- No Alya, ¡Ya dije que no!- Vamos, Mari ¡Solo uno!
- Ya te he dado tres.
- Y aún queda espacio para más...- la morena se abalanzó sobre su amiga, quien con la caja en mano se levantó esquivándola y dejando que ella cayera recostada en la banca del parque- ¡No es justo! - se quejó cruzándose de brazos con un mohín y sentándose en posición de indio sobre la banca- Hay muchos ahí ¡cerca de 20! y tú no compartes más conmigo, con tu mejor amiga- la morena la escruto con la mirada mientras la azabache se reía de su actitud infantil- Estafadora.
- Vamos Alya, no es para tanto- le dio unos golpecitos en el hombro mientras se sentaba nuevamente con la caja- Recuerda que le prometí a Nino guardarle algunos, y de seguro no quedara conforme con la cantidad si sigues comiéndotelos sin que él esté aquí.
- ¿Pero quién se resiste a los dulces de tu casa? Que Nino nos esté haciendo esperar es una forma de tortura.
- ¿Qué forma de tortura intentaría yo con mi chica? - ambas amigas levantaron la mirada y vieron al moreno sonriendo.
- Hola ¿ves? Nino si vino- señaló la azabache con burla hacía su amiga.
- Si, Nino y...- el moreno sacó su brazo de atrás de su espalda y mostró a quien había traído prácticamente arrastrando. Al ver al nervioso rubio, la azabache borró al instante su sonrisa burlona y la cambio por una de cansancio. Los dos se miraron por un par de segundos, sin ninguno aninarse a decir algo, pero pronto el moreno intervino- No te molesta ¿cierto? Adrien se libró de una sesión de fotos y quería pasar el tiempo conmigo, y como recordé que traerías dulces pensé en que sí nos podría acompañar- mostró una gigantesca sonrisa para aflojar y convencer a su amiga, mientras su compañero junto a él algo apenado se frotaba el brazo.
- Si, no hay molestia- musito secamente. La chica se hizo a un lado en la banca, cediéndole espacio al rubio y tratando de distanciarse para evitar rozarse con él, mientras que el de lentes se sentaba junto a la morena.
- ¡Oh genial! Macarons de fresa - el moreno extendió una mano y sacó un dulce de la caja, mientras su novia le daba un codazo en el costado.
- Déjame algunos, sabes que son mis favoritos.
- ¡Más razón para devorarlos todos! - rio tratando de extender una mano a la caja, pero la chica junto a él detuvo su mano.
- Ni te atrevas Lahiffe- le advirtio riendo la morena.
- Oblígame Cesaire- dijo comenzando a hacerle cosquillas mientras la azabache reía levemente ante la pareja.
Marinette escucho una risa detrás de ella, rodando los ojos y haciéndola recordar que no solo estaban ellos tres.
- ¿Quieres uno? - pregunto suspirando con un tono de poca emoción, girándose al rubio y abriéndole la caja para que viera los dulces.
El rubio al instante dejo de ver a la pareja de morenos mientras que detuvo sus risas, sonrió nervioso mirando los macarrons tratando de escoger. Finalmente tomó uno de chocolate y le dio una pequeña mordida sin atreverse a ver a la azabache, quien claramente no se sentía muy cómoda con su presencia. El chico abrió sus ojos con sorpresa ante el delicioso sabor del dulce, dándole una segunda mordida y sonriendo con agrado ante el exquisito sabor que se repitió.
El rubio contempló junto a él a la chica, quien con el mentón apoyado en la mano miraba al frente, dándole pequeños mordiscos a su macaron al parecer no lo suficientemente a gusto como para disfrutarlo como él. Adrien borró su sonrisa, quería animarse a hablarle e interactuar sin que se dispararan las incomodidades o la frialdad, pero sabía que era camino empinado... qué suerte que era lo suficientemente cabezota para comenzar a subir.
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Paris de sombras
FanfictionTras encontrar a un grupo de pequeños espíritus en la casa que Marinette heredó de su abuela, descubre que tiene una conexión con lo sobrenatural. Con la ayuda de los pequeños kmamis, Marinette se adentra en una misión para proteger a Paris de las s...