la princesa de las tinieblas 2 Revelando el pasado

Capitulo 8 "Ana"

Ana había nacido siendo una princesa, amada y respetada por todos.
Era la segunda hija del Rey, pero pronto tomaría el papel de única hija.

El rey y la reina habían organizado una salida con sus hijas.
Elsa estaba muy emocionada, Ana seguía dormida en los brazos de su madre, pues apenas era una bebé y dependía de ella.

La carroza se detuvo al lado de un paisaje hermoso lleno de nieve.
Aunque había cantidad de nieve blanca, no se tenía un frío tan fuerte, de todas formas Ana estaba cubierta de 3 cobijas junto con una ropa hecha de lana.

La pequeña princesa de cabellos blancos bajo de la carroza muy emocionada y miró el lugar.

La reina estaba en el proceso de bajar de la carroza hasta que el Rey cerro la puerta con fuerza.

- ¿Que ocurre?

- ¡Elsa! - grito el rey

- ¡Princesa Elsa! - grito uno de los guardias que los acompañaba

- ¿Amor que ocurre? - Pregunto la reina muy asustada y sin entender el comportamiento de su esposo

Solo logro ver como unos hombres con capucha se hacían presentes y atacaban a los guardias, escuchó un grito de su hija.

- ¡Elsa! - grito la reina, deja a Ana en el asiento y salió por su hija

Y ahí estaba Ana, acostada en el asiento, al no sentir el calor de su madre comenzó a llorar.

*

Ya habían pasado 2 años después de eso, Ana creció en un mundo donde la protegían mucho.
No la dejaban salir a ningún lado a no ser que estuviera acompañada de un guardia.

Pero a Ana no le molestaba eso, ya se había acostumbrado, para ella era divertido ya que los mismos guardias y sirvientes  se ponían a jugar con la pequeña princesa de cabellos naranjas castaños.

*

Ana ya había cumplido 7 años.
Siempre se paseaba por un pasillo en específico, en ese pasillo se encontraba una puerta de color blanco con detalles de tonos azules.

No sabía porque, pero esa puerta le llamaba la atención, lo que más quería era poder entrar y aventurar se dentro de la habitación.
¿Que habrá adentró? Se preguntaba
¿Será una biblioteca? ¿Un jardín secreto?
Preguntas que solo una niña de 7 años de edad se preguntaría.

Pero eso no era todo, Ana a veces se sentía sola.

Llegaba un punto en que, jugar y estar siempre con los guardias le era muy aburrido.

Sentía que solo estaba ella en el mundo, sin un amigo, sin un hermano, sin un compañero.
Solo veía por la ventana, llegó a un punto donde sólo hablaba con los cuadros, y solo si lograba estar sola al menos por un rato.

Sus padres no le ponían mucha atención, pues estaban ocupados en sus asuntos. Así que Ana solo podía estar de un lado a otro por el castillo.

- mamá - dijo Ana

- ¿Que ocurre cariño? - Pregunto sin ver la

- ¿Porque no tengo un hermano?

Aquella pregunta sorprendió mucho a la reina, dejo lo que estaba haciendo y miró a su pequeña hija.

- ¿Porque la pregunta? - cambio su rostro de sorpresa a una sonrisa nerviosa - ¿Te sientes sola? ¿No eres feliz con el castillo para ti sola?

- no - contesto Ana

- pero los guardias están siempre contigo - contesto - entonces no estás sola

- no es lo mismo - dijo Ana - quiero un amigo de mi edad

- entonces no te puedo ayudar - dijo, volteo y continuó con su trabajo

La princesa no dijo nada, solo cerró los ojos para evitar que sus lágrimas rodarán por sus mejillas.
Cuando salió de la habitación, dejo liberar esa tristeza, lloro como nunca lo había hecho, no tenía la atención de sus padres, se sentía sola, lo único que les pedía lo único que quería y anhelaba con toda su alma... Era un amigo.

*

La luz del sol se asomaba por una de las ventanas del castillo, Ana se encontraba acostada en su cama mientras leía un libro.

Era algo que siempre hacia cuando quería estar sola.

Su libro favorito "Memorias de un amigo imaginario", aquel libro la hacía sentir mejor, respecto a su soledad.
Le hacía recordar muchas cosas, cuando tenía 8 años, se inventó un amigo imaginario, al cual llamo Olaf.
Olaf siempre estuvo con Ana, con el jugaba y platicaba.

Era un muñeco de nieve.

Pero como toda niña que crece, dejo de creer en él y entro al mundo de los adolescentes, ahora lo único que podía hacer para no parecer una loca frente a sus padres, era leer libros, libros que la sacaban de su realidad, libros que la metían a un mundo mágico, lleno de amor y grandes aventuras. Ella anhelaba, la mayor parte del tiempo, ser una de las protagonistas de sus historias.

No le importaba cual, para ella todo era mejor que estar encerrada siempre en un castillo, cullos rincones ya conocía a la perfección.
Una historia de amor, una de aventura... Lo qué quería era ser libre.

El tema de tener un amigo se le fue quitando de la cabeza, lo que ahora quería, era descubrir cosas nuevas, nuevos cielos, estrellas, horizontes, un mundo totalmente diferente a lo que ella ya había visto.

Dejo el libro reposar en la cama y miró el techo.
Soltó un gran suspiro y se levantó de su cama, salió de la habitación y comenzó a pasear se por el castillo.
Por fin había logrado que los guardias la dejarán en paz, ya podía al menos estar sola.

Saltaba los escalones, recordaba que a veces se bajaba por el barandal. Eso la divertia... Ahora sólo era algo que le hacía recordar buenos momentos.

Se paseó por todos los pasillos, habitaciones, estaba muy aburrida, estaba en camino a salir a los establos.

- es cómodo tener los aquí - se escuchó una voz masculina en el salón - me agrada a mí y a mi esposa tener los aquí Rey Aarón

- es bueno pasar tiempo con viejos amigos - escuchó - y lamento la perdida de tu hija

- si... Pero tú ya la encontrás te ¿No es así? - la voz de su padre le llamo la atención

- si - contesto - ¿Ana lo sabe?

- no realmente - contesto el Rey - mi esposa no a querido decir se lo, tiene miedo de cómo lo tome

- tiene derecho a saber 

Ana se acercó más al lugar donde se escuchaban las voces.

- ¿Cómo quieres que se lo diga? - Pregunto - Ana no eres hija única realmente tienes una hermana que fue secuestrada

"No soy hija única y todo este tiempo..." Pensó y salió de su escondite con un carácter de firmeza.

- ¿Que dijiste padre?