–¿Éste es el salón de proyección? Ciertamente cuando mencionas la palabra "salón" me imagino algo mucho más grande. –Mencionó recordando las enormes dimensiones que vislumbró en el salón de los relojes.
Tras el ingreso al mencionado espacio, Camila se encontró con una pequeña sala de proyección como la de los cinemas, pero con, realmente, muy pocos asientos en el lugar. Cuatro hileras de cinco asientos daban un total de veinte espacios solamente.
–Podemos sentarnos en donde más te agrade. –Tenían el sitio reservado sólo para ellos dos.
El muchacho dio paso a la joven y ella avanzó por el estrecho pasillo un par de metros apenas para sentarse en el segundo sitio de la segunda hilera contada de atrás hacia adelante. La tercera desde la pantalla. Él en el asiento a su derecha.
–¿Vamos a ver una película? –Preguntó ella con una sonrisa.
–Algo así. –La sonrisa de repente se esfumó.
–A veces eres demasiado vago con tus respuestas.
–Disculpa. Parece ser que he perdido la habilidad de interactuar con las personas.
–Descuida. No tienes por qué disculparte por algo como eso. Yo no debí tomarme el atrevimiento. –Sintiéndose apenada por el asunto, prefirió cambiar el hilo de la conversación–. ¿Y cuál vamos a ver?
–Antes de eso, hay algo que me gustaría saber. –Camila supuso que era algo serio por la expresión que aquel muchacho, mayormente sereno, dejó entrever.
–Dime.
–Si yo te preguntara con éstas palabras: "para ti, ¿qué es el tiempo?", ¿qué me responderías?
La joven se extrañó por aquella pregunta, tampoco sabía a qué venía sin embargo, contagiada por la seriedad y dejando de lado su sensación de extrañeza, permaneció en silencio un momento durante el cual reflexionó, formulando una respuesta coherente antes de atreverse a contestar.
–Supongo que es una unidad con la que se mide el cambio en el estado de las cosas. Por ejemplo, las estaciones, o la vida de una persona. –Concluyó mirando con naturalidad el reloj que estaba sobre sus piernas–. ¿Por qué la pregunta? –Y Camila vio como el muchacho miraba al frente repentino, perdiéndose en la lejanía; en algún lugar, momento, recuerdo o pensamiento que iba más allá del límite que marcaba aquel muro que tenían enfrente.
–Una magnitud, una construcción, el tiempo ha sido objeto de muchas discusiones allá en la tierra sin embargo, si algo he aprendido en éste lugar es que el tiempo no es más que la moneda de cambio que la vida otorga al hombre al momento de comenzar a crecer. El tiempo es el costo que pagamos por las decisiones que tomamos. O al menos esa sería mi manera de describirlo.
–¿Pero a qué es que viene todo esto?
–En ésta sala se van a proyectar momentos de tu vida como si fuesen una película, a través de un proyector que se encuentra en la pared de allá atrás. No los veremos en primera persona, como tú lo hiciste al momento de vivirlos, sino desde el punto de vista de alguien más, de terceros, por lo que también podrás contemplar escenas en las que no tuviste protagonismo, ni si quiera una breve participación. –Él finalmente la había mirado, encontrando duda y nerviosismo en su expresión. Suspiró–. Supongo que no me he dado a entender.
–No. No es eso. –Se apresuró a responder, acentuándolo con un movimiento de cabeza–. Es sólo que... Olvídalo, no es nada. –Él se volvió a la pantalla.
–Está por comenzar. –Tras decir aquello, las luces se fueron bajando hasta apagarse completamente. Mientras ello sucedía, Camila contempló nuevamente el perfil serio, firme y estoico del muchacho hasta que la luz en la pantalla llamó su atención y se giró para mirarla también.
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MEMENTO MORI
ParanormalDespués de que su vida terminara de manera abrupta, Camila aparece en lo que parece ser ¿¡Una recepción!? Antes de que pueda pasar a donde sea que vaya a ir necesita concluir con un asunto pendiente en compañía de un joven que será su guía en aquel...