Parte 2: Penumbras

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Estoy inquieto, me mantengo quieto, fumando en las penumbras de mi "cueva", de mi "lugar" o "espacio", de lo que hace muchos años los seres humanos llamaban "habitación", "cuarto" o "dormitorio", si es que no lo compartían con alguien más. Me dedico a escribir, a componer canciones con las cuerdas de una guitarra vieja que encontré por ahí en los escombros, de las que, alguna persona en algún momento me enseñó a armar.

"Sal ya", me mandan por mensaje.

—¿Qué gano, Fran? —respondí y perdí el teléfono entre las sábanas. A veces no entendían bien lo que significaba "estar a solas" o "dar espacio".

Tiro el cigarrillo, porque fumar hace mal, porque no me ni hace más cool ni más estúpido, solo daña mi salud. Me replanteo un par de veces más qué carajos estoy haciendo, qué carajos se supone que haga con mi vida y por qué tengo que hacerlo, ¿es como un deber de toda la vida? ¿el precio por nacer? porque de ser así, no lo pedí, no pedí nacer ni pedí, y mucho menos escogí, en dónde nací, con quiénes nací y en qué momento.

Este es el maldito apocalipsis que muchas películas pronunciaron, solo que mucho más aburrido, mucho más "para estar con uno mismo", así a secas, sin zombis ni ovnis, tampoco sobrevivientes o falta de comida, solo todo hecho escombros, y no, no es ninguna telenovela de esas que antes pasaban en la tele. Mágicamente sacaban un libro o una telenovela y el lector automáticamente se mimetizaba con la historia, o en las canciones por ejemplo, ¿tan egoístas somos que adherimos y comparamos todo a y con nuestra vida? no, debe ser que, así como hay personas físicamente parecidas, también hay personas emocionalmente parecidas, y ahí aparece la "emoción común" o "sentir común" donde las canciones que más llegaban a dicho punto eran las más exitosas.

Hoy día, solo compongo con los mismos cuatro acordes que aprehendí hace algunos años, practico con las mismas partituras viejas escritas en el interior de la contratapa de un libro de ciencia ficción y le canto al aire, porque los pájaros están muertos: no hay libertad ni para el propio símbolo de tal.

Es como si la vida nos jugara una mala pasada, una mala racha o un mal tiempo, y sí, en este "relato" el enfoque va hacia la libertad, pero no a la social, porque ya no existe, sino a la mental.

Algunos Relatos Con ReflexiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora