Capítulo 2

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Hola, nuevo cap. Perdón por faltas de ortografía, como digo siempre, reviso antes de subir pero siempre se me pasan.
Espero lo disfruten.

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Aún ido por la reciente noticia Kiba caminó a su habitación y se aventó a la cama diciéndose que todo eso debía ser una broma o un sueño y pensando en todo lo que su padre le dijo y con el efecto del alcohol aún por su sangre se quedó dormido.
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La chica se despertó muy temprano y aún con el dolor de la golpiza de la noche anterior preparó el desayuno, como diario lo hacía sirvió a cada uno de los integrantes de su familia, su otoosan se fue a trabajar, su okaasan salió al mandado y ella llevó a sus hermanos a la escuela y después se fue a su universidad, no podía permitirse faltar aunque sintiera que con cada movimiento se iba a desmayar del dolor, era becada y si quería seguir en esa importante universidad donde la mayoría de los estudiantes eran de familia adinerada y el otro tanto becados como ella no podía faltar ni bajar su rendimiento, eso era lo único que tenía para poder salir adelante.
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Kiba despertó con una jaqueca horrible, aún así se levantó, se bañó y después de vestirse bajó a desayunar, era Lunes y tenía clase en la tarde en la universidad, se reprimió por salir en Domingo, no era un buen inicio de semana cuando su cabeza martillaba con cada pequeño sonido.
Aún era temprano y encontró a sus padres en la mesa, ambos platicaban amenamente de algo que no le interesaba, se sentó y esperó a que le llevaran su desayuno y claro, una aspirina.
En cuanto terminó de desayunar estaba dispuesto a levantarse pero sus padres se lo impidieron.

-Respecto a lo de anoche- habló su otoosan

-Otra vez con eso- dijo fastidiado, lo que menos quería era que su cabeza doliera más

-Aunque te enojes, sólo te digo, en quince días conocerás a tu prometida-

-Ni siquiera preguntaron mi opinión, no les importa mi felicidad?-

-Precisamente por eso- dijo su okaasan tomándole la mano -esto es por tu bien, es lo mejor-

-¿Y si me niego?- se cruzó de brazos -no me pueden obligar, soy mayor de edad y no me voy a casar, es todo, me largo- se levantó

-Entonces te olvidas de tus tarjetas, de tus autos, de viajes y de cualquier cosa que quieras-

-No puedes hacer eso- dijo indignado

-Claro que sí, es mi dinero y por ende son mis cosas-

-Okaasan- la miró con esperanza

-Lo siento, en esto tu otoosan tiene razón, no puedes seguir malgastando tu tiempo en solo diversión, tienes que aprender responsabilidades y que las cosas cuestan-

-No es justo, ha ustedes no los obligaron a casarse, ¿por qué no puedo escoger por mi mismo como ustedes?-

-Ya te dijimos que lo hacemos por tu bien-

-Eso no es verdad- dijo enojado -no me importa lo que digan, así me dejen en la calle no me caso, entendieron?- salió del comedor indignado y a pesar que su clase comenzaba en unas cuantas horas salió de la mansión para no ver a sus padres, estaba muy enojado
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-En quince días los quiero en mi mansión-

-¿Su hijo aceptó?- preguntó Satoshi

-Sí, así que ahí los veo, por lo menos tienen que conocerse antes de casarse-

-No hay nada por lo que faltemos- sonrió
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La chica salió corriendo como pudo de la universidad, la maestra los había retrasado y si se tardaba más no llegaría a tiempo para recoger a sus hermanos en su escuela.
Pese a todo pronóstico logró llegar a tiempo, no quería imaginar que le haría su otoosan si se enteraba de que llegó tarde por su pequeños, cuando llegaron a casa ya estaba su otoosan, sintió un frío recorrerle la espalda.

No eres mi salvación (Tú y Kiba) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora