CAPÍTULO 4

23 1 0
                                    

En ese momento me besó sin tiempo de reacción…
Con sus manos, me agarro la cabeza con fuerza de manera que no podía moverme. Por más intentos que hiciese no podía. Parecia que queria demostrar algo, cuando desistí en mis intentos por liberarse de esas zarpas, de una persona que ya no me resultaba familiar, paró. Dejó de cogerme. Instintivamente me aparté con un fuerte movimiento de cuello retirando la cabeza hacia atrás. Él, mantuvo los ojos cerrados todo el tiempo que duró ese “beso”, ese beso asqueroso, ese beso traicionero, ese beso robado, por el que antes fue mi mejor amigo, el que un dia llego a ser como mi hermano. Quizás fue lo que mas me molesto que en ese momento no se dignase a mirarme. Nada más pude despegarme de él, cogí con todas mis fuerzas y le empuje. Su cuerpo cayó lentamente en mi mente hacia atrás, yo pensaba que se caería encima de aquel colchón mullido que en su día escogí para que fuera blando. Pensé que no se haría daño. Pero se dio contra el armario que está pegado a la cama. He de decir que el ruido de su cabeza chocando contra la dura madera de aquel altísimo mueble resonó en mi cabeza varias veces. En ese momento, no hice nada más que gritarle, VETE DE MI CASA PUTO MARICON DE MIERDA. Jon, aun recostado en el armario, adolorido, escuchó mis palabras. En ese momento, pude ver una lágrima caer por su mejilla izquierda. Una lagrima que salio del ojo aun cerrado de Jon. En ese momento permaneció en esa pose unos minutos, no muchos, los suficientes como para ver como mi amigo se rompía por dentro. No sabia que hacer, así que volví a gritarle, ME HAS ESCUCHADO; QUE TE VAYAS DE UNA PUTA VEZ JODER. En ese momento el alma durmiente de mi amigo despertó para contestarme en el mismo tono que yo le había hablado, pero con un matiz de tristeza, de dolor, que se apreciaba perfectamente. ¿NUNCA LO HAS ENTENDIDO VERDAD? TE QUIERO JODER, TAN DIFICIL ES DE ENTENDERLO, Y SÍ FOLLE CON MARCELA, PERO NO POR AMOR, PORQUE CREÍ QUE ERA LA ÚNICA MANERA DE ESTAR CERCA TUYO. LA ÚNICA MANERA DE SABER QUE TENIA ELLA QUE NO TENÍA YO, QUE TE PODÍA OFRECER QUE YO NO PUDIESE, PORQUE YO TE QUERIA, PERO LOS DOS SABEMOS QUE ELLA A TI NO. En ese momento, Jon salió corriendo, cogió su mochila, abrió la puerta de casa, y se fue corriendo veloz. Se fue tan rápido que me costó saber que se marchó llorando. Me levante aun aturdido, sin saber que acababa de pasar y fui a cerrar la puerta de casa. Cuando escuche el ruido de aquella pesada puerta cerrarse me quede en blanco, no sabia que hacer. Estaba solo, esperando a que mis padres llegaran de trabajar.  No tenía nada, absolutamente nada que hacer, al ser el primer dia no tenia deberes. Pensé en que podía hacer, no se me ocurría nada, pense y pense y a pesar de que podría haber hecho mil cosas, solo se me ocurrió echarme la siesta. Era tarde para una, ya que debían ser cerca de las 19. Mis padres me tenían prohibido echar una siesta despues de venir del colegio, porque decian que despues no dormía por la noche, cosa que es verdad. Porque mis siestas no son cabezaditas de media hora o una hora como la gente normal, mis siestas son como la hibernación de un oso. Pero a mi yo que venía cansado del colegio y que quería dormir, le parecía una norma estúpida, que siempre acababa incumpliendo. Y por la cual siempre me llevaba broncas, pero, ese dia, ese primer dia en el que venía devastado, y después de lo que acaba de pasar más aún. Ya me daba todo igual y rece para que mis padres fueran benévolos conmigo. Así que me estire en mi cama, ya que me dolía demasiado la espalda coma para dormir hecho un cuadro en el sofá. A pesar de mi corta edad siempre parecía como un señor mayor con dolores aquí y dolores ayá. así que me estiré en mi cama, despreocupado por el cansancio y dormí hasta que escuché a mi madre entrando en mi habitación. Mi madre una señora, alta, y a la que yo considero guapa. En esos ojos de color marrón oscuro, y su mirada, mostró compasión por mi, un recién levantado chico, al que se le habían pegado todas las sábanas que habían, en la cara, y que aún veía borroso por haberse levantado en aquel mismo instante. Me preguntó que quería para cenar e hizo caso omiso de la siesta. Yo contesté con el característico “No se” de todos los días y ella con su típica respuesta de “¿Y a quien le preguntó?”, me dijo que o proponía algo o me hacía yo la cena, y yo no estaba para hacermela, no quería caerme de sueño encima de la sartén. Puestos a pedir, como mi madre parecía estar contenta pedí pizza. Una cena que solo se come una vez por semana, normalmente, y que suelen ser los viernes de cada semana. Mi madre se fue y se lo dijo a mi padre. porque aunque estemos en diferentes habitaciones se oye casi todo. Mi padre un señor alto, robusto y corpulento me gritó en voz ronca: “Hoy no es viernes pq deberia hacerla”. Mi padre hacia las cenas y mi madre las comidas, así se repartían las faenas de la casa y yo ayudaba. Se que no es “ayudar” pero realmente no tenía ninguna tarea asignada era como el comodín, hacía de todo. Mi padre que se levantó y fue hasta la puerta de mi cuarto esperaba la respuesta a su pregunta. Su mirada estaba fijada en mí. Me dispuse a intentar convencerlo con mis dotes de convicción y lo logré, al argumentar que era un dia especial, el primer dia de classe. No se le veía muy convencido pero accedió. He de decir que tanto mi padre como mi madre portaban el gen dominante del color marrón porque tanto uno como el otro tienen el pelo castaño y ojos marrones, por eso yo soy así, a pesar que siempre bromean con que me cambiaron en el hospital, nos parecemos bastante físicamente. Quince minutos después de la conversación, si se le puede llamar así a intercambiar 4 palabras contadas, la pizza ya estaba hecha y lista para comer. Me la acabé toda mientras mis padres veían la televisión. Normalmente quieren que a la hora de cenar que hablemos de cómo ha ido el dia, pero estaba tan cansado que lo único que quería hacer era volver a la cama. Antes de que me hiciesen es pregunta me adelante y les dije que mañana hablábamos que estaba reventado, y me marché antes de que pudieran emitir palabra alguna. Ya en mi cuarto, mientras hacía la mochila para el dia siguiente y sacaba la ropa para vestirme por la mañana mi madre gritó: “Samuel tienes todo listo para empezar mañana los entrenos de fútbol”. Mierda, sonó en mi cabeza. Me olvidé completamente del dichoso fútbol, en el que vería a Jon. Conteste con un hilillo de voz con tono de niño bueno para que no  notase que no sabía ni donde estaba la camiseta, ni la bolsa ni los pantalones, en resumen solo sabia donde estaban las botas. “Sí mamá, está todo listo”, la cosa pareció colar así que pensé que lo mejor que podía hacer era ir a dormir. Y ya buscaría el equipo al dia siguiente. Grité un buenas noches, al que espere respuesta y cuando la obtuve, cerré mi puerta y me metí en la cama. Lo intenté de todas las maneras. Acostado en el lado derecho, en el izquierdo, cambié la almohada de lado, nada, no conseguía conciliar el sueño. Tantas ganas de que se acabara ese “fantástico” día y a pesar del sueño que tenía, al recordarme mi madre lo del fútbol, me puse muy nervioso y cabreado a la vez. Ya no pude conciliar el sueño tan pronto como me hubiese gustado. Me quedé mirando al techo con las manos en el vientre entrecruzando los dedos. Entre el silencio, el airecillo que corría con la ventana abierta, no pude hacer otra cosa que relajarme, reflexionar y pensar. Pensar en lo que había pasado con Jon, ese beso, ese asqueroso y forzado beso despertó algo en mi que hasta el momento aún no había sentido nunca.
CONTINUARÁ…

Tú puedes llamarme SamuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora