003 - Tom Marvolo Riddle

3.2K 399 154
                                    

—Jamás, en ninguna vida, creí que llegaría a decir esto pero... ¡extraño la cabellera oxigenada de Draco!

Altair Black alzó la vista de su libro de pociones para ver a Harry Potter suspirando con su cabeza recostada en el tronco de un árbol. Miraba el paisaje con miles de pensamientos tumultuosos reflejados en el brillo de sus ojos mientras sus dedos jugueteaban con el dobladillo de su túnica.

—Solo ha pasado una semana, reina del drama—contestó la niña, volviendo su mirada al libro entre sus manos—. Además, es tu culpa por hacer el 'irritar rubios de Slytherin' tu pasatiempo número uno de tu lista.

Ambos niños habían rechazado la proposición de Remus Lupin para pasar las fiestas en su casa, (y sí, al parecer los profesores podían salir del castillo cuando quisieran pero la mayoría no tendía a hacerlo con frecuencia) pues la niña era incapaz de mirar a su padrino sin volverse un tomate andante y no creía que Harry pudiera aguantar más de dos horas en la misma habitación que el adulto sin burlarse, pero parecía que Harry estaba arrepintiéndose de su decisión después de darse cuenta de que más de la mitad del colegio había vuelto a sus hogares para las vacaciones de invierno, incluidos todos los rubios Slytherin de su año.

De repente, la mirada de Harry brilló con travesura.

'Oh, rayos, lo qué faltaba', pensó Altair. —¿Qué planeas hacer ahora?

Harry sonrió, pura malicia floreciendo en su rostro. —Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.

***

En algún lugar de Italia, La Parca y su Maestro almorzaban a la mitad de un tiroteo.

—¿No es hermosa la muerte?—suspiró la susodicha, sorbiendo lentamente un batido de aspecto espeso y rojizo que habría hecho envidioso a cualquier vampiro respetable—. Es como si fuésemos parte del reparto de una película de mafiosos. Mi corazón se aceleraría de la felicidad que me producen este tipo de escenas si tan solo poseyera uno. 

Harry masticó su pizza de doble queso y tragó con una mueca cuando la camarera que hace unos minutos le había sonreído dulcemente al entregarle su pedido ahora se agitaba en un charco formado por su propia sangre en el suelo del pequeño y pintoresco restaurante en el que se encontraban. 

—¿Por qué nunca podemos tener un almuerzo decente?—se quejó, mirando cómo las balas atravesaban a todos en la línea de fuego—. ¿Sabías que esto iba a suceder, verdad? Merlín, al menos deberías tener en cuenta cuánto detesto el sabor de la sangre salpicada en mi comida al elegir un lugar la próxima vez.

La Parca sonrió, una vista que habría sido escalofriante para cualquiera con sensatez. Harry, por otra parte, era consciente del significado de las sonrisas que la muerte tenía para darle.

Harry suspiró. —¿Esto es una venganza por dejarte lidiar sin ayuda con las revueltas en el Purgatorio mientras tomaba lecciones básicas de pociones por quincuagésima vez?

La muerte no respondió. En cambio, sorbió de su batido y observó a los pocos humanos que seguían con vida en el restaurante acercase a su mesa y suplicar por ayuda. Las heridas que mostraban eran lo suficiente graves para que fuera imposible que continuaran respirando en el momento que alguna ambulancia llegara incluso si hubiera alguna en camino.

—Jamás podría haber escapado de la clase de Snape sin salvarme de una detención y mi tiempo es muy importante para gastarlo en limpiar calderos, de todas las cosas. Deberías conocerlo, es una versión más viva y masculina de ti.

Muerte, ignoró la lamentable excusa de Harry para explicar su irresponsabilidad. Como ser universal que estaba al acecho en todas partes, sabía que él simplemente dormía en el momento que se intentó gestar el levantamiento de las almas a su cuidado.

The Boy Who Lived - | TOMARRY |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora