¿Qué pasó ayer? [BakuSquad]

IV

El trío de amigos se encontraba fuera del hotel, esperando a que trajeran su auto. Bakugō dio un sorbo a su café, Kirishima miraba asombrado su diente y Kaminari arrullaba al bebé en sus brazos. El pelirrojo elevó la mirada y miró cómo unos hombres trataban de bajar un colchón enterrado en una de las estatuas decorativas del hotel.

– ¿Es el colchón de Sero? —Eijirō elevó una ceja.— Disculpe. —Se dirigió a uno de los trabajadores del hotel.— ¿Sabe lo que ocurrió?

– Si, un imbécil tiró su colchón por lo ventana. Hay idiotas que no pueden con las Vegas. —Fue lo que le respondió.—

– Claro que si. . . —Kirishima carraspeó con incomodidad y Katsuki gruñó con molestia.—

De repente, una patrulla se estacionó frente a ellos y salió uno de los empleados del hotel.

– Aquí está su auto, oficiales. —Les sonrió al trío.—

– ¿Qué. . .? —Kaminari miró el auto confundido.—

– Suban y no pregunten. —Dijo Bakugō antes de subirse en el asiento del conductor.—

– Bueno. . . Debemos de buscar a Sero. —El pelirrojo aclaró su garganta y subió en el asiento del copiloto, por lo que Denki subió en la parte trasera.—

Bakugō arrancó el auto y manejó hacia el hospital de donde pertenecía el brazalete que tenía Kaminari en su muñeca.

– De verdad no puedo creer que hayamos robado una patrulla. . . ¿O de dónde rayos la conseguimos? —Inquirió Kirishima.—

– No lo sé, carajo. —Exclamó Katsuki, frustrado por el tráfico que había.— ¡Avancen, imbéciles! —Gritó con rabia, tocando la bocina del auto una y otra vez.—

– Y es por eso que no te dejamos conducir. —Se burló Kaminari, haciéndole cosquillas al bebé.—

– Te juro que te voy a arrojar junto a esa bola de grasa. —Katsuki suspiró y movió la palanca de velocidades.— Es todo, no voy a esperar más tiempo. —Giró el volante y subió a la acerca, comenzando a manejar lentamente sobre ésta y prendió las sirenas para que la gente se hiciera a un lado.—

– Bakugō, bro. . . ¡Bro! ¿¡Qué haces!? —Kirishima miró espantado lo que estaba haciendo.— ¡No vayas a atrropellar a nadie!

– Confía en mi, cabello de mierda. —Respondió sin apartar su mirada de su camino, sin perder la concentración.— Debí de ser policía.

Después de rebasar todo el tráfico, finalmente bajó de la acerca y siguió conduciendo hacia el hospital.

(. . .)

– Ya se los dije, tenías una pequeña contusión y pocos golpes en la costilla, nada grave. —Dijo el doctor del hospital, quien era rodeado por los tres amigos.—

– No, no. —Kirishima suspiró.— Mire. . . —Leyó el nombre del doctor en su credencial.— Doctor Shotā Aizawa, queríamos saber si nuestro amigo estaba aquí con nosotros el día de ayer.

– ¿Uno de cabello negro y sonrisa rara? —Preguntó a lo que Eijirō asintió rápidamente.— Si, los cuatro estaban aquí, pero en definitiva estaban sin bebé. —Señaló a la pequeña criatura.— Ahora, si me disculpan, de verdad debo irme, tengo una cirugía. —El adulto les pasó de largo pero Bakugō le sostuvo por el hombro.—

– Podemos solucionarlo. —El rubio le extendió un billete. Lo estaba sobornando y para su buena suerte aceptó.—

– ¡Bien hecho Bakugō! —Le felicitó Kaminari.—