4. ¿Dos Angelinas?

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Al día siguiente salí de mi habitación temprano en la mañana y las Bestias ya estaban despiertas. Asher se encontraba mirando la televisión y Suba y Harley habían vuelto con sus últimas compras antes de comenzar el instituto. Miré las muñecas de Angelina, la muchacha tenía dos muñequeras negras deportivas y dentro de ellas había enganchado varios cigarrillos y un encendedor. La muchacha lo tomó junto con un cigarrillo y lo encendió.

-Abre la ventana- le pidió Suba, sin embargo, Angelina no lo hizo. Harley bufó y la abrió el mismo para luego dirigirse a la heladerita y sacar una botella de cerveza.

-Pásame una- le pidió Suba y Harley le lanzó su propia botella para luego agarrar otra para él. Los muchachos se sentaron en el sofá frente a Asher y se pusieron a conversar animadamente.

De pronto me sentía fuera de lugar. Hasta el momento los muchachos se habían mostrado aceptablemente inclusivos conmigo, sin embargo ahora que Angelina estaba allí no decían una palabra y aquello me enfadaba.

-¿Por qué esa mirada de perro mojado?- preguntó Angelina burlonamente. La muchacha se subió al sillón entre las piernas de Harley y Suba y apagó el cigarrillo en el techo para luego guardárselo de nuevo en la muñequera. No había fumado ni la mitad y aquello me pareció extraño, aunque no dije nada.

Volví a la habitación, tomé mi celular aunque no tenía a nadie que no fueran las Bestias para llamar y salí por la puerta con una sensación extraña en mi pecho.

Caminé por el pasillo casi sin mirar, habían tantas habitaciones en ese piso que podían ocupar una por jugador y seguirían sobrando, no entendía porqué tenía que dormir con las Bestias (con Angelina) habiendo tanto espacio.

De pronto me estrellé contra alguien que cayó al suelo.

-¡Perdona!- dije, sorprendido. Ni siquiera había notado que había alguien parado en el medio del pasillo, rodeado de cajas.

Cuando extendí mi mano para ayudarlo a levantarse, comprobé que era una chica.

-¿Angelina?- dije, soprendido. No, esa no era Angelina. La verdadera Angelina seguía en su cuarto con sus Bestias pero esta chica podría hacerse pasar por ella sin ningún problema. Tenía la misma contextura física, los mismos ojos y la misma nariz. Sin embargo la boca de aquella muchacha era más fina, su piel más blanca y su cabello era castaño claro, casi rubio. Tampoco tenía piercings ni pelo corto, ni una cicatrices en el rostro...Volviéndola a ver no se parecían casi en nada, sin embargo había algo en ella que me recordaba a la Central de los Chitas. Cuando la chica me frunció el ceño, el parecido se volvió incluso más palplable.

-No soy ella, por suerte- contestó con desagrado. Su voz era dulce y cantarina. La chica me estrechó la mano- Soy Summer Taylor, su prima.

Su prima. En ese momento comprendí el parecido.

-¿Eres parte del equipo?- pregunté con confusión al ver que se estaba instalando en el piso del equipo de Handball, no recordaba que la hubieran nombrado. Summer sonrió ante mi expresión de desconcierto.

-No, me uní al equipo de las animadoras- dijo con orgullo y en ese instante supe que no podría haber sido otra cosa. Tenía el físico, el encanto y la sonrisa que solo una animadora podía ofrecer- Somos muchas y no entramos en nuestro piso así que las nuevas tenemos que compartir el último con los Chitas.

-¿No te llevas bien con Angelina?- pregunté sonriéndole de vuelta, la alegría de la chica era contagiosa. Summer hizo una mueca y pensé que su rostro se veía incluso más bonito de aquella manera, de una forma graciosa y adorable.

-No conozco a nadie que se lleve bien con mi prima- dijo e hizo una pausa para observarme de pies a cabeza, al parecer eso era algo de familia- ¿También eres nuevo? - preguntó. Asentí.

-Lo soy, soy el nuevo...Pivote de los Chitas- dije con desgano. Ella alzó una ceja curiosa.

-Vaya, uno esperaría más alegría- comentó .

-Lo sé, es que Angelina...

Summer me cortó levantando una mano.

-No quiero saber nada de lo que mi insensible prima te pudo haber hecho- negó- podría llegar a morirme de la vergüenza.

La muchacha llevaba un vestido rosa pastel bastante corto y apretado que le quedaba pintado con su bronceado. Miró su reloj y sonrió.

-¿Tienes tiempo para ir a tomar un helado?- preguntó- así apartas a la molesta de mi prima de tu cabeza.

-Yo quiero- contestó Angelina, de pronto, haciéndonos sobresaltar. El rostro de Summer pasó de alegría a mal humor en menos de un segundo.

-¿Qué quieres?- le preguntó con desgano.

-Necesito a mi Pivote, voy a ver si lo envío de vuelta a la perrera o si me lo quedo.

Los ChitasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora