón tenía nombre y apellido.


Apenas terminada la clase cogió sus pertenencias y casi huyó del salón, necesitaba cuanto antes comunicarse con su primo, por lo que corriendo hasta la azotea se aseguró que nadie la siguiera para hablar con seguridad con su primo.

—¿Hinata-sama?.—contestó su primo al tercer timbre.

—N-Neji-nissan…—sollozo asustada.—Me descubrieron.—confeso pese a saber que su primo ya estaba al tanto de eso.

Un suspiro le siguió a su confesión, haciendo que la culpa pesará aún más dentro de su pecho.

—L-lo siento.—se disculpó, su primo solo suspiro nuevamente.

—Tranquila Hinata-sama. Él no dira nada.—le aseguró su primo.

Habían pasado muchas dificultades para hacerla pasar por hombre, y esconderla de Tōneri, su vida se había convertido en una prueba de supervivencia, en donde cada día era una batalla por sobrevivir.

Su tranquila vida en compañía de su familia se había destruido en el momento en el que Ōtsutsuki Toneri fijo sus ojos en ella. Había perdido a sus padres y hermana por esa persona, su vida había sido destruida en cuestión segundos por él. Había quedado completamente sola a excepción de la compañía y protección que su primo le brindaba.
Si no fuera por Neji, ella ni siquiera gozaría de la momentánea paz que poseía, si no fuera por él, ella en esos momentos estaría bajo el dominio y obsesión de Tōneri. Había visto a su primo mancharse las manos de sangre para protegerla. Él la había rescatado, le había dado protección y hasta otorgado su nombre. No podía defraudarlo, ellos eran lo último que quedaba de la familia Hyūga, los últimos poseedores de los ojos de luna.

—He estado pensando en esto.—susurro su primo después de unos segundos de silencio, sacándola de sus pensamientos.—Haga de Uzumaki Naruto su aliado.—propuso su primo.

—¿A-aliado?.—susurro ella confundida por tal idea.

—Haga de él su amigo, así podrá permanecer a su alrededor y vigilarlo.—ordeno su primo.

Ella suspiró era lo mínimo que podía hacer después de ponerse en evidencia ante Naruto.

—Hinata-sama…

—Lo sé. Lo haré.—lo interrumpió.

—Entonces la estaré llamando dentro de dos días para que me informe cómo avanzo con el acercamiento a Uzumaki Naruto.—prometió su primo antes de terminar la llamada.


Se había metido en un problema muy gordo. Dedujo después de haber sido víctima de la mirada fulminante de Sasuke durante las últimas horas.

Adiós tranquilidad dattebayo.—se lamento, pues si de algo temía en esa vida era de convertirse en blanco de la mirada fulminante y rencorosa de Sasuke.

Esa mañana definitivamente no debió haberse levantado de su cama.

Soy GayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora