''Capítulo 7: Bienvenidos a Riverdale High''.

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Las vacaciones ya estaban a punto de terminar, era 1 de septiembre, y sólo tenía este día para estar fuera del estrés de la escuela.

Estaba con Betty y Archie, los tres estábamos recostados en el jardín trasero, mirando el cielo, hacía mucho tiempo que no convivíamos solos.

-¿Recuerdan cuando mirábamos las nubes y les encontrábamos formas?- dijo Archie, Betty y yo nos miramos y soltamos una risa.

-Es justo lo que estamos haciendo Arch- mi hermano se intercalo a las risas.

-Contemos algo de nuestra infancia- propuso Betty, los tres seguimos mirando las nubes.

-Yo me acuerdo que cuando íbamos en primaria, Alice y nuestro padre nos recogieron a mí y a Betty de la escuela, nos dejaron que fuéramos por un helado y después nos llevaron al mercado- interrumpió Archie con una risa- y... Encontramos a una niña de casi nuestra edad, y comenzó a empujar a Betty- la mencionada soltó una carcajada- entonces ella hizo lo mismo que la niña hasta tirarla del banco en que estábamos parados. La pequeña empezó a llorar, y Betty sólo disimulo comiendo su helado, mientras que yo estaba muriendo de la risa.

Los tres seguimos charlando, hasta que cayó el crepúsculo, nuestro padre entró a la casa después de un largo día en su trabajo.

-Chicos, lamento decirles que ya son las 7 y mañana tienen escuela- habló desde el umbral de la puerta hacia el jardín.

-Buenas tardes señor Andrews- saludó Betty poniéndose de pie.

-Hola Betty- respondió papá.

-Estábamos pasando tiempo de calidad antes de que las clases empezaran- dijo Archie- además Betty se puede quedar a cenar- añadió.

-Oh, no, no, no- dijo alarmada la rubia recogiendo sus pertenencias- yo tengo que ir a cenar con mi madre, preparo algo especial para antes de la escuela, es como una nueva costumbre- aclaró- así que si me disculpan, me tengo que ir-

Al terminar de levantarse se despidió de Archie, mi padre y de mí, y para eso de las 7:10 los tres ya estábamos dentro de la casa, preparando la cena.

-Podemos hacer un poco de lasaña, hace mucho tiempo que no llevo comida preparada de casa a la escuela- dije, este año quería empezar con algo diferente.

-Me parece buena idea- habló Archie.

-Como digan chicos- dijo nuestro padre.

Aquella noche, mientras comíamos y disfrutábamos de la compañía, hablábamos sobre el futuro que queríamos tomar en nuestra vida.

-A veces no sé que escoger- el pelirrojo estaba mirando a Vegas, tenía expresión preocupada y frustrada.

-¿Por qué dices eso, hijo?- Fred tomó atención al mayor, al igual que yo.

-No sé, aún no tengo la idea de que ya crecí, y que estoy a punto de ser un adulto- podría jurar que Archie tenía los ojos cristalinos, ya que bajó la mirada y sorbió un poco su nariz.

-Bueno, Archie; eso es normal- habló el castaño.

-Tienes razón, papá, pero...- las palabras de mi hermano se quedaron en el aire.

-Sé que después de la escuela todo va a ser muy duro, Arch- intervine-pero a veces la vida nos debe dar lecciones para que aprendamos a ser independientes, y para que eso pase a nuevas generaciones- mi padre asintió ante el comentario.

-Exacto hijo, además- Fred hizo una pausa- el mayor regalo que uno puede tener es la libertad; tener decisión propia y poder arriesgarse- aquello que dijo nuestro padre, era cierto. Si no tienes tu libertad, ¿de qué sirve la vida?

Si me dices que noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora