•Eres mía

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-una última vez-

Dos días de descanso no fueron suficientes para mi, necesito más descanso, pero por ahora es lo único que puedo tener.

Tal ves ese día nunca hubiera ido a trabajar, ojalá nunca hubiera despertado ese día. Pero tal parece que la vida no está hecha de milagros, ni de deseos.

Al llegar al trabajo me encuentro con Joge, el día de hoy creo que no amenecio muy feliz, se ve serio y enojado.

Voy caminando hacia su oficina, para según él decirme algo importante, sólo espero no me arruine mi día. Desde que llegamos no ha dicho ninguna palabra, pero se que esta enojado, ya que noto su mandíbula tensa, y las manos en puños, suspira y al final; después de varios minutos en silencio.

-¿Saliste con mi sobrino?. -eso me deja aturdida, como sabe él que salí con su sobrino, no creo que Zamara le halla dicho algo, ella ni siquiera vive por donde anduvimos, ¿o si?, sea lo que sea, a él porque le tiene que importar.

-Si, ¿por qué?. -me sobresalto al escuchar el fuerte sonido del golpe en la madera con su mano.

-¡Eres mía Aide! ¡De nadie más, sólo mía! -Esto me asusta, nunca lo había visto así, su rostro es rojo por el enojo, sus ojos están más grandes y se volvieron más negros de lo normal, su mirada es oscura y de odio puro.

-Yo... Mejor me voy. -Intento levantarme de mi asiento pero me detiene y a la fuerza me vuelve a sentar.

-No irás a ningún lado, no hasta que me digas que no volverás a ver a mi sobrino.

-No, no puedo hacer eso.

-Eres mía Aide, te mostraré.

Que me va a demostrar.

Se levanta de su asiento y va hacia la puerta y le pone seguro.

¿Por qué le pone seguro?.

Siento un mal presentimiento sobre esto, esto ya no me está gustando nada, se acerca a mi y me levanta y sin previo aviso empieza a besarme, intento alejarlo, pero me sostiene fuerte, y no me deja, sin aliento, se aleja de mí.

-¡No me vuelva a tocar!. -Hago el intento de salir pero me sostiene fuerte de mi muñeca que me tira al escritorio y se posa en cima de mí, me quita la blusa rompiéndola, yo intentando apartarlo de mi, intento golpearle, pero nada sirve, ni siquiera le duele, después de un tiempo, busco con la mirada algo para que pueda ayudarme, a lo lejos veo un marco de fotos, estiro la mano para agarrarlo, tal vez no sea pesado y fuerte pero puede ayudarme un poco, sin ningún toque de piedad, le doy con el marco en la cabeza, él se aleja y aprovechó eso y lo empujo, busco mi blusa y me tapó, pero antes de quitarle el seguro a la puerta, me sostiene de la muñeca y me tira al suelo.

Siento un fuerte golpe en mi espalda; se ha quitado en cinturón y me ha pegado con el, luego siento otro en mis piernas, luego otro por mis costillas sólo que ese fue con su pie, me golpea una y otra vez, hasta dejarme sin fuerzas.

-Por favor, ya dejame ir. -No dice nada, veo que va al escritorio, cuando vuelve trae en mano el marcó con el que yo le di, se acuclilla enfrente de mi, y sin poder hacer nada, siento como me da en la cabeza, una y otra vez, hasta hacerme sangrar.

-¡Ayuda! ¡Ayuda!.

-Nadie te oirá, les dije a todos que vinieran más tarde.

-¡Sueltame!. -Me sigue dando con el marco, pero es aleatorio, porque también me da con el puño de su mano. Pataleó e intento darle con mis manos pero nada funciona.

Una ultima vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora