[O1]

1.6K 131 34
                                    

P.O.V Saint

Mi nombre es Saint, soy doctor y ahora mismo trabajo en el hospital central de Bangkok. Soy abiertamente homosexual, y por suerte nunca he tenido que lidiar con problemas por ello. Vivo solo y tengo un buen salario, aparte de una familia que me quiere.

Se podía decir que tenía una vida perfecta, pero no lo era así. Había un pequeño problema, uno llamado Perth.

Era el doctor más codiciado del hospital, todas las enfermeras querían estar con él. Y lo entiendo, es muy atractivo.

Ahora mismo los dos estamos teniendo encuentros sexuales casuales, casi todos los días. Y no es que eso me moleste, pero sentía que me estaba enamorando perdidamente de él o bueno, ya lo estaba. Sin embargo no era un sentimiento recíproco, puesto que Perth solo me utilizaba.

Lo sabía y aún así seguía frecuentándolo. Cada día me dolía más, pero no podía dejarlo.

Fui a atender a unos pacientes, y cundo terminé con ellos me dirigí a mi oficina.

Estaba leyendo un libro tranquilamente cundo escuché que alguien abría la puerta y acto seguido la trababa para que nadie pudiera entrar. Era Perth.

Ni siquiera me saludó, se acercó a mi, me hizo pararme y me puso contra mi escritorio para besarme con pasión. Se notaba que había algo molestándolo.

Bajó a mi cuello empezando a succionar mi piel. Eso definitivamente dejaría marcas así que lo separé un poco. No le importó demasiado y empezó a quitarme la ropa. Se sentía muy bien cuando me tocaba y se deshacía de mis prendas, pero por dentro sabía que no era un acto realizado con amor.

Mientras lo hacía iba desordenando y tirando todas las cosas que se encontraban en mi escritorio para dejar lugar donde colocarme.

Comencé a bajar, mi parte favorita de cuando tenemos sexo, su pene ya estaba erecto y con mis manos lo masturbaba un poco. La cara de satisfacción de Perth era inigualable, sabía como hacerlo con él, los detalles y la rapidez con la que debía hacer cada cosa.

Cuando me deshice de sus pantalones me agaché y le dí una lamida a su glande, haciendo que mi contrario largara un jadeo, sabía que iba por buen camino, entonces seguí lamiendo y chupando su miembro. El problema era que el atractivo doctor tenía un morbo con querer atragantarme a la hora de chupársela, cosa que me daba miedo pero a la vez me calentaba demasiado. Cuando se trataba de él era a todo sí. Las velocidades iban aumentando y bajando, no duraron mucho las chupadas, no quería que acabara demasiado rápido, así que retire su pene de mi boca y saqué un preservativo de la mesa que tenía preparado y Perth comprendió lo que quería.

—A-Ahg...—mordí mi labio mientras sentía como me penetraba, no era normal que metiera todo de una sola vez, pero el dolor era mínimo ya que estaba utilizando lubricante.

—¿Mal día?—Atiné a preguntar, pero solo empezó a embestir más fuerte, entendí que eso era un "sí".

Luego de seguir un ritmo normal, llegaba la hora en la que debíamos acabar, a lo que él tiró de mi pelo para realizar las últimas embestidas y masturbarme de mientras, logró que llegue al climax, el sudor, los jadeos, los gemidos, los sonidos de besos o mordidas, ¿Cómo no habría podido?

Cuando se fue me dejó solo, sin decir una palabra y con un gran lío que acomodar.

El placer que me daba Perth era grande, pero más lo era el vacío que sentía cada vez que teníamos sexo sin sentimiento, cada vez que me utilizaba para liberar su estrés.

Nosotros habíamos hecho un trato, encuentros sexuales sin relaciones sentimentales de por medio. Solo algo casual, cosa que yo había aceptado. No estaba arrepentido de haberlo hecho, pero si de haberme enamorado.

Unas lágrimas traicioneras salieron de mis ojos, odiaba sentirme así. Me las limpié rápidamente y seguí con el trabajo.

Cuando pasaba por el piso número dos, lugar donde trabajaba con Perth, lo ví coqueteándole a un enfermero, agarrándolo de la cintura con su cara a centímetros de la suya.

Tosí falsamente para indicar que yo me encontraba ahí, y que si querían tener relaciones debían ir a un puto motel.

Cuando el chico salió de la habitación le hablé—. ¿Acabas de tener sexo conmigo y ya estás buscando otra presa? De verdad que no pierdes el tiempo. Eso o estás caliente todo el maldito día.

—Lo que yo haga no tiene que importarte—Respondió seco. Sabía que no debería interesarme, pero no lo era así.

Me ponía fatal cada vez que lo veía con otras personas. ¿Por qué necesitaba a tanta gente detrás suya? ¿Yo no era suficiente para darle placer?

Era tan ridículo, tanto que sentía pena de mi mismo. De no poder superarlo.

A la hora del almuerzo compré algo para saciar mi hambre y lo ví sentado solo, así que me estaba acercando para comer con él. Apenas me senté Perth se paró y se fue del lugar. Otra vez ese puto dolor en el pecho me invadió.

¿Por qué era una mierda conmigo? No entendía que le había hecho para merecer este trato. Sé que habíamos dicho "nada de sentimientos por medio" pero ¿Acaso no podíamos ser amigos por lo menos? Perth se comportaba como un completo idiota.

Cuando terminamos de trabajar, puesto que siempre funcionábamos bastante bien y de manera eficaz juntos a la hora de atender pacientes, cada quién se dirigía a su casa.

Llegué al estacionamiento y nuevamente vi algo que no quería. Era Perth entrando a su coche con el chico de antes. Mi corazón se partía nuevamente, ya había perdido la cuenta de cuantas veces había experimentado esta sensación.

Tenía demasiadas ganas de llorar de nuevo, de verdad era lamentable.

𝒞𝒽𝒶𝓅𝓉𝑒𝓇 𝑜𝓃𝑒; 𝑒𝓃𝒹

Crying ➩ PerthSaint [ABANDONADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora