Me adelanté y él estaba ahí, parado, su rostro mirándome, esbozó una media sonrisa que lo hacia parecer malo y tan guapo al mismo tiempo.
-Eres real.- dije.
-¿Lo dudaste?
-Pensé que todo podría ser un sueño. Me golpeé la cabeza.
-Te dije que ocurriría eso.
-Si, pero no fuiste a verme.-sin querer usé un tono de voz reclamador, me arrepentí enseguida de ello. Hadad reprimió una sonrisa y se acercó.
-Lo sé, tuve que quedarme escondido. Hubo una alerta en el Olimpo y están todos buscándote.
-¿Saben que reencarné? ¿Estoy en peligro?
-No, no debes preocuparte. Con ayuda te tengo protegida, nadie divino podrá verte aquí.- movió mi pelo y una electricidad me recorrió el cuerpo.-Tenias razón, aquí estás segura.
-Bueno, gracias supongo.
Fui al cuarto que comparto con Liz a dejar las pocas cosas que tenía encima. Hadad me siguió con la mirada, pero se quedó en donde estaba. Respiré profundo y volví a él.
Me observaba de una manera extraña, no sonreía.
-¿Qué pasa?
-Estás diferente.
-¿Diferente? ¿Cómo?
-¿Por qué no te sueltas el cabello?
-Porque está hecho un asco.
-¿Por qué no usas vestido? Esos pantalones te hacen ver masculina.
Me reí fuerte. Realmente me causó mucha gracia lo en serio que hablaba.
-¿Tu crees? Yo pienso que estos jeans hacen que mi trasero luzca sexy-me giré para mostrarle.- ¿Ves?
-Eso no queda bien en una dama.-dijo sonrojándose. Me sonaba divertido provocarlo, me acerqué a su rostro sin quitar la sonrisa de mi cara.
-Pero yo no soy una dama, cariño.
-Si no lo eres, muéstrame, ninfa.- provocándome. Yo ya no sonreía.
-¿A qué has venido?- pregunté cambiando el tono de voz por algo más serio. Hadad reprimió una risa.
-A verte.
-Bueno, ya me has visto. Puedes volver al Inframundo.
-Veo que has estudiado, asi me gusta.
Me giré para ignorarlo, pero me tomó del brazo con fuerza girándome a él. Sus ojos grises me miraban duramente, podía sentir el fuego en su interior. Respiré agitadamente.
-No vuelvas a darme la espalda.- siseó.
-¿O qué?-lo desafié. Apretó mi brazo más fuerte, imponiendo su autoridad. Por más que me doliera no iba a doblegarme ante él. Ni ante nadie.
Hadad sonrió con picardía. Y me soltó.
-No me provoques si no te gusta que te provoquen, Dafne.
-Muy bien, solo quería mostrarte que en este mundo, las mujeres usan jeans. Y que quedan bien.
Se acercó a mi oido y suavemente, susurró:
-Yo te preferiría sin ropa.
-Sabes que soy virgen ¿verdad?- no sé ni porqué dije eso, mis mejillas se ruborizaron.
-Claro que lo sé. Te he seguido desde que has nacido, ¿piensas que dejaría que cualquier idiota tome tu virginidad? Yo seré el primero en poseerte, que te quede claro eso.
ESTÁS LEYENDO
Metamorfosis
FantasyUn extraño viene a buscar a Dafne para llevársela lejos, matando y torturando a las personas que ella ama, le dice que su vida es una completa mentira. ¿Tú le creerías? ¿Te irías con él? ¿Es una pesadilla o se está volviendo loca? ¿Qué harías en su...