Egipto salió por la ventana de la habitación para dejar a sus gobernantes y al nuevo príncipe tener un tiempo a solas.
Tenía otras cosas de las cuales preocuparse ahora.
Sabía que no había forma de convencer a Israel que esto había sido necesario, eso no se lo estaba creyendo ni él en el corto plazo y no había forma de poder tener un conversación medianamente civil con toda la masacre tan reciente.
No sin que terminara en golpes o en llanto.
Egipto decidió pasar el resto del día sobrevolando las obras en construcción, posándose de vez en cuando en la cima de esta para mirar el trabajo realizarse.
Si fuese un día normal, el habría estado juzgando en trabajo que los esclavos hacían, se preguntaría por qué no estaban trabajando más rápido, de vez en cuando se preguntaría si estaban comiendo bien al ver a alguno particularmente delgado, pero hoy...
No pudo evitar recordar cómo era todo antes de que los hebreos fueran esclavos. Cuando solo eran un pueblo nómada en las afueras de su nación, pequeño e insignificante.
No pudo evitar recordar la primera vez que vio a Israel, que ni siquiera había adquirido las marcas azules que hoy en día tanto le caracterizaban, siendo una de las etnias más pequeñas que alguna vez él se haya topado.
Recuerda que Israel había venido a buscar al que años después se convertiría en el consejero e intérprete de sueños de su entonces Faraón, José*. Unos de los pocos humanos en poder verles a él y a Israel para ese momento.
Al principio ambos discrepaban demasiado, en especial en todo el asunto de José siendo esclavo, incluso cuando era el favorito del Capitán de la guardia real, Potifar. Su injusto encarcelamiento más tarde no hizo nada para ayudar, pero una vez que hablaron con él y fue liberado...
Había creído que sería el comienzo de algo, aunque Egipto nunca pudo ponerle realmente nombre a lo que sentía, Israel solía visitar a José para charlar, ¿de qué? nunca pregunto, pero ambos parecían más relajados después de ello, él y Israel empezaron a llevarse bastante bien, incluso cuando ambos eran abismalmente diferentes, tanto en posición como en creencias.
Pero lo hicieron funcionar, cuando José interpretó el sueño de su Faraón sobre los 7 años de abundancia y los 7 de hambruna, aunque preocupante, se podría manejar e Israel confiaba en su gente solo se movería a otro lugar donde hubiera comida, le prometió visitar tanto como pudiera si eso ocurría.
Y si, se movieron, pero a tierras egipcias, primero los hermanos de José pidiendo comida, luego, cuando se reconciliaron, fueron todos, no solo el pueblo de José, si no muchos más.
Se convirtieron en un problema, que el siguiente Faraón se encargó de corregir...
Se convirtió en el fin de lo que tenía con Israel. Apenas podían mirarse de frente los años siguientes. Incluso si en algún momento volvieron a intentarlo, ahora que podían estar juntos nuevamente sin terminar en gritos y reclamos de parte de ambos.
Pero, incluso ahora, muchos años e intentos después, esa herida entre ambos realmente no había sanado del todo, y con esto, se había vuelto a abrir, más dolorosa que nunca.
El resto del día transcurrió igual, Egipto se perdió entre sus recuerdos hasta que empezó a anochecer y vio a esclavos y egipcios retornar a sus hogares, apartó la mirada de los hebreos tan pronto vio a las mujeres comenzar a salir de sus hogares a encontrarse con estos.
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Príncipe de Nada [CountryHumans]-(Israel/Egipto)
Short Story"Toda historia cambia su significado dependiendo de quién la cuenta, ¿no?, entonces, ¿cómo sería esta conocida historia vista desde los ojos del mismo Egipto? Aquí te lo cuento." Una historia de "El príncipe de Egipto", ¡Pero con CountryHumans!, más...