Una gran familia

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-aaahh...aah ah- los cabellos blancos se movían al son de las embestidas cada vez más rápidas, las manos masculinas recorrían la delicada espalda, maravillándose con los temblores de placer que se hacían presentes cada vez que su pene desaparecía en esa estrecha y mojada entrada- ya...no puedo aaaahh mass si aaah ah-

Los dorados ojos relampaguearon en la oscuridad, las caderas se movían frenéticas intentando alcanzar la cima del placer.

Las manos grandes y fuertes se unieron con las delicadas del doncel que lo sostenía contra la pared rocosa.

-aaaahh- el doncel tembló sintiendo su entrada estrecharse para luego liberar los jugos viscoso de su orgasmo los cuales se unieron con la esencia del hombre.

Dulces besos recorrieron su cuello a la vez que los fuertes brazos lo sostuvieron cuando sus cansadas piernas ya no pudieron más.

El hombre salió con cuidado de él y se deslizo hasta la fría tierra, recargo al doncel contra su pecho sudoroso.

-te amo- dijo amoroso el doncel acariciando el lugar donde el corazón del otro latía fuerte y constante.

-y yo a ti Milán-

**Lucian**

Con algo de diversión veo como mi esposo lucha con su vestido, gruñe y frunce el ceño con cada vez más fuerza.

-en vez de reírte deberías de ayudarme Lucian- me regaña al fin.

-y tú deberías de rendirte con ese vestido, no te queda- le dejo en claro.

Hace un adorable puchero, y hasta creo poder ver algunas lágrimas asomarse por esos dorados ojos, pero al final se deja caer en la cama junto a mí, donde lo he estado esperando pacientemente durante al menos media hora.

Me relamo los labios al ver ese delicioso cuerpo, totalmente desnudo. La curva de su vientre insinúa que habrá más de un cachorro.

-estoy horriblemente gordo- se lamenta a la vez que enrolla sus cabellos blancos a modo de mascara.

Chasqueo la lengua a la vez que lo jalo a mi regazo, enseguida el recarga su cabeza contra mi pecho.

-estas terriblemente hermoso- le beso cabeza, pero a cambio recibo un golpe.

-¡no digas cosas lindas que aún estoy enojado contigo!- su cara surge de entre la mata de cabello blanco- ¡te dije que no quería otro cachorro!- el fuego dorado en sus ojos me dice que está muy enojado, pero el sonrojo en sus mejillas y esos labios rosas me incitan a acunar su cara entre mis palmas y colar mi lengua en su boca.

-aaah no- apenas logra soltar un quejido cuando desciendo mi mano por esa blanca y suave espalda hasta llegar al carnoso trasero que aprieta mi cada vez más despierta erección.

Le acomodo el pelo tras la oreja oyendo el tintineo que provocan las perlas trenzadas en la cabellera.

Tanteo con el dedo esa ya conocida entrada, introduzco un dedo sintiendo como se moja al momento, lo muevo en círculos disfrutando de los gemidos dulces, esconde su cara en mi pecho.

Con maestría saco mi pene de mis pantalones lo tomo de la cintura cuidadoso de no aplastar el hinchado vientre, y lo acomodo sobre mi erección, una pequeña mano se aferra a mi hombro mientras que la otra se sostiene de mi pierna.

Lo bajo con suavidad, rozo la punta de mi miembro, recibiendo una queja impaciente. Me hundo lentamente.

-aaaahh Luciaa...- la puerta se abre estrepitosamente.

-¡papá!-

**Claude**

Mi cuerpo se congela al momento. Con miedo giro mi cara hacia la puerta.

AÚLLA CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora