• Insoportable

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—una última vez—

Han pasado dos meses, desde que Jorge me amenazó, que Sean no me hablá, y con este último, estoy tan confundida, le escribo y a veces no me responde y me contestas cortante, o así lo siento. No se que pensar, me he vuelto loca de buscar indicios del porque de su actitud, pero no encuentro nada. Lo único que se, es que se está siendo insoportable este sentimiento de angustia por él.

Camino para buscar los arreglos del día de Navidad, no puedo creer que  sólo falte un mes para las festividades navideñas, el tiempo lo he sentido muy rápido. Llevo algunas luces para colocar en casa.

(...)

Cuando llegó al lugar de mi trabajo, me encuentro con una pequeña hoja doblada a la mitad, la tomo entre mis manos y la desdobló, al ver que contiene la hoja, la cabeza empieza a darme vuelta, unas náuseas insoportables y conteniendo los vómitos que de pronto me dan, sin previo aviso lágrimas mojan mis pómulos, sin poder hacer nada para pararlas, lloro un mar, escucho una risita detrás de mí, al voltear me, veo a Zamara y Maia.

-Vez Maia, vez lo que te decía, Aide es una zorra, y ahora todos lo sabrán.

-¿Qu-que hicieron?.

-Todos en la empresa sabrán que eres una zorra.

-Enviamos miles de fotos a cada piso del edificio, ahora, haber si aprendes Aide.

-¿Por... Por qué lo... Lo hacen?

-Porque eres una mentirosa, creí en ti, crei en tus palabras, cuando me decías que Jorge quería propasarse contigo, que siempre te insinuaba cosas, te crei, pero al ver esto, ver que eres tú la que eras la zorra, y no él, me siento utilizada, decepcionada, mira lo que eres Aide, una ramera. —Sus palabras son apuñaladas a mi corazón, destruyendo el muro que había construido por estos dos mese
—la imagen se muestra, yo estando en la oficina de Jorge, recostada en el escritorio semi desnuda, se muestra, se puede interpretar como Jorge intenta darme mi blusa, que tiene la cabeza viendo a otra parte, se ve que soy yo, la que se ofrece a él —enojada y con las lágrimas caendo en mis pómulos, sin piedad, sin vergüenza; me dirijo a la oficina de Jorge, Zamara y Maia me siguen, entró sin pedir permiso, cierro la puerta a mis espaldas, Jorge alza su vista al verme entrar.

-¿Como dejas que hagan esto?.

-¿Que? ¿Hablas de tus fotos?.

-¿Mías? También sales tú en esas fotos.

-Pero aquí la que quedó como la...¿como decirlo? Zorra, fuiste tú, no yo, cariño.

-¿ Que quieres Jorge? ¿Qué buscas con todo esto?

-Ser mi esposa. —Esas tres palabras me quitan el aliento, parpadeó varias veces sin poder creer, lo que acaba de  escuchar, niego con la cabeza repetidas veces.

-¿Que?. —Digo al fin, él se levanta de la silla y con pasos firmes se acerca a mi, yo retrocedo dos pasos atrás, quedando encerrara entre la pared y él.

-Si eres mi esposa, tendrás mucho poder Aide, tengo dinero que ni te imaginas, podrás seguir estudiando, sacar a tu familia de la miseria de donde viven, serás toda una señorita con poder; a mi lado. —Escuchar sus palabras me provocan arcadas, náuseas. No puedo aceptar eso, no eso.

Una ultima vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora