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P.O.V Saint

Después de que Plan se vaya me puse a pensar bien sobre lo que haría. Ya estaba decidido, iba a cortar el trato con Perth.

Estaba realizándome demasiado daño y ya no podría soportarlo. Que la persona a la que amas te trate como si no fueras humano, como si no tuvieras sentimientos, era destrozador.

Quizás era hora de hacerle saber mis sentimientos de igual manera. Aunque era posible que él ya se hubiera dado cuenta, nunca se lo dije a la cara.

Me fui a dormir y al otro día me apuré para llegar al trabajo, me había despertado algo tarde y no estaba llegando a tiempo. Siempre cumplía con mis horarios porque no me gustaba que me reprendieran.

Cuando llegué, dejé mis cosas en mi oficina y cuando estaba por salir a revisar, una secretaría me paró para informarme que, ya que Perth se había deshecho de sus ayudantes, yo debía tomar el caso de la paciente que aún no estaba diagnosticada con él.

No tenía muchas ganas de verle la cara ahora, ya que estaba pensando de qué manera le diría que no quería saber más nada de nuestros encuentros y reclamarle por su trato, pero el trabajo es el trabajo.

Me dirigí a la oficina de Perth, toqué la puerta, escuché un "Pase" y entré. Él estaba con las manos en su cabeza, leyendo lo que parecían los síntomas que presentaba la paciente.

—Me asignaron el caso contigo—Dije mientras cerraba la puerta.

—Lo sé, y me alegra. Por lo menos al estar contigo sé que voy a poder trabajar mejor, no como con los otros inútiles.

—¿No pudiste sacar ninguna conclusión todavía?

—¡No, absolutamente nada! Todas las posibilidades en las que he pensado tienen demasiadas incongruencias, así que las he descartado a todas—Perth me miró y noté que tenía la piel pálida y unas grandes ojeras.

—Escucha, te ves muy mal, así que si quieres puedes tomar un descanso mientras yo leo todo. Si veo alguna posible opción te digo—Perth parecía muy frustrado.

—No Saint, este es mi caso.

—Pero ahora también es el mío, Perth. Acabas de decir que puedes trabajar mejor conmigo, así que por favor, descansa y déjame el resto. Te necesito con energías para seguir—Dije con tranquilidad. Las actitudes cambiantes de Perth con respecto al trabajo ya me habían dejado de afectar.

—Está bien—Cuando respondió lo dejé tranquilo y salí de la habitación, llevándome el historial de la paciente para revisar todo.

Dejé a cargo a unas enfermeras de la supervisión de la chica, y les dije que si había alguna emergencia usen el parlante para llamarme.

Llevaba ya un rato largo pensando en qué podría ser, pero los síntomas eran muy extraños.

Luego de unas horas decidí ir a ver a Perth, ya había pasado bastante tiempo y definitivamente necesitaba su ayuda.

Me había olvidado de tocar la puerta y simplemente entré. Gran error. Perth estaba poniéndose la ropa, al igual que el enfermero con el que lo había visto hace unos días. Ellos solo me miraron sorprendidos.

—¿Acaso no sabes tocar la puerta?—Dijo el chico, que se llamaba Mark o algo así.

—D-Disculpen, yo no quería interrumpir—Ya tenía suficiente con mirarlos de lejos, que ahora los tenía que ver en primera fila.

Mark salió del lugar algo enojado a juzgar por su expresión, cerró la puerta y apenas estuvimos los dos solos las lágrimas salieron de mis ojos despavoridas. Una tras otra.

Sé que no éramos nada, pero dolía demasiado. Sentía un gran dolor en el pecho, como si se me estuviera haciendo un agujero ahí mismo.
¿Por qué? ¿Por qué Perth no me quería? ¿Qué era lo que me faltaba para ganarme su cariño?

Mi llanto era bastante ruidoso, así que seguramente él ya se había dado cuenta.

—¿Por qué me haces esto Perth?—Intenté hablar con las fuerzas que me quedaban. Mi voz era demasiado baja por el nudo en la garganta que sentía, pero se escuchaba lo suficiente.

—Saint, sabes que nosotros somos nada. No deberías cuestionarme eso.

—¡Ya lo sé, soy el primero en saberlo! Pero ¿¡Qué mierda tiene él que no tenga yo!?—Mi tristeza aún me estaba consumiendo, pero también la furia se estaba haciendo presente. 

—Saint, estas consciente que nada de lo que hacemos tiene intensiones de ser una relación, ¿Y aún así te pones celoso? No tienes ningún derecho a hacer esa clase de reproches.

—¡Claro que me pongo celoso! No sabes lo doloroso que es ver a la persona que amas con otro. ¡Nunca lo sabrías! Pareciera que no tienes sentimientos—Evité su mirada. No tenía ganas de verlo a la cara—. No quiero saber nada más de ti, Perth.

Antes de irme limpié rápidamente mis lágrimas e intenté calmar mi llanto. No quería que nadie me vea así.

Ni siquiera le di tiempo a Perth para responderme, pero aún así ya me imagino lo que habría dicho "Haz lo que quieras", "No me interesa" o "Dijimos que no habría sentimientos de por medio".

Me fui a hacer guardia por unas horas para distraerme y pensar en otra cosa. Cuando terminé me encontraba haciendo el registro de los pacientes y me estaba por ir, pero alguien entró a la sala.

—Hola Saint, disculpa que te moleste, pero ¿Ya comiste algo—Era Minho, un doctor que trabajaba en otro piso.

—Eh, no todavía—Le dediqué una sonrisa nerviosa.

—Ah, es que te traje esto—Me extendió una bebida  y una ensalada en un contenedor de plástico. Me sorprendió bastante, Minho y yo casi nunca hablábamos.

—Gracias de verdad, pero ¿A qué se debe?—Me parecía muy amable de su parte, pero no entendía la razón.

—Cuando saliste de lo del doctor Perth vi que estabas llorando, creo que intentaste disimular, pero la verdad es que se veía a larga distancia inclusive—Se rascó la nuca nerviosamente—. Al ser mi compañero, me preocupas, entonces pensé que sería un lindo gesto comprarte algo. A veces el trabajo no nos da tiempo ni para comer.

Me causaban mucha ternura las buenas intenciones de Minho. Ni siquiera éramos muy amigos, pero aún así se preocupó por mi. Si Perth en algún momento hubiera hecho algo parecido probablemente me hubiera muerto en el instante.

Rápidamente intenté alejar mis pensamientos de él, no quería pensar más en Perth después de que fue tan indiferente conmigo. Pero aún así seguía enamorado, eso no era algo que se pueda quitar de un día para el otro.

Sin embargo estaba dispuesto a superarlo.

—De verdad, gracias—Sonreí tímidamente.

—No es nada Saint—Se acercó y revolvió mi pelo—. ¿Se puede saber por qué estabas así? Igualmente si no quieres hablar de ello no hay problema.

—Preferiría no hablar de eso ahora—Bajé mi vista hacia el suelo.

—Entiendo, disculpa por preguntar—Dijo con tranquilidad—. Bueno, te dejo que comas tranquilo.

Antes de irse agarro un papel y sacó una lapicera de su bolsillo para seguidamente escribir algo.

—Si necesitas algo, ahí está mi número—Dijo sonriendo y abandonó el lugar.

𝒞𝒽𝒶𝓅𝓉𝑒𝓇 𝒻𝑜𝓊𝓇; 𝑒𝓃𝒹

Crying ➩ PerthSaint [ABANDONADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora