Capítulo I

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Deshonra, vergüenza y pudor. Es lo que le he traído a mi familia.

<Escucha bien todo lo que te digan>mi madre habla con tono serio mientras conduce<Ya verás que todo este problema pronto se terminará>aprieta las manos en el volante.
Asiento con la cabeza.
Me encuentro sentado en el asiento delantero, tengo los brazos puestos sobre la ventanilla y mi cabeza recargada en ellos. Solamente dejo que el viento despeine un poco mi cabello.
El camino se alarga más de lo esperado pero por fin llegamos a nuestro destino.
Mi madre apresurada es la primera en bajar del auto y con una mirada furiosa me ordena que haga lo mismo.

No estoy seguro de como se llama el lugar donde estamos pero mi madre dice que aquí la gente me ayudará a volver a la normalidad.

Entramos al lugar y no me tomó nada en percibir el aroma a casa vieja, le eché un rápido vistazo a la casona, las paredes eran de un color vino y los muebles eran ya viejos.
<Espera aquí>me ordenó mi madre señalando una silla vieja de madera.
Luego ella se acercó a un escritorio y con voz baja empezó a hablar.
Unos minutos después mi madre se dio la vuelta y vino hacia mi con una enorme sonrisa.
<Volverás siendo alguien diferente>me tomó por los hombros y los apretó ligeramente<Seremos una familia feliz de nuevo>
Pude ver una lagrima salir de sus hermosos ojos.
<Gerard...>la mujer que hablaba con mi madre se acercó y me extendió una mano.
Dudoso miré de nuevo a mi madre, no quería quedarme en este lugar tanto tiempo pero su sonrisa y ese brillo en sus ojos. No me gustaría apagarlos de nuevo.
<Adiós>quité sus manos de mi y tomé la de la señora.
Caminamos un poco por la casona mientras la señora hablaba y me explicaba todas las reglas, horarios y como funcionaban los baños.
En el recorrido pude ver a varios hombres como yo, muchos estaban inexpresivos, otros me miraban y algunos se atrevían a sonreírme pero al hacer eso recibían un regaño por la señora que me acompañaba.
Al terminar me llevó a un pequeño cuarto, el 24.
<Aquí vas a dormir tú, Gerard>encendió la luz, que era un miserable foco.
Era de esperarse que mi habitación fuese igual de tétrico que la casona. Pero sin embargo era cálido.
<Hay ropa en ese baúl>avanzó y abrió las cortinas<En veinte minutos es la cena, es forzoso que vayas ya que pasamos lista>
Mierda esto es como una prision pero para gente como yo.
Finalmente, salió.

Me tomé el tiempo para explorar la habitación, era de color crema y las paredes ya estaban algo quebradas, también pude notar algunos agujeros pequeños en el techo.
La cama era suave pero las almohadas eran duras como piedras.
Había un pequeño clóset donde dentro se encontraban algunas prendas. Junto a este se encontraba el baño, había una regadera, un lavabo con manijas oxidadas y un escusado.
Estaba a punto de orinar pero me tomó por sorpresa El Fuerte sonido de una campana.
Y ahora que lo recuerdo la mujer comentó que cada actividad se daba inicio con el sonido de la campana.
Salí del baño y miré el reloj colgado sobre la cama, las manecillas apuntaban las seis en punto. Hora de la cena.
Asustado me apresuré a quitarme la playera que llevaba puesta y me tiré al piso para poder buscar algo de ropa en el baúl.
Se que es mi primer día pero la mujer menciono un pase de lista y si no estoy pensaran que me encuentro haciendo cosas indebidas y se lo que pasará después.
Ya angustiado por no encontrar una miserable playera empiezo a sacar todo el contenido.
Maldigo entre labios.
Entre mi ataque de pánico y la campana no me doy cuenta de que la puerta está siendo abierta. Solamente noto la presencia de alguien.
Levanto la mirada de golpe cuando mi puerta es cerrada con fuerza lográndome sacar del transe.
Veo a un chico que respira agitado, este no se despega de la puerta y pone un dedo en la boca indicándome que guarde silencio, sus ojos están abiertos como platos pero cuando del otro lado se escucha gente correr, el chico aprieta los ojos y la boca.
Las pisadas disminuyen y el chico retoma la posición original.
Yo solamente le miro desde el suelo con el pecho descubierto.
<No sé quién debería estar más sorprendido>habla con un tono grueso mirándome a mi y la ropa regada por el piso.
No le respondo, solamente sigo buscando algo que ponerme.
El castaño camina hacia delante, pasa en frente de mi y llega hasta el clóset.
<Aquí están las playeras, estás buscando en los pantalones>abre las puertas y busca algo de ropa.
<G-gracias>hablo sin levantar la mirada.
Escucho una pequeña risa del contrario<Entonces no eres mudo como pensé>
Frunzo el ceño y me pongo de pie, camino hacia donde se encuentra y con mi cuerpo lo empujo un poco para buscar entre mi ropa.
<Toma, este se te verá lindo>con una sonrisa me extiende un suéter anaranjado.
Lo miro y pongo mueca de disgusto al notar que mis mejillas se sonrojaron ligeramente.
<No lo quiero>giro mi cara para que no pueda verla.
Él simplemente levanta las cejas, se aleja y pone el suéter sobre la cama.
Y sin decir más sale de la habitación.
Volteo hacia la cama y analizo la prenda y pienso en lo que me dijo.

「 Y E L L O W 」FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora